jueves, febrero 15, 2007

Desafíos para la derecha republicana

Huxley, Orwell ... y Kirchner

La dificultad de la necesaria vigencia en el terreno político del ideario originado en la cultura judeo-cristiana y griego-romana no es una novedad. De hecho, el espacio para la aplicación de estas ideas se ha ido reduciendo cada vez más, aunque concuerden con las exigencias de la propia naturaleza humana. Por razones de simplificación, llamaremos “derecha” al espacio mencionado, e “izquierda” al espacio originado en la cultura platónico-hegeliano-marxista.

El espacio de las ideas es la mente

Parte del problema reside en el diferente reconocimiento social que tienen izquierdas y derechas, y el consecuente complejo de identidad de las segundas. Otra parte es lisa y llanamente la falta de identidad del “político-promedio” o la abdicación de su identidad en un mundo mediático gobernado por ideas no expresadas, por imágenes e impulsos.

El izquierdista no tiene ningún empacho en proclamarse llanamente de izquierda o progresista, aunque ambos términos incluyan tanto al trotskista revolucionario como al socialista liberal, porque es socialmente y mediaticamente aceptable proclamarse progresista o de izquierda.

El derechista “democrático” en cambio -cuando se anima a reconocerse como tal- siente la necesidad de aclarar que es de “centro-derecha” para intentar ahuyentar los malos espíritus y que no lo juzguen a priori como “facho”. Y por cierto que no logra exorcizar los demonios. Uno de los logros de la izquierda es que “izquierdista” no evoca espontáneamente a Lenin, Stalin, Fidel Castro o a Pol Pot como “derechista” evoca implícitamente a Hitler, aunque “... nadie ignora sin embargo después de Hannah Arendt, que las estructuras mentales del totalitarismo marxista o nazi son exactamente las mismas” (**).

Al derechista se le toma examen. Se sospecha de el. Se lo tolera siempre y cuando no afirme públicamente sus convicciones. Tiene que demostrarlo todo. Y aunque lo haya demostrado, no se le cree. El izquierdista no tiene que justificar nada. Aunque tenga las manos manchadas de sangre inocente será considerado un utópico, cuando no un defensor de la libertad, por definición.

Luego de quinientos años de predica disolvente, nadie osaría llamar al “siglo de las luces” “siglo de las sombras”, o al triunfo “de la diosa razón” “triunfo de los demonios de la sinrazón”. El mal está hecho y el desafío es monumental. Ortega decía que el hombre está hecho para los problemas y para vencer las dificultades; que el día que no las hubiera, no habría motivación.

Al toro ...

Lo cierto es que a partir de las ideas que dieron origen a la revolución francesa, se fue generando una cultura que a conseguido dar legitimidad social aglutinante a los que siguen creyendo en el autoritarismo de la utopía materialista e ilegitimidad social dispersante a quienes defienden la verdadera libertad del hombre. El siglo XX fue la culminación wagneriana de esa cultura, y el siglo XXI todavía no ha mostrado una salida clara y limpia ni de la segunda guerra mundial, ni del comunismo ruso y chino hacia sistemas de libertad política plena.

Decía Soljenitsyne antes que cayera la cortina de hierro que aunque el comunismo terminara, el materialismo occidental seguiría produciendo una sociedad decadente. En parte vivimos una “felicidad” sustentada en una expansión económica que parece sin límites y que durará lo que dure el “mercado de colocación de activos soberanos” como se denomina actualmente al mercado de deuda de los países, y el precario y pacífico equilibrio en la satisfacción de las necesidades energéticas de los consumidores globales.

Un mundo feliz

¿Cómo se fueron induciendo los cambios culturales, por los que hoy quién quiere proclamar sus convicciones tiene la impresión de ser un animal acorralado?

Huxley analiza en “Un mundo feliz” la sociedad norteamericana de los años 30 -EEUU y Europa occidental vivían la burbuja pre-guerra 1939-45- y describe una sociedad dictatorial en la que lográndose una alegría ilusoria y artificial a partir de una droga, se podía soportar la ausencia de libertad, sin necesidad de manipulación del lenguaje ni de lavados de cerebro. En esa sociedad, el equilibrio se lograba a través de un sistema económico creado artificialmente.

En su mundo, una utopía científica, el precio a pagar por la felicidad es la eliminación de algunos pilares de la cultura tradicional: maternidad, hogar, familia, libertad y el amor al prójimo (y a la familia). La sociedad, gobernada por una dictadura protectora al servicio de una oligarquía, adopta el conformismo amoral y hedonista con una utopía, descripta como una felicidad falsa. El estado determina todos los aspectos de la vida individual, en función de los intereses de la sociedad. La verdadera lealtad, es con el estado, cuyo aparato maneja todo a través de mecanismos de control y manipulación. El mundo “civilizado” es el mundo de la producción y del consumo. Los mecanismos de control social y manipulación en “Un mundo feliz” consisten en el uso de las “alegrías artificiales” provocadas por las drogas y los medicamentos. Con ello basta para controlar al individuo y convertirlo en sujeto de manipulación.

Pero la mejor descripción de la manipulación del lenguaje y el lavado de cerebro son descriptos con mayor lucidez aún treinta años mas tarde de “Un mundo feliz”, en 1958. Transcurrido Hitler, y conocidas las consecuencias del marxismo comunista, describe Huxley con claridad en una nueva obra el trasfondo y el mecanismo de manipulación ideológica con el que siguen manejando a las masas con la utilización demagógica de la comunicación y la propaganda los dictadores, aprendices e imitadores.

Afirma Huxley en “Nueva visita a un Mundo Feliz”: que "En relación con la propaganda, los antiguos abogados de la instrucción universal y la prensa libre preveían únicamente dos posibilidades: la propaganda podía ser cierta o podía ser falsa. No previeron lo que en realidad ha sucedido, sobre todo en nuestras democracias capitalistas occidentales: el desarrollo de una vasta industria de comunicaciones en masa, interesada principalmente, no en lo cierto ni en lo falso, sino en lo irreal, en lo más o menos totalmente fuera de lugar. En pocas palabras, no tuvieron en cuenta el casi infinito apetito de distracciones que tiene el hombre." .... "La finalidad de Hitler era en primer lugar mover a las masas y, luego, una vez apartadas las masas de sus fidelidades y su moral tradicionales, imponerles (con el hipnotizado consentimiento de la mayoría) un nuevo orden autoritario de propia creación personal. "

La lección para el dictador es clara: "el propagandista demagógico debe ser consecuentemente dogmático. Todas sus declaraciones deben hacerse sin calificación alguna. No hay grises en su cuadro del mundo: todo es diabólicamente negro o celestialmente blanco. Como dijo Hitler, el propagandista debe adoptar 'una actitud sistemáticamente unilateral frente a cualquier problema que aborde'. Nunca debe admitir que tal vez esté equivocado o que las personas con una opinión distinta tal vez tengan parcialmente razón. No se debe discutir con los adversarios: hay que atacarlos, callarlos a gritos o, si molestan demasiado, liquidarlos. El intelectual moralmente remilgado, tal vez se escandalice de una cosa así. Pero las masas siempre están convencidas de que 'el derecho está de parte del agresor activo'."

1984

Los mecanismos descriptos por Huxley fueron y son ampliamente utilizados por las dictaduras tanto de tinte marxista como nacionalista. El propósito fue y es la manipulación y el control. La “ingeniería social” relatada en “Un mondo feliz” adquiere mayor refinamiento con los mecanismos de los que trata George Orwell en “1984”, que posibilitan trabajar sobre la percepción que tiene la gente de la realidad, dándole un contenido arbitrario e irracional.

El protagonista de Orwell, Winston trabaja en el Ministerio de la Verdad, que depende del Gobernante Partido Interior en cuya cima está el Gran Hermano. El objetivo del organismo consiste en falsear la realidad y manipular la opinión pública. Y aquí aparece la función de los medios de comunicación como instrumentos de dominación: Winston debe trabajar la prensa haciendo que los contenidos molestos se adapten a la verdad oficial, o desaparezcan. Y como lo que no se sabe no existe para la mente, las noticias incómodas para el poder pasan a ser no-noticias y así los hechos reales se transforman en inexistentes.

Si “el lenguaje determina la estructura del pensamiento humano” hay que crear un lenguaje en el que los significados serán los que el partido gobernante decida. Este lenguaje será utilizado por el Partido para modelar las mentes de los súbditos del Gran Hermano. Así el “pensar”se transformará en “doblepensar”. Así lo blanco puede ser negro y lo negro blanco. El buen ciudadano será el buen doblepensador , que podrá pensar sin violentarse que lo blanco es negro y que lo negro es blanco, y sostenerlo. El clásico principio de lógica aristotélica de no contradicción, por el cual una cosa no puede ser ella y su contrario simultáneamente vuela en pedazos.

Lo que no se nombra, no existe más. Al desaparecer el uso de muchas palabras, desaparece el concepto que está atrás de la cabeza de la gente. Al dejar de existir el concepto de libertad, uno de los eslóganes del partido será “la libertad es la esclavitud”. El ministerio de la abundancia será el de la escasez y el de la paz será el de la guerra , el del amor será el de la coacción y el de la verdad será el de la mentira.

Las personas también pueden dejar de existir de un modo semejante. Quien deja de ser nombrado, no existe más. El que es “ninguneado” por el poder deja de existir. El que cae en desgracia y desaparece de los medios, desaparece de las mentes.

Una sociedad semejante debe ser cerrada, inmune a la influencia externa. El factor de cohesión, suprimido el amor, será el odio al extraño, al contrario, al que se vende al extranjero y al extranjero mismo. Todos los días habrán dos minutos de odio contra Emmanuel Goldstein, el enemigo de Oceanía, del Partido y del Gran Hermano. En un orden general la guerra tendrá varios enemigos claramente definidos: el enemigo físico e ideológico, el que piensa distinto de lo querido por el partido, la verdad (reemplazada por los contenidos del caso), y las costumbres.

Por el contrario, todo lo bueno es obra del Gran Hermano, a quien hay que agradecer continuamente el bienestar conseguido. Y la forma de sumisión social es el acatamiento obligatorio de los tres eslóganes del partido: La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza.

La resultante será un individuo incapaz de pensar por sí mismo. La opinión pública no existe, y es reemplazada por la opinión publicada. Y el estado no tiene que convencer a nadie. Solo tiene que publicar ... Y el pasado, si no es conveniente, también se modifica. Si las cifras no son favorables, se cambian, si los hechos no han sido convenientes, se borran de la memoria. Como dice Huxley, “el que controla el pasado, controla el futuro”

Kirchnerlandia

Como también dijo Huxley que “los medios empleados determinan la naturaleza de los fines obtenidos”, me he dedicado con cierto detalle a sus escritos y a Orwell, porque en estos días he recibido una nota de “Síntesis Digital” (***) con un análisis del uso de los medios en nuestro país que me remitió en el acto a “Un mundo feliz” (dictadura del materialismo hedonista) y a “1984” (dictadura ideológica).

En la mencionada nota se describe una nueva forma de censura, por la cual se pasa de la información a la desinformación con un método similar al de Orwell: inundando “las informaciones esenciales con un diluvio de noticias insignificantes difundidas por una multitud de medios con contenidos similares. Esto permite a la nueva censura de tener todas las apariencias de la pluralidad y de la democracia. Esta estrategia del entretenimiento y distracción se aplica en primer lugar a los noticieros televisados, principal fuente de información publica.”

Así se pasa de informar a desinformar: “Los noticieros televisados no contienen casi información. Se siguen llamando "Noticieros" lo que debería en realidad llamarse "magazines o revistas". Un noticiero contiene de promedio máximo 2 a 3 minutos de información. El resto esta constituido de reportajes anecdóticos, de hechos diversos, de micro-sondeos en la calle y de reality-shows sobre la vida cotidiana.”

Y también se puede censurar sin necesidad de censores: “Toda la estrategia de la censura kirchnerista reside en el envío o no envío de órdenes de publicidad de cuantiosas cifras con recursos del Estado. Los acontecimientos importantes son tratados bajo el ángulo de "revista". Así, un hecho político trascendente dará lugar a una entrevista sin preguntas que molesten al funcionario de turno, a imágenes de autos oficiales y los saludos delante de un edificio, pero ninguna información, ningún análisis a propósito de los temas discutidos.
Asimismo, un hecho policial será tratado por micro-sondeos en la calle sobre los lugares del drama, con las impresiones y testimonios de los transeúntes, o la entrevista a un policía.
A estas insignificancias se añade el deporte, los hechos diversos, los reportajes pintorescos, sin olvidar las publicidades disfrazadas por productos culturales haciendo el objeto de una campaña (espectáculos, películas, libros, discos...).”

Además, la forma de presentación de la información, se realiza de un modo desestructurado, para que la gente pierda capacidad de retenerla en su memoria: “... la memorización de la información por parte del cerebro se hace de mejor forma en función a la forma estructurada y jerarquizada en que es presentada la información. La estructuración y la jerarquización de la información son también principios de base enseñados a todos los estudiantes de periodismo. Sin embargo, los noticieros televisados hacen exactamente todo lo contrario, encadenando en el desorden temas heteróclitos y de importancia desigual (un hecho diverso, un poco de política, deportes, un tema social, un otro hecho diverso, luego de nuevo política, etc.), como si el objetivo buscado fuera obtener la peor memorización posible de las informaciones para el público. Una población amnésica es de hecho más fácil para manipular...”

Finalmente “Síntesis Digital” plantea como caso práctico el contenido de un noticiero de televisión orientado a “desinformar ... informando” mediante el bombardeo en un orden “desestructurante” de quince noticias de diferentes temas, jerarquía, e importancia.

Completa Huxley en “Nueva visita a un Mundo Feliz” la técnica utilizada: “en su propaganda, los dictadores de hoy confían principalmente en la repetición, la supresión y la racionalización: la repetición de las consignas que desean que sean aceptadas como verdades, la supresión de hechos que desean que sean ignorados y el fomento y la racionalización de las pasiones que puedan ser utilizadas en interés del Partido o del Estado.”

¿Qué hacer?

En un contexto como el que nos rodea, de “desestructuración mental” de la sociedad la única solución posible parece ser volver a las bases y reencontrarse con la identidad “judeo-cristiana y griego-romana” que constituyó el fundamento de la civilización occidental, dejando de lado todo relativismo.

Pero la acción política tiene tiempos más cortos que los cambios de mentalidad.

En Francia, desde el pensamiento planteaba René Remond tres derechas: la conservadora, la bonapartista y la orleanista. La primera correspondería hoy en Francia al pensamiento legitimista, la segunda abarcaría Gaullistas y Lepenistas, y la tercera a liberales y centristas. Como puede verse, los tres grupos abarcan una variedad de interpretaciones de la realidad pero siempre dentro de un marco de referencia.

En nuestros días, la agencia IFOP (***) realizó un estudio en el que clasificó y cuantificó a la derecha francesa. Los cuatro grupos obtenidos, cuya segmentación está determinada por afinidades, valores y comportamiento más que por nivel socioeconómico, fueron:

1) Derecha “social humanista”, con un pensamiento filosófico y económico liberal no absolutista (32%)
2) Derecha “moderna y moderada”, con un pensamiento liberal en lo económico y conservador en las costumbres, familia, moral etc. (16%)
3) Derecha “liberal autoritaria”, con un pensamiento filosófico y económico liberal racional sin concesiones con fuerte orientación a la seguridad (29%) , y
4) Derecha “populista”, de clases media y baja, con un pensamiento orientado a la seguridad interna y con un barniz estatista y algo xenófobo respecto de la mano de obra extranjera (23%)

Los principales valores que parecen unir este heterogéneo “conjunto de conjuntos” que constituye la derecha francesa son: la seguridad; la defensa, preservación y desarrollo del patrimonio individual y familiar; un entorno económico favorable a la creación de riqueza y a la creación de puestos de trabajo genuinos; la valorización del trabajo como un valor; y la construcción sobre lo existente mas que la destrucción para empezar de nuevo.

El combate es un combate global. Y la amenaza es el camino de servidumbre y al final, el totalitarismo del estado.

Los que pretenden ese tipo de régimen tienen -a su modo- claras las cosas. Dice Huxley que “los regímenes totalitarios justifican su existencia mediante una filosofía de monismo político, según el cual el Estado es Dios en la tierra, la unificación bajo la planta del divino Estado es la salvación, y todos los medios tendientes a tal unificación, por más perversos que intrínsecamente sean, son justos y pueden emplearse sin escrúpulos.” (La Filosofía Perenne, Eso eres tu).

En nuestro país, a la merced de una hegemonía creciente, hay valores básicos que defender. La libertad quizás sea el que pueda aglutinar a la oposición, como lo hiciera varias veces en nuestra historia. Como escribía en Diciembre pasado el gaullista Denis Tillinac, preocupado por la pesada herencia de mayo de 1968 que también pesa sobre nuestra sociedad: “rechacemos lo que se espera como resultado de la “deconstrucción” antes que la barbarie reine en nuestros espíritus. La barbarie amenaza nuestros suburbios y reina ya en las pantallas de nuestros televisores, en los paneles publicitarios...” (**).

Es tiempo de construir.


(*) El autor es miembro del Consejo Consultivo de Atlas 1853 – plopezherrera@gmail.com
(**) Denis Tillinac, Valeurs Actuelles, 1-12-2006
(***)
http://sintesis.powersite.com.ar/home.php - Síntesis Informativa del 13 de febrero de 2007
(****) Arnaud Folch, Valeurs Actuelles, 1-12-2006