jueves, noviembre 30, 2006

Gualeguaychú: ¿se viene la “gran Galtieri”?

Gualeguaychú: ¿se viene la “gran Galtieri”?


Gobernar es elegir


El verdadero valor de los cobardes se verifica por el tamaño del adversario que eligen. La posición del gobierno argentino con el gobierno uruguayo es dinámica, polifacética, y evoluciona de acuerdo a los intereses del momento. Los intereses del gobierno, en rara oportunidad coinciden con los del país. En este caso tampoco.

Cuando a Kirchner le interesaba que llegara un movimiento ideológico afín al gobierno del Uruguay, promocionó al Frente Amplio sin ninguna vergüenza, en una intromisión moralmente inadmisible para las reglas de la diplomacia civilizada. Y pronto el idilio progresista mostró el valor de los idilios para los progresistas.

Las causas que originaron el conflicto seguro han sido muchas, aunque todavía no se han develado en su totalidad. A esta altura parecería que el Uruguay no tomó todos los recaudos posibles e imaginables, y que realizó una pasada “light” por el CARV. Lo que no significa que las plantas vayan a ser una fuente de contaminación insoportable e inaceptable. Parece cierto el resentimiento argentino por la elección del Uruguay por parte de las empresas papeleras, comisionistas locales demasiado golosos también habrían quedado dolidos, el tamaño mismo de los emprendimientos los destina a recibir materia prima que nuestro país verá pasar por el famoso puente con destino a las pasteras donde se agregará valor y puestos de trabajo (¿será esta la causa mas importante?) , la “polución visual” ocasionada a quienes cruzan el puente rumo al Uruguay, seguramente ha dolido a propietarios y veraneantes mesopotámicos, y finalmente el activismo de quienes encontraron en todo el asunto una ocasión pintada para explotar el nacionalismo y la xenofobia con fines políticos.

Por cierto que las plantas no dejarán al paisaje como estaba, aunque la ciudad de Gualeguaychú está a más de treinta kilómetros y el recientemente descubierto balneario Ñandubaysal está situado a diez kilómetros de la planta en la orilla entrerriana. A efectos de comparar, habría que pensar en los efectos para nuestra cuidad de Buenos Aires de fábricas instaladas en el Tigre. Mucha distancia para tanto revuelo ...

Los antológicos revolcones que ha recibido nuestro gobierno en La Haya y en el Banco Mundial, a los que hemos concurrido por nuestra propia iniciativa solo se comprenden como frutos del voluntarismo caprichoso y de la soberbia de adolescentes de quienes nos gobiernan. La frutilla del postre sería un fallo definitivo en contra en La Haya , o que el mismo tribunal le de la razón al Uruguay y nos obligue o sugiera dejar el paso a la libre circulación de personas y mercaderías por Fray Bentos.

Todo lo expuesto no debería llamar la atención en nuestra Argentina decadente, descripta con lucidez en “Cambalache”, y protegida por Dios mucho mas allá de nuestros merecimientos.

Pero la radicalidad del planteo argentino sigue sorprendiendo, y debería de ser causa de serias y profundas investigaciones el aval explícito e implícito del gobierno a las medidas de fuerza desde su inicio.

Quienquiera haya visto la planta que se construye en Fray Bentos, se dará cuenta que es imposible detener la obra. Tampoco se le ocultó a nadie desde el inicio del problema que el reclamo de las células locales que fogonearon el conflicto incluía el traslado de las pasteras a otro lugar, lo que nos retrotrae a los revolucionarios y “marcusianos” sesenta: “pedir siempre lo imposible” ...

La espontaneidad del reclamo es una burda mentira. El trabajo de agitación y propaganda realizado en el lugar ha sido de alta “profesionalidad” y los resultados obtenidos acordes a la misma. Se intentó generar una idea fuerza capaz de construir un impulso social de importancia. Para despertar la sensibilidad fue necesaria una argumentación simple y contundente, que incluyera a todos obligadamente en el mismo campo, de modo que nadie del lugar pudiera sentirse excluido ni oponerse.

Todo el argumento de la campaña con el que se martilló los cerebros de la población local obedece al siguiente e “impecable”razonamiento: “Si para vos es importante el aire que respiras, el agua que tomas, el alimento para tus hijos y el tuyo mismo, entonces estás con nosotros. Si a la vida, NO a las papeleras.” Sobreentendido: las papeleras significan la muerte para vos y tus hijos. Luchar contra las papeleras es luchar por tu supervivencia.

Con esta idea fuerza se organizaron personas y grupos de distinta índole y se armó la movilización bajo la forma inicial de resistencia pacífica. Se inundó Gualeguaychú con afiches, pancartas y calcomanías para vidrieras de negocios y parabrisas de autos, de diversos tamaños que muestran el grado de adhesión a la idea y que la mantienen vigente. Se realizaron todo tipo de movilizaciones, acción directa y piquetes cuya finalidad estaba definida desde el inicio: NO a las papeleras. Luego de este trabajo de adoctrinamiento, cualquier alternativa que ponga un objetivo de negociación menor será sentida como una derrota.

Y para agregar un toque de causa santa, una imagen de Nuestro Señor Jesucristo preside el lugar de la ruta donde se agrupan los revoltosos. ¿Dónde están los obispos locales llamando a la pacificación? Les preocupa la pobreza y está bien. Les preocupan los excluidos, y está bien. Les preocupa ahora la calidad institucional en algunas provincias, y está bien. Pero la pacificación de los espíritus debería ser prioridad de las autoridades eclesiásticas. Deberían estar guiando las ovejas para evitar descarríos.

En estos días, y agotadas las vías legales del derecho internacional en perjuicio de la posición extrema argentina, solo quedará aceptarla con resignación y hombría de bien, y limitarse a verificar la calidad de las aguas del río Uruguay, que seguramente serán satisfactorias. Lamentablemente para nosotros, no tenemos lecciones que dar en materia de lucha contra la contaminación del río. Quién recorra en estos días la rambla montevideana, verá a la población local bañarse sin temor desde una punta a la otra de la ciudad, imagen imposible de registrar en nuestras costas.

No estando la razón de nuestra parte, y mordiendo nuestras autoridades el polvo de la derrota legal, a la postura extrema solo quedaría el recurso de la fuerza. Los agitadores locales solo deberían provocar el “casus belli”. Lo mismo se hizo en el caso Malvinas con la provocadora ocupación de una planta ballenera que fue pronto reprimida por los ingleses. Si se produjeran agresiones a viajeros uruguayos, agitación en Fray Bentos, ataques directos a la planta, corte del río Uruguay (¡hay quienes evocan la batalla de la vuelta de Obligado!), o cualquier desatino, al gobierno solo le quedaría el “deber” de defender vidas e intereses locales. Y estaríamos de lleno en “la gran Galtieri”...

Si como ciudadano inquieto me planteo estas reflexiones, lo hago por varias razones. La primera es que este gobierno y este presidente en particular aplica sistemáticamente el conflicto como método para lograr sus fines. La segunda es que habiéndose planteado el tema de las papeleras con el tiempo suficiente como para buscar soluciones razonables, veo a Kirchner más inclinado a apretar el acelerador que el freno frente a la curva cerrada que se aproxima. Al calificar Kirchner de intransigente al presidente del Uruguay y su lenguaraz Fernández de incapaz lo que están haciendo es caldear los ánimos, más que apaciguarlos. La tercera es que veo a nuestros políticos más ocupados en sus mezquinas cuestiones de candidaturas que en los verdaderos intereses de la patria. La paz es uno de los principales bienes a preservar. Las consecuencias de no hacerlo, y de los desvaríos de los extremistas las pagaríamos todos, uruguayos y argentinos. Ninguno de los dos pueblos merece ser objeto de experimentos de patoteros de barrio.

Lamentablemente muchas de las cosas que se decía no iban a pasar en nuestro país, pasaron. El rosariazo, el cordobazo, la guerrilla ocupando territorios, matando militares por el solo hecho de serlo y atacando a las fuerzas armadas durante gobiernos civiles y militares, peajes revolucionarios en las rutas, varias quiebras del estado, y particularmente importante para recordar ahora, la invasión de las Malvinas, que por mas argentinas que sean, estaban y están ocupadas por el país que resistió a Hitler y estaba cantado que nos iba a dar una paliza, eso sí en honrosa lucha y con mucha entrega, dignidad y arrojo por parte de nuestros soldados. Nuestro país es un país que votó a Perón y que lo echó, que apoyó y aprobó la acción de los gobiernos militares mirando para otro lado por la forma de lucha y que después fue incapaz de apoyarlos en la persecución desatada, que votó a Cámpora con todo el zurdaje que venía con el, que votó a Alfonsín y se alegró que se fuera porque no sabia no podía o no quería gobernar, que votó a Menem dos veces, que festeja defaults...


“Esto no va a pasar en nuestro país...” es solo una frase de quienes quieren a distraer la atención acerca de lo que realmente está pasando o por pasar, o de quienes viven con la cabeza debajo de la tierra como el avestruz. Antes de cada devaluación o crisis económica se repiten frases con ese sentido: “el que apuesta a la devaluación pierde” ... “el que depositó dólares, cobrará dólares”, “no vendas los bonos que no pasa nada ...” y largo etc. Y las consecuencias de las repetidas estafas a la credibilidad las pagan los inocentes, los ingenuos, los que no hacen un culto de la viveza criolla. Por eso en las presentes circunstancias, mas vale pensar que puede pasar lo peor, para evitarlo ...

Lo que es simplemente un problema de interpretación del tratado sobre el río Uruguay, entendido por nuestras autoridades como un derecho de pernada, se está transformando en un conflicto fronterizo.

El cinismo de nuestro gobierno no conoce límites. Finge conciliar mientras provoca tildando a Tabaré Vázquez de intransigente porque no obedece la instrucción santacruceña. Llama a una “conciliación” –se supone que mientras hay una misión de ese tipo queda todo como está- y al mismo tiempo envía una misión a Washington para obstruir el otorgamiento de un crédito. Plantea el tema como originado por las “fuerzas del imperio” mientras por la fuerza del apriete pretende que un país varias veces mas chico ceda a la presión de los cortes. Les pide a los piqueteros que se porten bien y que no corten los puentes y al mismo tiempo les dice que el gobierno los va a dejar hacer. Aprieta como un verdugo y se muestra como víctima. Llama “hermanos” a nuestros vecinos y no tiene la dignidad de ordenar la abstención de votar al delegado de ambos países en el Banco Mundial, que no hubiera cambiado el resultado de la resolución, pero hubiera sido un gesto de buena voluntad. Avanza con todas las fuerzas en rumbo de colisión y cuando Tabaré Vázquez protege las plantas con una guardia militar de una docena de soldados en su propio territorio, precisamente para impedir que algún imbécil se tiente con algún atentado en suelo uruguayo, pone el grito en el cielo, y lo acusa de “militarizar” el conflicto como si estuvieran a punto de invadirnos.

Si por azar del destino nuestro gobierno, que ya anunció su decisión de no reprimir a los revoltosos locales en su acción ilegal e injusta de impedir la libre circulación de bienes y personas, apelara a lo que queda de nuestras fuerzas armadas, opino que dadas las circunstancias estas tendrían el imperativo moral de negarse a obedecer las órdenes preventivas o ejecutivas que puedan poner en peligro la sagrada paz con el Uruguay, so pena de embarcarnos en una aventura de la que nada bueno y mucho malo puede suceder.

(*) Miembro del Comité Consultivo de Atlas-1853 – plopezherrera@gmail.com - www.pablolopezherrera.blogspot.com







viernes, noviembre 17, 2006

D' Elia: los miserables y el poder

D' Elia: los miserables y el poder

Por Pablo López Herrera (*)

Colgamos a los pequeños ladrones.
A los grandes les damos un cargo público.
Esopo

Las luces del escenario de la semana política nos muestran la salida de D’ Elia como si hubiera sido el efecto de una reacción saludable del Presidente. Más que analizar un asunto de Estado, buscamos en nuestro interior el calificativo mas aplicable para los protagonistas, y nos surge espontaneamente el de miserables.Todo el acontecimiento obedece a la lógica de este tipo de personajes. Como hay diferentes modos de ser miserable, y de todos hay en nuestro país, haremos unas disquisiciones sobre el tema en general de los miserables, y el análisis de la provocación del piquetero y sus resultados luego.

Los cuatro tipos del miserable argentino

El “mataburros” nos da cuatro acepciones de la palabra miserable. Las cuatro nos sirven para calificar varios grupos sociales –colectivos dirían los españoles modernos- que son victimarios o victimas en Kirchnerlandia.

Con la primera acepción, que es la de “desdichado o infeliz” podemos calificar a la población en general. Particularmente la gente que trabaja y contribuye con sus impuestos a mantener a los energúmenos, los manipuladores, y de un modo más general al circo del poder público que vive de los impuestos y las retenciones, dineros que en lugar de ser utilizados para generar más riqueza y más trabajo se volatilizan y esfuman tras los manejos de los charlatanes de la política.

Con la segunda acepción: “abatido, debilitado, decaído, sin valor ni fuerza” calificamos a la innumerable cantidad de personas -que no forman parte de los sectores mas favorecidos- que se agotan en la esterilidad de sus esfuerzos para sobrevivir y crecer, y se entregan finalmente al convertirse nuestro país cada vez más en un campo hostil para las actividades económicas, políticas y sociales que deberían disponer de un marco interno mucho más favorable, o por lo menos neutro.

Con la tercera acepción comprendemos a los que solo tienen en cuenta su interés, generalmente pecuniario, y el de su núcleo de pertenencia: los “mezquinos”; ya sea en lo económico, o en la falta de entrega personal. Aquí no se puede dejar de pensar en la gran necesidad de liderazgos personales, y en las dificultades que encuentran quienes luchan por las ideas de la libertad económica y política para financiar sus actividades, mientras los principales beneficiarios miran para otro lado cuando de contribuir se trata. Aquí estarían los que alguien calificara como “miserables VIP”.

Con la cuarta acepción nos referimos a los
“perversos, abyectos y canallas”. Y aquí, sin entrar en calificaciones personales, no podemos dejar de pensar en que tenemos que discurrir sobre el tema del título, y al juego al que se han prestando tanto el presidente como D’Elía.

La provocación del piquetero y sus resultados

Sería tan superficial quedarse con reflexiones sobre calificativos como minimizar la importancia del piquetero de afilada lengua y lanza en ristre. Porque atrás de las componendas, de las operaciones políticas y de los ruidos de la comunicación, hay algo más importante y grave. La sociedad no es la misma luego del paso de estos personajes, para peor.

El ex piquetero-funcionario asume un rol como el de una Corte Suprema unipersonal y se pone por encima de la decisión de la justicia argentina al juzgar al dictamen judicial que acusa a Irán por el atentado a la AMIA como si no fuera funcionario público.

El ex piquetero-funcionario se pone por encima del presidente y del ministro de RREE al hacer la presentación de su carta en mano y con foto al encargado de negocios de Irán. Asume una especie de rol virtual y unipersonal como el de las Naciones Unidas al afirmar que ni los Estados Unidos ni Israel tienen "autoridad moral sobre la lucha contra el terrorismo".

El ex piquetero-funcionario defiende de un modo explícito a Irán, soporte del terrorismo internacional, con el aval (¿solo moral?) de Chávez y en la misma línea ideológica de Hebe, madre putativa del presidente que apoyó al Hezbollah, a la ETA, y también explícitamente al piquetero-funcionario en agosto de este año con el tema de la ocupación de tierras en Corrientes (**). Los vasos comunicantes (¿virtuales o reales?) entre estos grupos de presión son evidentes(***).

El ex piquetero-funcionario, que también perteneció al movimiento Paz y Justicia manejado por Adolfo Pérez Esquivel, a la democracia cristiana y a la gobernación de Cafiero, al afirmar que: “si se derrumba Irán todo lo que hicimos en América latina va para atrás”, reconoce la estrecha ligazón de las causas revolucionarias.
La causa que anima al piquetero está manifestada con absoluta claridad en su carta al encargado de negocios iraní en Buenos Aires, Mohsen Baharvand: “La FTV, como la inmensa mayoría del pueblo argentino, rechaza toda forma de terror. Y por encima de todo, el terror de estado, como las masacres cometidas por las tropas de ocupación en Afganistán, Irak, Líbano y contra el pueblo palestino, que dejaron países devastados y centenares de miles de muertos.”
Del terror que aplican los terroristas no especifica nada, aunque al periodista imbécil se le contestará -si osara preguntar- que está implícito en “toda forma de terror”. Del terror del socialismo cubano o soviético, tampoco se lo oyó nunca hablar.
¿Quién tiene la culpa?

Un conocido dirigente socialista calificó a D’Elía como "el hombre del presidente en la calle". El presidente lo usó para el apriete y la “contención” y D’Elía usa al presidente para obtener poder y dinero para sus fines políticos. Ambos tienen en común, de un modo diferente, un particular gusto por el autoritarismo, la prepotencia, la polémica agresiva y un espíritu mesiánico.

Con Bonasso, D’Elía estuvo en primera fila de la organización del acto en Mar del Plata paralelo a la Cumbre, en la que Kirchner “retó”a Bus sirviéndoles a Hugo Chávez y a Evo Morales y al mismo Kirchner para un juego de pinzas anti USA.

D’Elía se cansó de provocar al presidente que lo nombró -con la intención de utilizarlo como ariete- con el fin de empujar los límites del autoritarismo de Kirchner hacia un socialismo mas anárquico y real. Es evidente que se siente más cómodo con Chávez o con Morales que con los Kirchner.

El destino personal del renunciado subsecretario de Tierras para el Hábitat Social y de quien lo suceda de su equipo es irrelevante.

El problema de fondo

Mientras los medios se preguntan si la despedida es real o no, o si Kirchner sale perdiendo, al mismo tiempo dejan de ver que el piquetero es y seguirá siendo un activo militante de la revolución a la violeta, que es como se hace aquí la revolución, disfrazándola bajo las apariencias de “causas populares” y “movimientos sociales”. El verdadero problema está allí. Los personajes como D’Elía solo cambian de monta y siguen con la misma militancia.

Castells, un hombre que va de frente y a quien miman los centristas como Blumberg y otros, tiene las ideas claras: "nos solidarizamos con D´Elía frente al ataque del kirchnerismo y hacemos propio el documento presentado en la embajada de Irán".

¡Que siga la fiesta! Usted paga la cuenta.

Luego de renunciado, el piquetero definió claramente a los medios la causa que apoya y los límites de su compromiso con el patagónico.

La causa: “Yo estoy orgulloso de la presidencia de Néstor Kirchner y muy comprometido por todo lo que está sucediendo en la región. Nuestra alianza es inquebrantable, estamos esperanzados en que se sigan produciendo importantísimos cambios” ... “Ratifico mi compromiso con el proyecto que encabeza Néstor Kirchner en el marco de una nueva oportunidad histórica para el continente latinoamericano, encarnada en los gobiernos de Lula, Chávez, Fidel, Evo y Tabaré”

Los límites: “Estamos arriba de un camión que va a 120 kilómetros por hora y no podemos pegar volantazos. Pero si el camión gira hacia Wall Street, los demócratas y Hillary Clinton por ahí ya no estemos más nosotros.”
Y para los demás ... ¿que queda?

Mientras tanto, quienes pensamos distinto, sabemos que no tenemos derecho a ser miserables, ni tenemos derecho a la desesperanza.

Debemos y podemos hacer pié en nuestros principios y valores por encima de nuestra conveniencia personal, para no convertirnos en desdichados o infelices o abatidos o debilitados o decaídos, o en mezquinos o perversos, o en abyectos y canallas, y a carecer por fin de valor y de fuerzas.

Para ello solo nos queda inspirar nuestras acciones y reflexiones en los principios y la moral, y ocuparnos de que surjan finalmente los líderes y una verdaderamente “nueva política” digna de ese nombre. Debemos creer en que el poder de la virtud política y de los políticos virtuosos –en el sentido aristotélico- debería estar algún día por encima del poder de los miserables.


(*) Miembro del Comité Consultivo de Atlas 1853 – plopezherrera@gmail.com
(**) Doña Hebe, también le marca la cancha al presidente: “Las Madres nos ocupamos, nos preocupamos, hacemos, vamos, venimos, construimos. Pero hay cosas que no nos vamos a bancar. Hay cosas que no nos vamos a callar.” ... “Misiones... Por un lado está Rovira, que todo el mundo ya sabe lo que es. Por el otro lado, el cura. ¿Pero saben lo que me asusta? Que se agrupan todos los fachos contra Rovira, como si Rovira fuera de izquierda. Y yo hoy cuando leí el diario no podía creerlo. Y ahí me descoloqué. Porque para mí Rovira es un hijo de puta, pero si toda la derecha se pone contra él, quién es Rovira. ¿Es mejor o es peor? Si se va Rovira, ¿viene Macri, viene Lavagna? No entiendo...” (26.10.2006) (***) Estos vasos comunicantes comprendieron con mayor o menor compromiso a personajes como el Chacho Álvarez, el finado Carlos Auyero, el padre Farinello, De Gennaro, Mary Sánchez, y tantos otros como Chávez Lula y Morales. Cabe preguntarse ¿quién utiliza a quién en estos juegos de poder?

D' Elia: los miserables y el poder

D' Elia: los miserables y el poder

Por Pablo López Herrera (*)

Colgamos a los pequeños ladrones.
A los grandes les damos un cargo público.
Esopo

Las luces del escenario de la semana política nos muestran la salida de D’ Elia como si hubiera sido el efecto de una reacción saludable del Presidente. Más que analizar un asunto de Estado, buscamos en nuestro interior el calificativo mas aplicable para los protagonistas, y nos surge espontaneamente el de miserables.Todo el acontecimiento obedece a la lógica de este tipo de personajes. Como hay diferentes modos de ser miserable, y de todos hay en nuestro país, haremos unas disquisiciones sobre el tema en general de los miserables, y el análisis de la provocación del piquetero y sus resultados luego.

Los cuatro tipos del miserable argentino

El “mataburros” nos da cuatro acepciones de la palabra miserable. Las cuatro nos sirven para calificar varios grupos sociales –colectivos dirían los españoles modernos- que son victimarios o victimas en Kirchnerlandia.

Con la primera acepción, que es la de “desdichado o infeliz” podemos calificar a la población en general. Particularmente la gente que trabaja y contribuye con sus impuestos a mantener a los energúmenos, los manipuladores, y de un modo más general al circo del poder público que vive de los impuestos y las retenciones, dineros que en lugar de ser utilizados para generar más riqueza y más trabajo se volatilizan y esfuman tras los manejos de los charlatanes de la política.

Con la segunda acepción: “abatido, debilitado, decaído, sin valor ni fuerza” calificamos a la innumerable cantidad de personas -que no forman parte de los sectores mas favorecidos- que se agotan en la esterilidad de sus esfuerzos para sobrevivir y crecer, y se entregan finalmente al convertirse nuestro país cada vez más en un campo hostil para las actividades económicas, políticas y sociales que deberían disponer de un marco interno mucho más favorable, o por lo menos neutro.

Con la tercera acepción comprendemos a los que solo tienen en cuenta su interés, generalmente pecuniario, y el de su núcleo de pertenencia: los “mezquinos”; ya sea en lo económico, o en la falta de entrega personal. Aquí no se puede dejar de pensar en la gran necesidad de liderazgos personales, y en las dificultades que encuentran quienes luchan por las ideas de la libertad económica y política para financiar sus actividades, mientras los principales beneficiarios miran para otro lado cuando de contribuir se trata. Aquí estarían los que alguien calificara como “miserables VIP”.

Con la cuarta acepción nos referimos a los “perversos, abyectos y canallas”. Y aquí, sin entrar en calificaciones personales, no podemos dejar de pensar en que tenemos que discurrir sobre el tema del título, y al juego al que se han prestando tanto el presidente como D’Elía.

La provocación del piquetero y sus resultados

Sería tan superficial quedarse con reflexiones sobre calificativos como minimizar la importancia del piquetero de afilada lengua y lanza en ristre. Porque atrás de las componendas, de las operaciones políticas y de los ruidos de la comunicación, hay algo más importante y grave. La sociedad no es la misma luego del paso de estos personajes, para peor.

El ex piquetero-funcionario asume un rol como el de una Corte Suprema unipersonal y se pone por encima de la decisión de la justicia argentina al juzgar al dictamen judicial que acusa a Irán por el atentado a la AMIA como si no fuera funcionario público.

El ex piquetero-funcionario se pone por encima del presidente y del ministro de RREE al hacer la presentación de su carta en mano y con foto al encargado de negocios de Irán. Asume una especie de rol virtual y unipersonal como el de las Naciones Unidas al afirmar que ni los Estados Unidos ni Israel tienen "autoridad moral sobre la lucha contra el terrorismo".

El ex piquetero-funcionario defiende de un modo explícito a Irán, soporte del terrorismo internacional, con el aval (¿solo moral?) de Chávez y en la misma línea ideológica de Hebe, madre putativa del presidente que apoyó al Hezbollah, a la ETA, y también explícitamente al piquetero-funcionario en agosto de este año con el tema de la ocupación de tierras en Corrientes (**). Los vasos comunicantes (¿virtuales o reales?) entre estos grupos de presión son evidentes(***).

El ex piquetero-funcionario, que también perteneció al movimiento Paz y Justicia manejado por Adolfo Pérez Esquivel, a la democracia cristiana y a la gobernación de Cafiero, al afirmar que: “si se derrumba Irán todo lo que hicimos en América latina va para atrás”, reconoce la estrecha ligazón de las causas revolucionarias.
La causa que anima al piquetero está manifestada con absoluta claridad en su carta al encargado de negocios iraní en Buenos Aires, Mohsen Baharvand: “La FTV, como la inmensa mayoría del pueblo argentino, rechaza toda forma de terror. Y por encima de todo, el terror de estado, como las masacres cometidas por las tropas de ocupación en Afganistán, Irak, Líbano y contra el pueblo palestino, que dejaron países devastados y centenares de miles de muertos.”
Del terror que aplican los terroristas no especifica nada, aunque al periodista imbécil se le contestará -si osara preguntar- que está implícito en “toda forma de terror”. Del terror del socialismo cubano o soviético, tampoco se lo oyó nunca hablar.
¿Quién tiene la culpa?

Un conocido dirigente socialista calificó a D’Elía como "el hombre del presidente en la calle". El presidente lo usó para el apriete y la “contención” y D’Elía usa al presidente para obtener poder y dinero para sus fines políticos. Ambos tienen en común, de un modo diferente, un particular gusto por el autoritarismo, la prepotencia, la polémica agresiva y un espíritu mesiánico.

Con Bonasso, D’Elía estuvo en primera fila de la organización del acto en Mar del Plata paralelo a la Cumbre, en la que Kirchner “retó”a Bus sirviéndoles a Hugo Chávez y a Evo Morales y al mismo Kirchner para un juego de pinzas anti USA.

D’Elía se cansó de provocar al presidente que lo nombró -con la intención de utilizarlo como ariete- con el fin de empujar los límites del autoritarismo de Kirchner hacia un socialismo mas anárquico y real. Es evidente que se siente más cómodo con Chávez o con Morales que con los Kirchner.

El destino personal del renunciado subsecretario de Tierras para el Hábitat Social y de quien lo suceda de su equipo es irrelevante.

El problema de fondo

Mientras los medios se preguntan si la despedida es real o no, o si Kirchner sale perdiendo, al mismo tiempo dejan de ver que el piquetero es y seguirá siendo un activo militante de la revolución a la violeta, que es como se hace aquí la revolución, disfrazándola bajo las apariencias de “causas populares” y “movimientos sociales”. El verdadero problema está allí. Los personajes como D’Elía solo cambian de monta y siguen con la misma militancia.

Castells, un hombre que va de frente y a quien miman los centristas como Blumberg y otros, tiene las ideas claras: "nos solidarizamos con D´Elía frente al ataque del kirchnerismo y hacemos propio el documento presentado en la embajada de Irán".

¡Que siga la fiesta! Usted paga la cuenta.

Luego de renunciado, el piquetero definió claramente a los medios la causa que apoya y los límites de su compromiso con el patagónico.

La causa: “Yo estoy orgulloso de la presidencia de Néstor Kirchner y muy comprometido por todo lo que está sucediendo en la región. Nuestra alianza es inquebrantable, estamos esperanzados en que se sigan produciendo importantísimos cambios” ... “Ratifico mi compromiso con el proyecto que encabeza Néstor Kirchner en el marco de una nueva oportunidad histórica para el continente latinoamericano, encarnada en los gobiernos de Lula, Chávez, Fidel, Evo y Tabaré”

Los límites: “Estamos arriba de un camión que va a 120 kilómetros por hora y no podemos pegar volantazos. Pero si el camión gira hacia Wall Street, los demócratas y Hillary Clinton por ahí ya no estemos más nosotros.”
Y para los demás ... ¿que queda?

Mientras tanto, quienes pensamos distinto, sabemos que no tenemos derecho a ser miserables, ni tenemos derecho a la desesperanza.

Debemos y podemos hacer pié en nuestros principios y valores por encima de nuestra conveniencia personal, para no convertirnos en desdichados o infelices o abatidos o debilitados o decaídos, o en mezquinos o perversos, o en abyectos y canallas, y a carecer por fin de valor y de fuerzas.

Para ello solo nos queda inspirar nuestras acciones y reflexiones en los principios y la moral, y ocuparnos de que surjan finalmente los líderes y una verdaderamente “nueva política” digna de ese nombre. Debemos creer en que el poder de la virtud política y de los políticos virtuosos –en el sentido aristotélico- debería estar algún día por encima del poder de los miserables.


(*) Miembro del Comité Consultivo de Atlas 1853 – plopezherrera@gmail.com
(**) Doña Hebe, también le marca la cancha al presidente: “Las Madres nos ocupamos, nos preocupamos, hacemos, vamos, venimos, construimos. Pero hay cosas que no nos vamos a bancar. Hay cosas que no nos vamos a callar.” ... “Misiones... Por un lado está Rovira, que todo el mundo ya sabe lo que es. Por el otro lado, el cura. ¿Pero saben lo que me asusta? Que se agrupan todos los fachos contra Rovira, como si Rovira fuera de izquierda. Y yo hoy cuando leí el diario no podía creerlo. Y ahí me descoloqué. Porque para mí Rovira es un hijo de puta, pero si toda la derecha se pone contra él, quién es Rovira. ¿Es mejor o es peor? Si se va Rovira, ¿viene Macri, viene Lavagna? No entiendo...” (26.10.2006) (***) Estos vasos comunicantes comprendieron con mayor o menor compromiso a personajes como el Chacho Álvarez, el finado Carlos Auyero, el padre Farinello, De Gennaro, Mary Sánchez, y tantos otros como Chávez Lula y Morales. Cabe preguntarse ¿quién utiliza a quién en estos juegos de poder?

viernes, noviembre 10, 2006

La difícil amnistía que muchos deseamos ...

Los vencedores de ayer son los perdedores de hoy. Y entre el otoño que fue y la primavera que esperamos habrá un largo invierno por delante. Pasados 25 años del ultimo enfrentamiento entre argentinos, da la impresión que nuestra sociedad ha aprendido poco de la historia.

Parecería también que si en algún momento se llegaran a repetir circunstancias similares, se volvería otra vez a enfrentamientos cada vez mas fuertes de consecuencias gravosas en vidas y daños, o se caería en uno de esos despotismos de larguísima duración, que también conoció nuestro país.


Recomiendo a quien desee profundizar el tema, la lectura de un largo escrito con el que uno de los constituyentes de 1853 quiso contribuir a la pacificación bregando por una amnistía, a la salida de las largas y sangrientas luchas que precedieron el período de organización nacional(*).

150 años después, los mismos razonamientos desplegados en 1854 son aplicables. Pero a diferencia de lo que ocurre ahora, en aquellos tiempos fue un alegato por una amnistía dirigido desde el mismo sector político al poder vencedor en la lucha. Hoy un pedido de amnistía sería un alegato de los ganadores de la guerra a los vencedores de la “paz”. La pequeña diferencia ...

En mi opinión, quienes ocupan el poder ahora tienen por lo menos cuatro razones para no otorgar ninguna amnistía.

La primera es que para ellos, la política es la continuación de la guerra por otros medios. Por eso hacen lo que hacen.

La segunda es que siguen “dominados por los mismos odios y venganzas” -y temores- que motorizaron una subversión que fue contra un gobierno legítimo, pero que antes fue contra principios y valores. Es en este ultimo punto donde radica el secreto de su victoria. Vencidos los principios y valores, lo demás es limpiar el terreno. Además, “a los que odian” les resulta incompatible la generosidad y la grandeza.

La tercera es que, como dijo Facundo Zuviría en el escrito mencionado, “la amnistía es un tratado honroso, a manera de tratado publico, entre dos partidos beligerantes”. Aquí -donde no hay dos partidos beligerantes sino tan solo uno- la misma debería ser un acto de magnanimidad del gobierno, que no parece haber dado ningún signo en este sentido. Por el contrario, donde puede va generando odios y rencores. En consecuencia solo quedaría que alguien pudiera imponer un “tratado honroso”, lo que sería una utopía.

La cuarta es que como se quiere castigar sin fundamento, en realidad lo que están haciendo quienes nos gobiernan es mantener en vigencia las mismas causas que produjeron la lucha política. Y en eso estamos ...


plopezherrera@gmail.com

(*) ver texto completo del escrito aquí mismo: www.pablolopezherrera.blogspot.com

domingo, noviembre 05, 2006

Un viajero en Argentina hace 100 años (II parte)


Un viajero en Argentina hace 100 años (II parte)

Por Pablo López Herrera (*)

“Porque de pronto, lo peor se convierte
en lo mejor para los bravos.”
Robert Browning, Prospice


En la primera parte de este artículo, veíamos como eran evidentes al ojo del viajero despierto de principios del siglo XX que algunas de nuestras costumbres políticas (**) no parecen depender de la situación histórica, puesto que existían ya en esos años de gran desarrollo, y continúan en mayor o menos grado en nuestros días.

Entre ellas la intromisión del gobierno central en la vida de las provincias, la manipulación de todo el sistema representativo, y particularmente el armado de tinglados electorales para condicionar los resultados, con la intención de que el gobernante que se cesa en el cargo influya sobre la elección del que viene. Mas abajo transcribo la traducción de algunos párrafos coloridos acerca de la mecánica de los comicios.

Hace una semana tuvimos un ejemplo en Misiones con todos los ingredientes de las malas artes políticas arraigadas en nuestros dirigentes y algunas de las buenas. Con sorpresa para muchos -entre los que me incluyo- el sentido común unido a la decencia y a los intereses políticos de los que están afuera y quieren entrar, dobló el brazo del poder e hizo respetar el principio de la no reelección ilimitada, pese un despliegue de dádivas en el que las famosas zapatillas de Ruckauf quedaron como regalos de Primera Comunión al lado del maná Kirchnerista sobre las clases necesitadas.

Este fin de semana, el Congreso de Evangelización de la Cultura que tuvo por tema “Los católicos en la Sociedad Civil y la Política” mostró también que se están abriendo nuevos caminos. En la medida en que los pobladores asuman el rol de ciudadanos, hay motivos para la esperanza. Queda mucho trabajo por delante para los hombres y mujeres de buena voluntad.

Del contraste del texto que acompaño con la realidad de nuestro tiempo, me surgen dos reflexiones. La primera es que con movilización y control de los comicios, es posible doblegar la manipulación electoral. No es poco. La segunda es que el enquistamiento en las estructuras municipales, provinciales y nacionales de los aparatos políticos va a ser mucho mas difícil de erradicar, habida cuenta de las dimensiones del problema y de los “derechos adquiridos” de todos los que integran el aparato estatal por la sola razón de su militancia y con el solo objeto de la financiación de los aparatos con el dinero de los contribuyentes.

He aquí la traducción de los párrafos mencionados, que nos muestran que en algunas cosas hemos mejorado:

“... las elecciones tienen lugar. Los electores inscriptos eligen con el modo de escrutinio llamado universal los delegados presidenciales que, a su vez, elegirán al presidente de la republica. La lista de esos electores la hacen en la capital los comisarios de barrio. Después de haber buscado a domicilio a todos los ciudadanos susceptibles de votar, les dejan un boletín que les permitirá retirar en la municipalidad su carnet de voto. De hecho, sobre 100.000 individuos que llenan las condiciones para ser electores, 70.000 apenas vendrán a buscar su carnet, 35.000 votarán, y de estos últimos, 10.000 a 15.000 lo harán según sus preferencias; el resto venderá su voto.

La semana que precede a la elección, los agentes de los partidos activan la propaganda, van a las casas en las ciudades, arengan a los peones y capataces en el campo. Llega el día de la elección. El escrutinio se realiza en el atrio de las iglesias. Por cada 200 electores inscriptos se organiza una mesa, compuesta generalmente por los amigos del o de los candidatos. Los “electores” aparecen, teniendo en la mano su boletín, reconocible por su formato o por un signo cualquiera conocido por los que realizan el escrutinio, que van enviando cada veinte minutos a la mesa central de la parroquia la evaluación de los votos a favor de sus candidatos. Los anotan en un pizarrón, mintiendo naturalmente, sobretodo al principio, para dar ánimo a los dubitativos.

A partir del medio día, aparecen los vendedores de votos y discuten las ofertas
-Somos treinta. ¿Cuánto nos da?
-Veinte piastras, si las quiere. Estamos contentos con los votos que tenemos y no necesitamos los suyos. Pero como son amigos, les ofrezco veinte centavos
-¡Veinte piastras! ¿Nos toma por indios?

Los vendedores se van al partido adversario, con la esperanza de una mejor oferta.

Si el adversario no se deja persuadir, vuelven al primero y vuelven a negociar. (...) Hacia las tres y media, media hora antes del cierre de los comicios, los precios suben. Se paga un voto 50, 60 u 80 piastras; ¡a veces la cotización llega hasta 150 a 200 piastras!

En tiempos de escrutinio uninominal, se vio candidatos amenazados por los resultados inminentes que ya habían gastado 30.000 piastras, mandar agentes por todos lados durante la última hora para recolectar a cualquier precio los votos faltantes. Prefiriendo pagar 10.000 piastras mas para no perder los 30.000 ya gastados.

Ese día, todos los carruajes y automóviles de alquiler, y los coches de los amigos de los candidatos son requisados porque muchos de los que venden su voto, exigen además, para ir a votar, el auto que los hará pasear con su familia, mujer e hijos. Como es la única oportunidad que tienen para subir a un auto, aprovechan. Saliendo del escrutinio, van a las carreras, donde – en la ultima elección- se verificó un aumento significativo de las apuestas.

De una punta a la otra del país, que se trate de la elección de un diputado provincial, o de los electores, la venalidad de los sufragios es la misma. (...)

En el atrio de la iglesia, enrejado, seis mesas en las que los escrutadores inscribían el nombre de los votantes que se presentaban. Estos llegaban en filas, conducidos por un agente del candidato oficial. Cerca del atrio, un soldado se acercaba, los palpaba de armas y los dejaba avanzar hasta la mesa. Allí uno de los escrutadores tomaba el boletín, lo desplegaba fríamente y lo introducía en la urna. (...) Habiendo entregado el boletín, los votantes esperaban que un agente les entregara las botellas de ginebra alineadas en las mesas, y salían en fila, tomando del pico, y en su mayoría balanceándose, se dirigían hacia un lugar en la plaza donde se juntaban los votantes. (...) Como el candidato había comprado muchas libretas cuyos titulares estaban ausentes o muertos, y era necesario utilizar esos votos, los mismos individuos volvían varias veces al atrio, sin olvidar a cada vez de reclamar su anís o su ginebra. Nos quedábamos mirando con interés ese espectáculo, viéndolos volver cada vez más borrachos. Éramos los únicos. La gente del país, soldados, escrutadores, y el mismo cura que estaba allí encontraban eso tan natural que ni se daban cuenta. (...)

Así viciadas en el origen, las elecciones no expresan la voluntad de la nación. Las consecuencias de esas costumbres políticas no escapan a los argentinos clarividentes. Lo más grave es el completo desinterés de las masas respecto de los intereses del país, la muerte de todo sentimiento cívico, o por lo menos la imposibilidad de que este nazca.

Es además la plaga de los funcionarios públicos. Tanta gente se ocupa de la política y de las elecciones que, terminada la campaña, es necesario encontrar una sinecura para recompensar los servicios prestados. Esos perezosos hambrientos e inútiles, gravan considerablemente el presupuesto de ciudades, provincias y del estado nacional. (...) A nadie le importa la competencia de los funcionarios.

En Corrientes, por ejemplo, se nombró como profesor de francés a un agente electoral que solo conoce el guaraní y un poco de español. Hay que resaltar que en esos casos, los nombramientos se envían en blanco para ser otorgados a esos prestadores de servicios políticos. En síntesis, hay que darle una renta al lingüista...”

(*) Miembro del Consejo Consultivo de Atlas-1853
(**)El escritor, un viajero que ya había escrito dos libros sobre los Estados Unidos, cuatro sobre Alemania y dos mas sobre nuestro país, escribe en “En Argentina. De la Plata a la cordillera de los Andes. Jules Huret. Eugene Fasquelle, editor, Paris 1913.”
(***) “piastres”en el texto original