lunes, septiembre 24, 2007

Eleccines: libertad y responsabilidad


“Las cosas van mal, y a no ser que nos esforcemos
por mejorarlas, todo irá peor aún” Víctor Frankl

Unas elecciones a presidente en las que pueden participar los ciudadanos libremente, deben ser un motivo de sano acercamiento a la política para tomar parte lo mas activa posible en la salvaguarda y el mantenimiento de un sistema que -aunque sumamente frágil y enfermo- es mejor aún que el derrumbe total de las instituciones, antesala de caos y anarquías que nos han sido familiares muchas veces.

Sin oferta y demanda no hay mercado. La libertad para existir debe poder ser ejercitada por muchos. En el mercado político, muchos lo olvidamos, es tan importante lo que se ofrece como lo que se demanda. Y la demanda de libertad se muestra, entre otras formas, participando en los procesos eleccionarios. Las elecciones son uno de esos pocos medios que tenemos los ciudadanos para participar en el poder, o para limárselo a quien aspire a ejercerlo de un modo cada vez mas absoluto. Lo importante es -por lo menos- mostrar que hay un número importante de argentinos con la voluntad firme de ser libres.

Si dejamos nuestro espacio vacío, ayudamos a que la sociedad de un paso adicional hacia la servidumbre. En Venezuela ya pasó. No tenemos que hacer lo mismo. No cedamos ceder al pesimismo paralizante. No nos encerremos en nosotros mismos. Sin nuestra participación, y nuestro trabajo, estamos cerrando las puertas a un futuro mejor, y abriéndolas al abismo y a la hecatombe.

El problema a superar esta en el interior de cada uno. Siguiendo los razonamientos de Víctor Frankl, parecería que nuestra sociedad, al carecer de un sentido por el cual vivir, está cada vez más propensa a las neurosis. Si aplicáramos este razonamiento en términos políticos, cuando la neurosis es masiva podría decirse que se transforma en una neurosis de masas; es decir, de un conjunto de seres humanos carentes de un “sentido social vital social”. Esto ocurre no solo en las sociedades de bienestar, sino en las menos desarrolladas. Y la neurosis individual y colectiva tienen las mismas características: depresión, encierro del hombre en si mismo y en sus pequeñas metas, violencia familiar y social, y adicciones de todo tipo según el lugar que se ocupe en la escala social y los medios de que se disponga.

Los argentinos tenemos que encontrar esa “voluntad de sentido” y poner los medios para que los resultados se produzcan en la dirección correcta. De otro modo, como mínimo, seguiremos igual... Los esfuerzos deben ser realizados por personas concretas. Como bien afirma Bastiat: “la acción fluye de la individualidad, mientras que las consecuencias se superponen en las comunidades”. Podría decirse que también la inacción individual produce inversamente falta de consecuencias deseables en la comunidad. Si queremos que las cosas cambien, es necesario involucrarse. Los espectadores son espectadores, y los jugadores descienden al campo de juego. Y si todos queremos ser espectadores, no hay juego... o mas bien, el juego lo juegan otros, y lo ganan ... Así como la creación de riqueza exige esfuerzos y trabajo, las mismas exigencias deben ponerse en juego si queremos una sociedad libre.

Quienes no piensan como nosotros, lo saben y lo practican hace mucho tiempo. Decía Lenin que “ninguna clase llegó mal poder sin haber producido líderes políticos ... capaces de organizar y conducir un movimiento ... es necesario preparar hombres dedicados ... no solo en sus tardes libres, sino en sus vidas enteras”.

Como mínimo mostremos con el voto que un número suficiente de argentinos queremos otra cosa. Es fácil encontrar los numerosos defectos personales y debilidades de todos los candidatos posibles, que no son perfectos. Pero ¿son menos perfectos que el resto de las personas con que convivimos trabajamos y nos cruzamos a diario en nuestras vidas? ¿son menos perfectos que nosotros? Y tan importantes como las preguntas anteriores, ¿da lo mismo que gane cualquiera de ellos? ¿podemos hacer algo al respecto?

El gran cambio exigirá un gran esfuerzo. Tratemos de recuperar el tiempo perdido, o por lo menos caer luchando una batalla que merezca la pena ser luchada. Abstenerse es elegir de antemano la derrota. Y dudo que aún el más escéptico de los lectores de estas líneas, no quiera vivir en una sociedad mejor.

sábado, septiembre 01, 2007

Elecciones en Pompeya


El pequeño mundo de nuestra política que precede las próximas elecciones nos hace pensar en el mundillo que hubiéramos podido imaginar en Pompeya décadas, meses, o días antes de la famosa erupción, de haber conocido aquella un régimen eleccionario. Seguro hubiera tenido esa elección en vilo a la sociedad pompeyana, inconscientes del futuro que les esperaba, ajeno por completo al acto electoral.

Los acontecimientos políticos significativos obedecen a causas distintas, originadas en épocas diferentes; y resulta difícil atribuirlos a una sola de ellas.

El gran historiador del comunismo Richard Pipes, sugiere la figura de un manzano cuando se pregunta las razones por las que cayó el Zar: "Las causas a las que se refiere el "porqué" son el aspecto mas difícil para el historiador, porque funcionan en muchos niveles diferentes. ... Cuando se sacude al árbol, ¿que es lo que hace caer a las manzanas? ¿el estado de madurez del fruto, que hubiera producido la caída antes o después? ¿el efecto de quien sacude al árbol? ¿o la simple ley de gravedad que hace que los objetos caigan a tierra?." (2)

Las elecciones como parte del proceso político

Lo que resulte de las próximas elecciones no será solamente el fruto de ellas mismas, sino el resultado de múltiples razones y actores. Respecto de la caída del zarismo y del propio comunismo, destaca Pipes que todas las instituciones dependían del poder central, y cuando este cayó por tierra, se derrumbó todo. Las instituciones quedaron vacías. Pero a pesar de todo, y contrariamente a lo que se supone, la caída del zarismo no fue un hecho determinado e ineludible de antemano, de modo que solo había que esperar que suceda.

Sin embargo, los hechos responden a causas precisas y definibles. Marco Aurelio afirma en sus "Meditaciones" que "los sucesos posteriores tienen siempre con los precedentes un lazo de coherencia. No son como una serie de enumeraciones aisladas que solo concurren por necesidad; antes bien, es una concatenación lógica. Y así como los seres están ordenados con la debida armonía, del mismo modo los acontecimientos manifiestan, no una mera sucesión, sino una trabazón de unos con otros." (3)

Volviendo a la imagen de Pompeya, no hubieran sido las elecciones las que hubieran salvado a la ciudad de su principal amenaza, sino simplemente su construcción en un lugar más seguro. La acción política se trata de eso: de construir el lugar más favorable, mas seguro, para que el hombre pueda perseguir "la felicidad". Es un trabajo que va mucho más allá de la participación en el acto eleccionario. Las elecciones, son una parte, un momento de ese proceso largo y complejo, como lo es la cosecha en el del cultivo de las manzanas. Para que una cosecha constituya un motivo de esperanza y no de temores, es necesario haber plantado y cuidado el árbol, haber distribuido los equipos de laboreo, y disponer al final de un buen equipo de obreros, que se concentren en orden y pongan todo el esfuerzo en el trabajo en lugar de pelearse por los mejores lugares.

Más allá de las elecciones, ¿cuál es la naturaleza del enorme problema que enfrenta nuestra sociedad? Sin la pretensión de ser mis opiniones ni exclusivas ni excluyentes de otras, creo que hay tres serias omisiones personales por las que a quienes estamos interesados en el pensamiento y en la acción política nos cuesta conformar un movimiento o una fuerza en condiciones de plantear con perspectivas de éxito un desafío atrayente a la sociedad, y de llevarlo adelante.

La importancia de las virtudes

En primer lugar estimo que no prestamos atención suficiente a la importancia de la práctica de las virtudes. Creo que a esa razón apunta el rabino Bergman al dedicarse a predicar con sano y fervoroso espíritu mosaico, las que llama en un reciente libro "virtudes cívicas", que son -aclarado este punto por el mismo- las clásicas virtudes morales. Santo Tomás designaba a los mandamientos como praecepta iustitiae (2-2, 122, 1). Al tenerlas como pertenecientes a la esfera íntima y privada, de ordinario no tomamos en cuenta que las virtudes no solo no restringen sino que potencian todas las capacidades del hombre. Como bien explica Jean Guitton, "hoy la palabra "moral" adquiere una consonancia negativa porque implica una limitación que parece ir en contra del sueño de la libertad. Así, es mejor recibida una novela como regalo que un libro edificante, y una invitación al cine que a una reunión política. De hecho, prácticamente todas las reuniones políticas se convocan en horarios que no interrumpen las actividades de esparcimiento.

Deberíamos pensar que "la moral, las reglas, la virtud, son las condiciones para acceder a la verdadera libertad, y finalmente a la felicidad durable". Nuestra inseguridad se debe en parte a que al estar hoy todo puesto en duda, reemplazamos las certezas que estuvieron vigentes durante muchos siglos, con las incertidumbres planteadas con mucha fuerza en los últimos trescientos años. Más aún, pensando que se debe al "respeto a la persona humana, al liberalismo y a la libertad, llegamos a alabar lo que ayer despreciábamos en nuestros adversarios". Y sin embargo, de lo que se trata, afirma Guitton, lejos de buscar preservar las "partes agusanadas" que no sirven más, es de renovar "la tradición de la razón, con el legado de la moral natural; toda esa fidelidad a la tradición greco romana y judeo cristiana que ha dado a esta civilización occidental una parte de bienes que es necesario preservar: libertad, generosidad, derechos del hombre, fraternidad, sinceridad, honor, las raíces del respeto por si mismo y de la amistad por los demás". (4)

La amistad política es una necesidad

En segundo lugar, creo que no consideramos a la actividad política precisamente como lo que creo que es, a saber, una de las mas elevadas formas de la amistad, en el sentido de las cuatro formas de amor, con el afecto, el eros y la caridad que bien describe CS Lewis (5). En efecto, nos juntamos porque "juntos somos más", porque las encuestas nos dicen que solos no podemos; y no porque tengamos un sano y profundo espíritu asociativo. Así, la fragilidad de esas asociaciones es rápidamente puesta a prueba por la cizaña de los "enemigos en las sombras" que crecen junto al trigo y lo ahogan. Está bien que para el cielo haya que esperar la cosecha eterna... pero aquí en la tierra, un buen agricultor es el que ama lo que hace, la gente con la que lo hace, y mantiene su campo limpio de malezas.

La amistad política es una condición necesaria para conformar algún tipo de asociación que permita perseguir un poder sin agotarse en la misma búsqueda, sin tener como marco de referencia fundamental las elecciones, y consiste en un "mirar juntos hacia adelante" para luchar por el bien común y entregando cada uno algo de si mismo para el bien de los demás. Así, la amistad para Lewis: "surge del mismo compañerismo cuando dos o mas de los compañeros descubren que tienen en común, un cierto interés o incluso una afición que los demás no comparten y que, hasta ese momento, cada uno creía ser su tesoro (o carga) único y personal". "En un círculo de verdaderos amigos, cada hombre es simplemente lo que es: se sostiene por si mismo. A nadie le importa un céntimo sobre la familia, profesión, clase, ingreso, raza, o historia previa del otro". No importa al pensador inglés que los amigos estén siempre de acuerdo en las respuestas, sino que les importen las mismas verdades, como decía Emerson. En ese mirar con otros hacia el mismo porvenir en el que se procura la justicia, cada uno va con sus imperfecciones. Aquí lo importante es que los defectos y las debilidades no constituyan las banderas de la asociación. Lo que da sentido y potencia a la amistad política, alimentada por la virtud es la convicción de que es necesario y posible luchar por el bien común, y que es precisamente esa lucha por el bien común posible y realizable, aquella verdad que señala Emerson como necesaria para constituir la amistad.

La prudencia y la justicia


En tercer lugar, me parece que muchas veces olvidamos particularmente de la prudencia y de la justicia. "El bien común necesita de la bondad de todos los individuos", afirma Pieper (6). Para el que gobierna y para el que pretenda llegar a hacerlo sanamente, las dos virtudes específicas son la prudencia y la justicia. El sentido de estos conceptos es enunciado por Pieper: "... la imagen del prudente que propone la ética occidental, no es ni mucho menos la del simple "táctico", que sabe obtener con éxito lo que se propone. Por prudencia se entiende la objetividad que se deja determinar por la realidad, por la visión de lo que existe; prudente es el que sabe escuchar en silencio, el que es capaz de dejar que se le diga algo, con tal de alcanzar un conocimiento más exacto, más claro y más rico de lo real. Si esta medida tuviera efectiva vigencia, ello vendría a significar que sin necesidad de proceder a una repulsa formal y ya antes de entrar en discusión, quedaría eo ipso descartado de toda elección el hombre irreflexivo, parcial, que se deja llevar ante todo por el afecto o por la voluntad de poder, pues de antemano se le daría por inepto para dar cumplimiento a la justicia del gobernante, que es la iustitia distributiva y cuya función consiste en lo siguiente: procurar de un lado el bien común al mismo tiempo que se respeta la dignidad de individuo y se da a este lo que es suyo". Y aclaro que "lo que es suyo" seguramente es mucho más de lo que piensa el que tiene verdadera necesidad del otro, y mucho menos de lo que recibe tanto parásito que como garrapata succiona la sangre de la sociedad y genera el famoso déficit fiscal (municipal, provincial y nacional).

Para cazar, es necesario salir de la cueva

Los buenos no están solos en la sociedad. Pero no deben encerrarse en vidas temerosas o mezquinas. Construir exige muchos más sacrificios que destruir, trabajar más que vagar, generar riqueza más que exigir el pago de impuestos o quedarse con "retenciones" (eufemismo que equivale a apropiarse de la riqueza ajena), construir una fábrica reclama del hombre mucho más que demolerla u ocuparla, y triunfar en una guerra -como lo apreciamos a diario- mucho más que poner bombas o realizar atentados... son trabajos que no terminan nunca. Es más fácil ser bestia que hombre. Y el siglo XX lo ha demostrado. Sin embargo es posible. Hace aproximadamente 50 años, el presidente de General Motors cifraba el éxito de su empresa de hombres comunes, en el hecho que eran "hombres acostumbrados a trabajar juntos con alta eficacia". De eso se trata.

La paradoja de la modernidad

Si me dicen que un político debe estar convencido de lo que intenta lograr para su país, que debe esperar poder hacerlo entregarse el mismo a la acción; y que debe ser realista, justo, dispuesto al sacrificio, y no dejar que lo venzan ni la ambición malsana ni la vida desordenada, estas simples ideas, así afirmadas, parecen atractivas. Si me dicen que en esos mismos conceptos están encerradas las virtudes de la fe, la esperanza, la caridad, la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, me cuesta más. Quizás porque se trata de que las virtudes que como señala Guitton, parecen limitativas siendo todo lo contrario. Las grandes ideas, decía Tolstoi, son siempre simples; quizás porque deben estar tanto al alcance del paisano que gana cien o doscientos dólares, o mucho menos, como del ejecutivo o empresario que gana diez mil, veinte mil, o mucho mas.

Muchas ideas, y poco tiempo. Prefiero volver a Pompeya, a la que seguramente sus habitantes consideraban también moderna. Con agua caliente, baños, templos, coliseo, shopping y burdel. Me imagino al intendente de entonces. Imagino que Nestorio sería su nombre, y me lo imagino también intentando dejar su puesto a la "muñeca brava" de su mujer. Y me imagino que sus competidores pelearían las listas y el pueblo se prepararía a votar, todos ignorantes de su propio destino, mientras el volcán, realista, se preparaba para convertir en una gigantesca momia a la ciudad.


(1) Miembro del Comité Consultivo de Atlas 1853 –
pablolopezherrera@yahoo.com.ar
(2) Richard Pipes, en "Los tres "porqué" de la Revolución rusa", Vintage - Random House 1997. (Sus obras "La revolución rusa" y "Rusia bajo el régimen bolchevique" se consideran entre las más "definitivas" al respecto)
(3) "Marco Aurelio, Meditaciones", Editorial Debate, 2000
(4) Jean Guitton y Jean-Jacques Antier, "El libro de la sabiduría y de las virtudes reencontradas", Perrin, 1998
(5) C S Lewis, "Los cuatro amores", Editorial Andrés Bello, 2001. A este detenimiento, análisis y desarrollo de las formas de amor y su importancia en la vida social y espiritual, lo veo destacado en Sholz (1929), Nygren (1930, 1937), Brunner (1937); citados por Pieper que también trata el tema en profundidad (1950 en adelante), y finalmente en Juan Pablo II (Amor y matrimonio) y Benedicto XVI en su encíclica Eros y Ágape.
(6) Joseph Pieper, "Las virtudes fundamentales", RIALP, 1998

lunes, agosto 13, 2007

El desafío de pensar y el problema de no hacerlo

Think tanks: las usinas del pensamiento político

Por Pablo López Herrera (1)

Un navegante determina su derrota de acuerdo al destino de su viaje y confía en cartas náuticas confeccionadas por personas que no conoce pero en cuya autoridad confía. Ese mismo navegante, en otros aspectos más importantes de su vida actúa de una forma llamativamente irracional. Aunque nunca hayamos puesto los pies en un barco, todos somos navegantes de la vida. A veces nos dejamos llevar por el viento o la corriente más favorable, aunque el destino final sea el más alejado de nuestras necesidades. A veces no sabemos que dirección tomar por mas cartas que consultemos. A veces elegimos un destino y tomamos el rumbo equivocado. Pero siempre nos dirigimos hacia algún destino, aunque sea un "anti destino", y necesitamos siempre cartas náuticas actualizadas para ubicarnos donde podamos ver los obstáculos a evitar, los canales y las vías de paso. Quizás sin tomar conciencia, nos pasamos gran parte de nuestras vidas ajustando rumbos y evitando peligros, sin tener siempre en cuenta nuestro destino final.

Cuando la sociedad sabe a donde va, el camino se va haciendo solo. Cuando no lo sabe, se dispersa. Los peregrinos que iban a Compostela seguramente irían corroborando a lo largo del recorrido: "¿es este el camino a Compostela?". Y con los siglos, esa dirección y esos caminos fueron conformando el hoy llamado "camino de Santiago" (2).

Yo tengo la fortuna de haber encontrado hace unos años un "think tank" o "usina de pensamiento" que teniendo como guía a la constitución de 1853, un día me honró invitándome a formar parte de su comité consultivo. Así - seguramente sin saberlo - me obligaron a pasar de una situación de pasiva participación como asistente a periódicas y públicas reuniones, a otra paradójicamente más activa de "pensador", de la que hago uso y abuso.

Comencé entonces de un modo diferente un recorrido personal e íntimo que voy volcando en escritos en los que reflexiono sobre lo que considero importante para la vida personal y social. Intento buscar cierta coherencia entre pensamiento y acción, y con la idea de ser útil a otros, voy tratando de ir construyendo – si no un faro – por lo menos algunas boya virtuales, con la intención de ayudar otros navegantes del pensamiento. Hay boyas que señalan rocas sumergidas a flor de agua o barcos hundidos, y las hay que simplemente muestran -normalmente en combinación con otras- un canal o un rumbo en el que el fondo está despejado de obstáculos. Y en razón de la brevedad de la vida, con cada artículo que escribo, trato de dejar detrás de mí una pequeña boya, como esta misma que lees ahora.

El hombre - ser social - necesita de los demás. La vida no es una regata "en solitario" sino más bien un crucero, o mejor quizás una "arca" como lo fue el Arca de Noé, o sea una embarcación cuya tripulación tiene un destino. Pero el hombre no puede embarcarse en diez cruceros al mismo tiempo. Sin embargo, y a modo de ejemplo, en la navegación de mi vida yo pertenezco a la Iglesia Católica Apostólica y Romana (sin intención de ofender a nadie en estas horas de la "anti discriminación"), soy miembro además del "think tank" al que hacía referencia, a un club donde tengo amigos desde la infancia; me he asociado también al grupo de ex alumnos de una entidad donde hice un curso de dirección, y a una entidad de dirigentes de empresa. También estoy cercano a un centro de enseñanza universitario y a un instituto de filosofía del pensamiento económico que funciona hace unos años ya, y donde generosamente me invitan a reuniones de gran interés y profundidad. En síntesis, voy buscando lugares que van formando parte fundamental de mi vida en uno u otro sentido, y me ayudan a mantener la derrota o a corregirla si me desvío.

Pero lo que me interesa destacar aquí es que en casi ninguno de esos lugares he encontrado un ámbito en el que se reflexione de un modo mas o menos sistemático e integrado acerca de todas las cuestiones fundamentales con las que se constituye la identidad de las personas y de la sociedad y desde donde se vayan formando hombres con el espíritu de los navegantes que desembarcaron en Normandía o el de los peregrinos que caminaban desde miles de kilómetros hacia Santiago con la intención de encontrarse a si mismos, y algo más. Por eso me interesa comentarte algo, como si te estuviera transmitiendo al oído "dos fijas" para la carrera de mañana.

Los ingleses son un país (¿uno?) especial, nadie lo duda. Sus amigos los franceses afirman que "si Dios los puso en una isla, habrá tenido sus razones". Estos dos países y estas dos culturas para mi entrañables han ido formando parte de mi vida en uno u otro sentido. Me sería difícil explicarles esta "duplicidad" a "los unos y los otros", o mejor dicho que lo entendieran ellos mismos. Las instituciones universitarias que pronto serán milenarias en ambos países como la Sorbonnne, Oxford y Cambridge, en lo que a la producción y difusión del pensamiento se refiere, han sido de hecho enormes "think tanks" cuyas ideas y alumnos ayudaron a dar forma a occidente.

Los "think tanks" de nuestros días, brindan la posibilidad de ampliar el pensamiento no solo al académico, al especialista, sino al hombre común con inquietudes, ayudándolo a corroborar su camino y el de otros por su intermedio. ¿De que sirve la elucubración del pensador si no la transmite al resto de la sociedad?. Y por otra parte, ¿es el pensamiento algo reservado al académico, al especialista, o debe derramarse sobre los "actores sociales" para hacerse vida?.


En lo concreto, las "fijas" a las que hacia referencia más arriba, son dos obras colectivas a mi entender esenciales de un pequeño "think tank" ingles: The Social Affairs Unit. En ambas el editor fue Digby Anderson, alma mater del grupo, ya fallecido; en la primera con Peter Mullen, clérigo autor y periodista anglicano, capellán del Stock Exchange (que en estos días debe tener trabajo extra). Hay otras publicaciones de este grupo, pero estas dos valen con creces el trabajo de procurárselas puesto que ilustran acerca de muchos temas esenciales de debate y reflexión para todas las latitudes.

La primera de las obras fue publicada en 1998 (cuatro ediciones en ese mismo año) y se titula: " "Faking it", o la sentimentalización de la sociedad" (3). La otra se publicó en 2005 y se titula más simplemente "Decadencia, el liviano abandono de las virtudes personales y su reemplazo por slogans políticos y psicológicos" (4). Una idea central que se transparenta en ambos libros es que la sociedad moderna vive "soñando con sistemas tan perfectos en los que no hay necesidad que nadie sea bueno" (T. S. Elliot).

En el primer libro, se describe como la sociedad moderna "supone que la utopía puede ser realizada mediante la mera adopción del plan adecuado". Como eso es imposible, explica como se ha institucionalizado en la misma sociedad un sistema de falsificaciones en las que el hombre moderno se ha acostumbrado a "comprar" lo barato, lo que no cuesta sacrificios, y lo que es peor, se hace creer a los ingenuos que el camino pasa por allí.

El sentimentalismo contemporáneo evita o niega la realidad, y al no distinguir lo aparente de lo real juzga por las apariencias, adquiere lo falso rápido y barato, cree que obtiene algo a cambio de nada, cree que el bien se puede alcanzar sin ninguna incomodidad, cree en la realización instantánea de los sueños, es facilista, rechaza la inevitabilidad del sufrimiento, del dolor, evita la responsabilidad personal, no ejerce el control de si mismo ni la paciencia, le "teme a la idea que el hombre tenga la capacidad natural de hacer el mal". En definitiva, mezcla o reemplaza el análisis racional de los mecanismos propios de la lógica del razonamiento, con los mecanismos del deseo, la atracción o el rechazo: "si me parece bueno, no solamente es bueno sino que además es verdad, y transforma entonces el discurso volitivo en discurso racional". De esta forma, transforma lo deseable u odiable en verdadero o falso.

Al reemplazar la sociedad la necesaria continua búsqueda de "pensar y actuar bien por parte de los hombres concretos" por la prosecución del progreso externo y de programas políticos que luchan por utópicas libertades, igualdades y fraternidades impuestas por falsos líderes, movimientos y gobiernos, el resultado ha sido provocar los efectos globales contrarios, "bajo la forma de totalitarismos que desembocan en destrucciones masivas de hombres y sociedades". Se han generado así nuevas categorías sociales, "sub clases" dependientes como los oprimidos, drogadictos, violentos y promiscuos" ( agrego yo: desocupados, pobres estructurales, excluidos, etc. etc.).

Las transformaciones expuestas, crean problemas insolubles, y los políticos se convierten en actores en lugar de agentes de cambio. Las campañas políticas -agregaría- se convierten en representaciones en las que nadie cree realmente; ni el que promete cree que va a cumplir con lo que promete, ni - los prometidos que votan – creen que las promesas van a ser cumplidas. Y los gobiernos se convierten en algo así como una mezcla de vendedores de autos usados y de administradores de edificios, con perdón de ambos gremios.

En cada capítulo de "Faking it", o la sentimentalización de la sociedad", un especialista describe como ha afectado la sentimentalización cada área de la actividad humana. Y así vemos causas y efectos de la sentimentalización en la medicina, en las políticas sociales, en la infancia, en los movimientos ambientalistas, en la propia religión y en la cristiandad, en la literatura moderna, en la música, en la forma civilizada de comer, en los medios. Una mención especial merece el capítulo de Anthony O'Hear (5) sobre la sentimentalización que llevó a la "canonización laica" de "Diana, la reina de los corazones" en el decir de Elton John...

El titulo del segundo libro al que hago referencia: "Decadencia, o el liviano abandono de las virtudes personales y su reemplazo por slogans políticos y psicológicos" es de algún modo auto explicativo. En el se retoma y estudia en la práctica y para la sociedad de nuestro tiempo las implicancias del imperativo aristotélico de la necesidad de la virtud en la vida social.

Así, cada especialista analiza las "viejas" y las "nuevas" virtudes, en un marco de pensamiento que considera que "Gran Bretaña, Europa y los Estados Unidos son sociedades decadentes en un sentido especial de la palabra, que han trocado la vieja moral que sirvió adecuadamente a lo largo de la civilización, por una nueva, experimental "cuasi-moral". La vieja moralidad tenía virtudes conocidas: coraje, amor, lealtad, honestidad y prudencia. Las nuevas "virtudes" son igualdad, anti-discriminación, preocupación ambiental, auto afirmación, una actitud social sobre protectora y una mentalidad crítica.

A diferencia de las nuevas "virtudes" inventadas, las antiguas eran virtudes genuinas, y requerían comportamientos específicos de los individuos que además conformaban sus vidas de un modo particular que hacía posibles los gobiernos mas reducidos, sin los tecnócratas y burócratas que como ejércitos de sanguijuelas desangran las sociedades. Las nuevas son cuasi virtudes o virtudes falsas. Algunas como la igualdad, mas que constituir rasgos de conducta personal se aplican mas bien a políticas sociales. El ambientalismo, por ejemplo, es un terreno en el que puede ser ejercida la virtud, pero en si mismo no es una virtud. La transparencia en los negocios, es una manera de mostrar virtudes, pero no una virtud en si misma. Algunos son slogans, y constituyen retóricas llamadas a la indignación moral. Otros como la auto afirmación, en algún momento eran consideradas como un vicio".

En doce capítulos, se analiza en una primera parte la prudencia como orquestadora de las virtudes, el coraje como virtud clásica, el amor como virtud cristiana, el ahorro como una virtud victoriana de orígenes calvinistas, el desinterés como la virtud del administrador, y la autoridad y la obediencia como virtudes familiares. Y en la segunda parte, se tratan las nuevas o falsas "virtudes": la justicia distributiva o justicia social, las virtudes ambientalistas, las virtudes de sobreprotección, las virtudes terapéuticas o de ayuda a la búsqueda, las virtudes en los negocios: transparencia y contabilización, y las finalmente las intelectuales como la "crítica".

Prosigo mi derrota, y dejo aquí ancladas estas dos boyas, con la esperanza mas general de que el desafío de pensar contribuya a evitar las consecuencias de no haberlo hecho a tiempo. Es mas imperiosa que nunca la urgencia en encontrar los pensamientos que guíen al hombre moderno, sobre todo si el mundo, como afirmara Jaspers, ya se ha convertido "en el escenario para los actores de pequeño formato, los intrigantes sumisos que no diferencian lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, sino que son solo los instrumentos adecuados para la función del poder", de un poder sin destino, o con un destino al que por lo menos yo, me resisto a ser arrastrado (6).


(1) Miembro del Comité Consultivo de la Fundación Atlas 1853 –
pablolopezherrera@yahoo.com.ar
(2) Contrariamente, sin dirección no hay camino. Ejemplo práctico: las próximas elecciones presidenciales en nuestro país. De todos los candidatos posibles quizás sabemos o intuimos - mas allá de sus propias promesas o propósitos - que es lo que no harán, pero sabemos en el fondo mucho menos exactamente "qué es lo que harán" por mas que lo digan. Hay quién repite con énfasis y convicción: "ustedes nunca me van a ver haciendo esto o aquello", quizás sin darse cuenta que los negativos, no son incentivos suficientes como para definir un rumbo. Elegir un rumbo por eliminación de los caminos no deseados se puede, pero es mucho mas difícil: trescientos cincuenta y nueve grados mas difícil.
(3) "Faking it – the sentimentalisation of modern society", edited by Digby Anderson & Peter Mullen, The Social Affairs Unit, 1998
(4) "Decadence – the passing of personal virtue and its replacement by political and psychological slogans", edited by Digby Anderson, The Social Affairs Unit, 2005
(5) Anthony O'Hear, profesor de filosofía y director honorario a la sazón del Real Instituto de Filosofía, es autor de "Después del progreso, buscando el viejo camino hacia delante" ,
otra joya del pensamiento contemporáneo, ponderada como "vital, necesaria y erudita, ... si todavía somos capaces de aprender". En esta obra es posible encontrar un lúcido análisis acerca del progreso y la felicidad, en un mundo que ha producido mucho del primero y menos de la última.
(6) "Origen y meta de la Historia", Karl Jaspers, Editorial Alianza, 1980

miércoles, agosto 08, 2007

La perversión al poder

La gravedad institucional de los últimos intercambios de mensajes a través de los medios a partir del discurso de Luciano Miguens con motivo de la inauguración de "la rural" de este año, probablemente escape al común de los mortales. Pero el impacto del contraste entre dos imágenes publicadas es mas fuerte que mil palabras. La primera es la vergonzosa foto del secretario de gobierno abandonando la tribuna y la segunda es la infantil y alborozada del presidente con su candidata recibiendo al nuevo tirano de América Latina, con risitas, muecas y gestos parecidos a los que mostró en ocasión de recibir el bastón presidencial de las manos de Duhalde.

La ausencia del presidente del principal acto anual del sector agropecuario, implicaba varios mensajes directos: 1) ustedes no merecen mi augusta presencia, 2) les envío a un ya desdibujado Urquiza sin mensaje alguno, y 3) con la política agropecuaria voy a hacer lo que se me de la gana, piensen lo que piensen y digan lo que digan los representantes del "privilegio", ejemplos actualizados del "a vos no te va tan mal gordito" que inmortalizara otro augusto salvador de la patria.

El intolerante bombardeo de declaraciones de un gobierno que habla de "tu verdad y mi verdad" a partir del acto me generó las ideas que motivan el título de esta nota: "La perversión al poder". La perversión es narcisista, cínica y procura la impunidad; implica manipulación, abuso, malignidad y la denigración del otro combinada con la voluptuosa necesidad de hacerlo frente a testigos (presentes o virtuales). El que acepta sin chistar la perversión de la autoridad, acepta la construcción de un contrato o pacto que lo destruirá si la situación no cambia. La resistencia se constituye en un deber. De allí la importancia del discurso de Miguens, que implica la ruptura del contrato perverso.

En efecto: son quienes trabajan y pagan sus impuestos los que "bancan" al gobierno que sufrimos -y seguiremos sufriendo si los seguimos votando- a falta de un sistema financiero digno de tal nombre, lo que es a su vez el resultado de la política de este mismo gobierno que prefiere pagar el doble de tasa de interés a un tirano con quien arregla en silencio y "cristalinidad" y sin rendir cuentas a nadie, a una mucho mas barata a un "indiscreto" FMI (3). Como una parte substancial de ese aporte, el campo "contribuye" forzosamente por lo menos con un 25 % de su producción a mantener en un lujo insultante a quienes ostentan el poder, que se atribuyen el descontrolado rol de distribuidores de la riqueza ajena, de la que disfrutan por cierto con total liviandad e impudicia.

El "provisorio" sistema de retenciones más el impuesto al cheque que sostienen al gobierno y al engañoso "equilibrio fiscal" instalado desde Duhalde hasta ahora (quizás en su momento no había otra manera de contener la hambruna a la que nos había mandado la melaza indigesta de radicales y frepasistas llamada "alianza",) obligó y obliga a que las liquidaciones de las exportaciones "pasen" por el gobierno, quién además de retener los derechos de exportación, maneja a discreción el mercado de cambios mientras éste no se le vaya de las manos, lo que llegará ineluctablemente si seguimos con esta política que de a poco se va convirtiendo en una trampa.

Alarmados por este camino que ya ha recorrido anteriormente nuestro país, los representantes de la sociedad rural, haciendo uso de la libertad de expresión, manifiestan sus ideas, sus advertencias, sus admoniciones, y sus quejas y lamentos con dignidad y respeto ¿y porqué no hacerlo ya que el gobierno ostensiblemente no les hacía el menor caso?. Ya había sido hecho llegar al gobierno todo lo dicho el sábado pasado de manera tan repetida, discreta y prudente que para muchos los dirigentes agropecuarios "traicionaban" al propio campo...

Pero el perverso no solamente quiere que se haga lo que a el arbitrariamente le place, sino que disfruta con la sumisión de quién pretende dominar. Y por eso no soporta que alguien le cante "verdades" ... y mucho menos con un micrófono en la mano, como lo hizo inspirada, lúcida y corajudamente Luciano Miguens el sábado pasado. El camino de la libertad requiere, y va a seguir requiriéndolo cada vez más, todo lo que puso el presidente de la Sociedad Rural en la tribuna. Es un camino para valientes y para virtuosos. Pero el único camino que no es ni para valientes ni para virtuosos es el que lleva al infierno en que nos encontramos según insiste en pregonar el presidente Kirchner. Y para los que no se animen, por lo menos en octubre, "sepa el pueblo votar".



(1) Pablo López Herrera – miembro del Comité Consultivo de Atlas 1853 -
pablolopezherrera@yahoo.com.ar

(2) La retórica antiimperialista del poder lo que teme del FMI son sus auditorías y "recomendaciones", como las temía también Cavallo que también se lamentaba que el FMI "no entendía" que el caso argentino era diferente...

Kirchner, Moisés y el liderazgo político faltante


A partir de las lecturas del Éxodo incluidas en las Misas de los días pasados, es posible observar la doble misión, espiritual y material, de Moisés. En lo espiritual, transmitiendo los Mandamientos al pueblo hebreo -y a toda la humanidad- como testigo de Dios (el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob), instituyendo la Pascua y sellando la Alianza (2) y en lo material liberando a los israelitas de la esclavitud a la que estaban sometidos en Egipto. (3)

A través de Moisés se perciben con claridad las características de un sano liderazgo político de los que no abundan en nuestros días. A unos tres mil quinientos años vista y a miles de kilómetros de distancia, no puedo contenerme en realizar algunas comparaciones y paralelos algo forzados quizás con nuestro bienamado presidente -en tren de guasa o pitorreo didáctico- , dado que el pueblo argentino tiene uno que se atribuye públicamente y hasta el hartazgo la imposible e ilógica misión espiritual de "sacarnos del infierno" y la material de dejar una economía saneada y en crecimiento, o por lo menos lo que el parece entender por eso. Por lo menos déjeseme el derecho a la risa. (4)

En los hechos, y a esta altura del partido, resulta evidente que Kirchner no ha recibido la misión de llevarnos " a una tierra fértil y espaciosa, en la que mana leche y miel" (5), o por lo menos no parece haber "sintonizado la onda" como se diría en los días que corren. Pensándolo bien quizás el jerarca Moreno de algún modo asume el rol del ángel del Señor sembrando el terror entre los productores de ganado y de leche y otros. Quizás piensa que así contribuye a nuestra liberación, cuando en realidad es todo lo contrario (6).

Pero vamos a los "paralelos":

1) A Moisés lo envió Dios. Kirchner -no olvidar- fue un regalo de Duhalde.

2) Moisés vivió y gobernó inspirado por Dios. En el caso de Kirchner, mejor ni pensar en quién lo inspira.

3) Moisés dictó las normas morales que proporcionan la felicidad a quienes se rigen por ellas. Kirchner dicta todo el tiempo normas que provocan la infelicidad de quienes las cumplen.

4) Moisés llevó a su pueblo a la tierra prometida y el se quedó afuera. Kirchner nos quiere dejar con su prometida y quedarse el mismo adentro.

5) Moisés pasó con su pueblo por el Mar Rojo y este se abrió milagrosamente. Kirchner va a pasar el solo, y nos va a dejar hundir como los egipcios.

6) Moisés se consideraba poco apto para la conducción de hombres debido a su dificultad de palabra, aunque su mensaje llegó siempre con claridad. Kirchner abusa de su dificultad de palabra para sumergirnos en cataratas de poesía (verso) voluntariamente ininteligible, desde el sempiterno atril que siempre lo acompaña.

Y 7) ... no traigo a colación el kirchneriano cordero patagónico relacionándolo con la institución de las Pascuas por ser esta una festividad sagrada que no admite chanza alguna.

Saliendo de un terreno que sería jocoso si no fuera trágico, la presente divagación lleva mi espíritu a agradecer una vez más a nuestros Padres Fundadores, que a pesar de sus diferencias no dudaron en reconocer en nuestra Constitución a Dios como "fuente de toda razón y justicia" y a desear la pronta aparición del liderazgo político faltante, que para liberar a nuestro pueblo deberá estar inspirado en la práctica de las virtudes personales y sociales, además de la consabida y necesaria búsqueda del bienestar económico.

El pueblo judío vivió todo durante siglos la practica de la virtud y la politica como dos factores intimamente relacionados, sabiendo que el descuido y el abandono de la práctica de las virtudes, lleva siempre al caos y a la infelicidad de las personas, y en consecuencia de los pueblos. El bien común es integral, como bien lo sabía Moisés (7). La virtud tiene precisos requisitos y exigencias cuyo cumplimiento es precisamente lo que produce el bien común. También es necesario saber que siempre habrá quienes temen a la libertad y prefieren nostálgicamente la situación de esclavos (8) y que el triunfo del bien incluye la derrota del mal.

En "Lo que está mal en el mundo", que fue escrito en 1910, o sea antes del comunismo triunfante, antes de las guerras europeas y antes del nazismo, Chesterton decía que "la única manera de discutir sobre el mal social es teniendo a la vista el ideal social. Todos podemos ver la locura nacional, pero ¿qué es la "salud" nacional? "... Y concluía en su razonamiento diciendo que precisamente "lo que está mal (en el mundo) es que no nos preguntamos acerca de qué es lo que está bien". (9)

Quizás el ejemplo de Moisés sea un anacronismo para quienes piensan que el reloj de la historia no se puede volver atrás. Para Chesterton, "la respuesta simple y obvia es: se puede. Un reloj, siendo una construcción humana, puede ser puesto en cualquier hora. Y de un modo similar, la sociedad, siendo una construcción del hombre, puede volver a ser reconstruida según cualquier plan que haya existido".

La historia reciente en Latinoamérica (Venezuela, Perú, Nicaragua, etc.) nos muestra con qué facilidad se puede adelantar o atrasar el reloj a voluntad, y repetir los mismos errores. ¿Por qué no repetir los aciertos del pasado? Quizás esté llegando la hora de pasar de la sociología política a la filosofía política, y de la búsqueda de consensos a la búsqueda de una sociedad virtuosa y libre, como aquella por la que Moisés luchó.

Al cierre de estas líneas, una buena noticia. El sábado pasado Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina decía al finalizar su discurso: " Somos herederos de un legado formidable. Pero sin los valores esenciales que supieron ser los de nuestros padres ESTAREMOS A MERCED DE LA ARBITRARIEDAD DE LOS LIDERAZGOS SIN SUSTANCIA ÉTICA" (10) .

Afortunadamente, las buenas ideas no residen solamente en los cerebros de los pensadores políticos. En buena hora. Sigamos así y hablaremos no ya del liderazgo político faltante, sino del liderazgo político emergente...


-.-.-.-.-.-

(1) Miembro del Comité Consultivo de Atlas 1853 – http://fr.f265.mail.yahoo.com/ym/Compose?To=pablolopezherrera@yahoo.com.ar
(2) "Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo" - Ex. 19, 24. La Alianza es el compromiso de Dios de cuidar, proteger y defender a su pueblo. Y su pueblo se compromete a cumplir con "los Diez Mandamientos que Yahvéh le impone". (3) Con la condición de que "c uando hayas sacado de Egipto al pueblo, daréis culto a Dios sobre este monte". Resultaría como mínimo interesante reflexionar acerca de la simultaneidad de la promesa con la instrucción: "1. seréis libres y 2. daréis culto a Dios", cuando en Occidente se pretende expulsar tan ligeramente a Dios de la historia.
(4) Entre tantos derechos humanos inventados, sorprende que nadie haya incluido el tan necesario y genuino derecho a la risa...
(5) Ex. 3, 7-8.
(6) Estas palabras de Chesterton, tambien parecen referidas a nuestro "entorno" inmediato: "Algunas de nuestras familias políticas han accedido gracias a su pedigree, enarbolando como un escudo de armas a la vulgaridad. Para muchos de nuestros hombres de estado, es inadecuado y excesivo decir que han nacido con una cuchara de plata en la boca. Han nacido con un cuchillo de plata entre los dientes". ("What's wrong with the world" - GK Chesterton, Dood, Mead & Co. Pag.50 - 1914)
(7) El mismo Moisés, para si mismo, "prefirió compartir los sufrimientos del Pueblo de Dios, antes que gozar los placeres efímeros del pecado, y se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible" Heb. 11, 25-27.
(8) Ex. 16, 1-3; 17, 1-4.
(9) (Op. cit. Pág. 7)
(10) Texto extraído de http://www.ruralarg.org.ar. Las mayúsculas figuran en el texto original.

lunes, junio 18, 2007

El Gulag Soviético

por David Satter (*)

Foreign Policy Research Institute - Junio de 2007 - Vol. 12. No. 17

En las sociedades que no son libres, no todos los mecanismos de represión son violentos. La gente puede ser condicionada para obedecer, y una vez que se han instalado las condiciones apropiadas, la influencia de un conformismo masivo vuelve a las personas impotentes para resistir incluso lo que saben intuitivamente ser una ideología política falsa y una interpretación falsa de la realidad.

El papel de Rusia en la historia de la represión es central. Tan pronto como la libertad y la democracia salieron afuera del hall de la Independencia en Filadelfia, la forma asesina de dominación totalitaria que existió en el siglo XX tuvo su origen en el ataque forzoso al poder de los bolcheviques en Petrogrado en 1917. La idea que el estado tiene derecho al control total sobre el individuo y que la vida debe ser organizada para imitar los preceptos de una ideología demente, pronto fueron aceptados no sólo en la Unión Soviética sino en la Alemania nazi y más tarde en Europa del Este, así como en China, en Vietnam, y en Corea del Norte. A la vez, casi la mitad de la población del mundo fue sometida bajo el ir y venir de las ideas que llegaron a ser dominantes en Rusia cuando los bolcheviques tomaron el poder. Este acontecimiento fue anunciado por un periódico de París bajo el titulo: “Los Maximalistas son los amos de Petrograd. ”

La Unión Soviética fue la primera nación en la historia en ser fundada explícitamente sobre la base del ateísmo, y que se dotó con los atributos de Dios. A Rusia y a los ciudadanos soviéticos se les dijo: “No hay Dios, sólo existe el partido.”

Por muchos años la gente educada en los EEUU puso en ridículo a los que argumentaban, a menudo sin mucho fundamento filosófico, que la teoría del materialismo dialéctico definía un sistema que por su naturaleza, tenía que ser malo. De hecho, sin embargo, los que llamaban la atención sobre las implicancias inevitables de la teoría del materialismo dialéctico tenían razón. Sólo podía ser la base de un sistema radicalmente malo.

El materialismo dialéctico es la base ontológica del Marxismo-Leninismo. Sostiene que todo lo que existe es materia en movimiento. No hay ni Dios, ni alma, ni espíritu. A partir de este punto de partida, Marx ofreció entonces la teoría del materialismo histórico que procuró describir la evolución de la historia. Según esta teoría, la historia fue conducida por la interacción de las fuerzas materiales con el progreso personificado en la vanguardia de la clase históricamente más progresista. Esta fue identificada como la clase obrera.

Lenin hizo un agregado a esta cosmología sustituyendo a la clase obrera por el partido revolucionario disciplinado. Nadie advirtió que sustituyendo a la clase obrera, que actuaba ciegamente según cabe suponer en su propio interés por el partido, una organización conspirativa, destruyó la parte central de la teoría marxista. Qué importante fue que una teoría universal que justificaba el control total del individuo y la destrucción de todos estándares morales, se unió a un mecanismo para “hacer realidad” esa teoría: el partido totalitario. Se creó entonces un partido que podía aspirar a gobernar sobre la base de reclamar para sí el monopolio de la verdad.

La convicción de los Bolcheviques de que operaban de acuerdo a una teoría estrictamente científica y por lo tanto infalible, y que era una herramienta confiable para transformar a sociedad, les brindó los medios para cometer crímenes sin precedentes. Durante los 120 años últimos del régimen Zarista, aproximadamente 3.500 personas fueron ejecutadas por crímenes políticos, la mayoría de ellos en el siglo XX en los años del terror revolucionario. El régimen bolchevique excedió esa cifra dentro de sus primeros cuatro meses y la situación llegó a ser rápidamente peor. Mientras el descontento se extendía a través del país, Félix Dzerzhinsky, fundador de la policía secreta soviética (originalmente llamada la Checa, y más adelante NKVD), introdujo el Terror Rojo, por el que se distinguía a la culpa de una persona de sus acciones. Ahora las personas iban a ser matadas en la base no a la culpa individual, sino por pertenecer a una clase específica.

Uno de diputados de Dzerzhinsky, Martyn Latsis, escribió en el periódico de la Checa El terror de Krasny (Terror Rojo) que durante las investigaciones no era necesario buscar la evidencia de “que el acusado hubiera actuado de palabra y de hecho contra el poder soviético.” La primera pregunta a formular es, “¿A qué clase pertenece? ¿Cuál es su origen? ¿Cuál es su educación o profesión? ”. Estas preguntas son las que debían determinar su destino. Bajo estas circunstancias, el Terror Rojo se esparció a través del anterior imperio ruso dondequiera que los bolcheviques tuvieron el poder y se convirtió en un instrumento para destruir a los miembros de la supuesta clase “posesiva”.

El Terror Rojo se encontró con el Terror Blanco. Los blancos también emplearon el exterminio total, particularmente en Ucrania, en donde asesinaron a 150.000 judíos ucranianos. Sin embargo, una vez que el Terror Blanco desapareció, el Terror Rojo se institucionalizó. Su énfasis en la destrucción de las clases “hostiles” llegó a ser una parte integrante de las políticas del régimen comunista.

Los líderes comunistas creyeron que tenían que controlar la economía, puesto que era la clave de todos los aspectos de la vida, y que aquella podría funcionar entonces en base a órdenes, como el correo. Esto se oponía directamente al ethos de una economía de mercado que funciona en base de millones de señales que reflejen los deseos de consumidores y las reacciones de productores. Cuando se instituyó la política conocida como comunismo de guerra, después del final de la guerra civil, el mercado libre fue eliminado. Como resultado, la economía se detuvo.

En marzo de 1921, el gobierno corta las raciones de alimento a las ciudades importantes en un 30 por ciento. Se rebela entonces un grupo de marineros que había sido de los soportes más leales a la revolución bolchevique, en la base naval de Kronstadt cercana a Petrograd, y es eliminado sin piedad por las tropas al mando del mariscal Mikhail Tukhachevsky, que se convertiría en líder militar de Rusia y exterminador despiadado de la mayoría opuesta a los bolcheviques (y sería el mismo víctima de las purgas de Stalin en 1937). Al mismo tiempo se rebelan los campesinos que habían sufrido bajo un sistema de requisición, porque en ausencia de un mercado les sacaban los granos que ellos mismos habían cosechado a menudo sin dejarles lo suficiente como para comer, poniendo así en marcha un levantamiento masivo de los campesinos con centro en Tambov.

Lenin, preocupado seriamente, exige los métodos más brutales para suprimir la rebelión. Esos métodos incluían matar al hijo mayor en cualquier familia que se conociera haber tenido contacto con los insurrectos, y atacar a los mismos en sus reductos del bosque con gas venenoso. Éste fue el primer uso de gas venenoso contra una población civil, y fue exitoso. La rebelión de los paisanos fue eliminada. Pero las condiciones que la habían provocado causaron un colapso masivo en la actividad agrícola, y la subsiguiente hambruna en grandes partes de Rusia y de Ucrania. Fue solamente la oportuna ayuda americana que previno una catástrofe que podría haber sido incluso mayor. No obstante, se estima que murieron del hambre 5 millones de personas.

En los años que siguieron, los líderes comunistas llegaron a entender que si continuaban con sus políticas insanas, iban a convertir al país en incapaz de hacer cualquier cosa. Instituyeron entonces lo que se conoció como la Nueva Política Económica (NEP), que permitió a la población masivamente campesina de Rusia existir en condiciones más o menos de mercado libre. Hubo requisiciones por parte del gobierno, pero se permitió a los campesinos levantar su propio alimento, a comerciar entre ellos mismos y a vender al gobierno o a las ciudades; y el país comenzó a recuperarse. Pero esto fue tan solo una breve tregua mientras el régimen se preparaba para el “round” siguiente en la guerra contra su propia población.

En los últimos años de la década de 1920, la dirección estalinista decidió que había llegado el tiempo de colectivizar la agricultura en Rusia. Después de todo, si la gente es libre de disponer de sus productos y decidir cuánto se va a vender, ella puede también rechazar la venta de sus propios productos. Al mismo tiempo, Stalin estaba convencido de que la guerra estaba por llegar y al mismo tiempo impaciente para construir la base industrial de la Unión Soviética. Y no había recursos para hacerlo. La única manera era tomar el grano del campo, exportarlo para obtener moneda fuerte, y utilizar esa moneda fuerte para comprar las maquinarias.

El primer paso en el sometimiento del campesinado se llamó “deskulakización”. Identificaron a millones de personas como “kulaks” (en ruso kulak significa puño). La propaganda soviética los acusó de ser los explotadores del campo. De hecho, eran simplemente los campesinos más progresistas y más industriosos. Un kulak era alguien que quizás tenía dos vacas en lugar de una. Durante esos años, el NKVD fue inundado con cartas de los funcionarios del partido que preguntaban cómo hacer para identificar a un kulak. Y nunca había una definición exacta. Redondearon para arriba y deportaron a cualquier persona que se oponía a la colectivización, que vivía un poco mejor, o que tenía un poco más de conciencia política, enviándolas a menudo a las áreas deshabitadas de Siberia y de Asia central, donde la tasa de mortalidad fue horrible. Al mismo tiempo, la “deskulakización” aterrorizó al resto de los campesinos, los que acordaron entonces incorporarse a las granjas colectivas.

Pero este no fue el final del horror. El gobierno aumentó sus demandas a las granjas colectivas nuevamente formadas para poder vender el grano al exterior para apoyar al financiamiento de la industrialización. Si el gobierno tomaba el 15 por ciento de la cosecha bajo la NEP, en los primeros años de “deskulakización” esta cifra se elevó al 30–35 por ciento. Para 1932 llegaron hasta el 40 por ciento, lo que no dejaba virtualmente nada para la población rural. Los campesinos se defendieron robando y saboteando el proceso de secuestro de los granos, y el Politburó decidió forzarlos a la hambruna para someterlos.

El campo llegó a ser un inmenso campo de exterminio. No se permitió a los campesinos salir de sus aldeas. Las ciudades se convirtieron en zona prohibida, las estaciones ferroviarias fueron protegidas, y los campesinos fueron dejados sin alimento. En 1932-33, Ucrania pero también parte de Rusia, del valle de Volga, y Kazakstan, las áreas donde había sido más grande la resistencia a las requisiciones del grano bolchevique en los años 20, fueron la escena de una hambruna provocada artificialmente. La Unión Soviética y Ucrania levantaron suficiente grano que exportar y alimentar a la población, pero no en la escala que el gobierno demandaba.

Fue uno de los grandes crímenes menos difundidos del siglo XX, y todavía sigue siendo el singular crimen más grande del régimen soviético, que trágicamente logró su propósito. Probablemente 6 a 7 millones de personas murieron de hambre en condiciones que desafían toda descripción. La gente recurrió al canibalismo. Toda resistencia fue rota. De allí en adelante, el gobierno soviético no tuvo que preocuparse por negociar con campesinos o satisfacer sus necesidades. Y aunque las provisiones y la producción se desplomaron, el régimen controló la producción existente. Sólo unos pocos libros describen esto, notablemente Ejecución por el Hambre: El Holocausto escondido (1987), de Miron Dolot, sobreviviente ucraniano al hambre, y Cosecha de Penas de Robert Conquest (1986).

El régimen entonces comenzó a girar sobre sí mismo. El proceso de destruir la última base de la resistencia social potencial, el campesinado, había hecho probar a los líderes el sabor de la sangre y Stalin se convenció que podría cometer las atrocidades a una escala masiva. Al mismo tiempo, esto hizo a Stalin y a las personas de su entorno todavía menos dispuestas a tolerar el desacuerdo dentro del partido. Hasta este momento, había cierta capacidad limitada de discrepar dentro del partido. Hasta este momento, había alguna posibilidad limitada para no estar de acuerdo dentro del partido. Esa área de “discurso tolerado” llegó a ser más y más estrecha.

El descontento con Stalin comenzó a subir en los círculos del partido, sin embargo, en parte a causa del hambre. En 1934 el congreso del partido, congreso “de los vencedores” había signos de que el líder de partido en Leningrado ganaba apoyo. Esto preocupó mucho a Stalin, que llegó a convencerse de la necesidad de eliminar a esas personas que habían hecho la revolución, pero que tenían alguna tradición en pensar por sí mismos y que potencialmente podrían oponerse a sus reglas.

El resultado fue lo que llegó a ser conocido como el Gran Terror. Stalin estableció un control total sobre la policía secreta, que mandó cuotas para cada región con el número de personas a ser matadas como contrarrevolucionarios o detenidos y mandados a campos de trabajos forzados. Ahora se expuso a la población general a la parte del horror que se había desatado en el campo. Las camionetas negras viajaban por las calles de noche, descargando oficiales del NKVD que llevaban botas especiales con clavos. El sonido de pasos con esos clavos significaba que alguien iba a ser detenido. Las personas permanecían levantadas esperando escuchar toda la noche los clavos y el sonido del ascensor para ver en que piso paraba. Ellos oirían los golpes en las puertas seguidos por la búsqueda de un apartamento. La víctima sería detenida delante de su esposa e hijos. Los niños deberían despedirse, para nunca más ver a esa persona.

Por supuesto, la idea del régimen era erradicar toda oposición. La manera de hacerlo fue generar denuncias, como durante la inquisición española. ¿Alguien decía una palabra desleal, contaba un chiste, tenía un pariente extranjero, había viajado al exterior, estaba asociada con alguien que había sido arrestado? ¿Alguien había omitido denunciar a alguien que había sido arrestado?. Una mujer que estaba en Moscú durante esos años me dijo que si un extranjero se acercaba en la calle, la gente se dispersaba como ratones, asustados incluso de ser vistos hablando con un extranjero. En sus memorias, un ruso relataba cómo un día su profesor de las matemáticas, que tenía un nombre lituano, no asistió a dar la clase. Otro profesor tomó el control de la clase, que nunca supo lo qué le había sucedido al profesor anterior. Cincuenta años más tarde, cuando las listas de los nombres de los que habían sido abatidos comenzaron a ser publicadas en San Petersburgo, encontró el nombre del profesor. Finalmente entendió lo qué le había sucedido.

Las personas desaparecían y nadie osaba decir una palabra, o preguntar, o aún mostrar la menor simpatía. Los cargos usuales eran ser contrarrevolucionario o realizar actividades de terrorista, y los periódicos estaban repletos de pretendidas “confesiones”. El efecto contagioso del terror era tal que cuando un individuo era detenido, toda su propia fábrica u oficina demandaría unánimemente que fuese ejecutado despiadadamente. Los que asistieron las reuniones donde se hicieron tales demandas a menudo tenían temor de ser los próximos, en caso de no sostener las demandas de viva voz. En esos años, era un acto de valor supremo ayudar a un miembro de la familia de una persona que había sido detenida.

En tiempos en que el gran terror culminó, 800.000 personas habían sido fusiladas. Otras 800.000 fueron detenidas y fueron mandadas a campos de trabajos forzados donde casi ninguno de ellos sobrevivió. Con toda la oposición potencial, intelectual o política aplastada, el terror finalmente disminuyó, en parte porque aún incluso con la imaginación fértil del NKVD, no había casi nadie a detener por motivos políticos. Pero los arrestos continuaron con otros argumentos. El régimen estaba basado en el trabajo de esclavos. El sistema soviético era todavía ineficaz, y necesitaba esclavos todavía.

Durante la Segunda Guerra Mundial varias nacionalidades fueron acusadas de deslealtad y deportadas a campos de trabajo forzado. Los chechenios, los Ingushy, los Kalmyks, los alemanes del Volga. Cuando prisioneros de guerra y civiles soviéticos que habían sido deportados a Alemania y utilizados como trabajo de esclavos volvían a casa, muchos de ellos eran detenidos y mandados a los campos. Así, después de la Segunda Guerra Mundial, aunque el número de las muertes había disminuido, todavía había 5 millones de personas en varias formas de confinamiento: campos de trabajos forzados, las prisiones, y el exilio. Este sólo comenzó a cambiar con la muerte de Stalin en 1953.

Y aunque Khrushchev había sido un participante activo en las purgas mientras estas ocurrían, a tal punto de seleccionar personalmente a sus subordinados leales para la muerte, tomó la iniciativa de liberar a los presos. Millones de personas fueron liberadas de los campos y vueltas a sus casas. En 1956, después de destruir los archivos que mostraban su propia participación, Khrushchev denunció los crímenes de Stalin.

Bajo Khrushchev, una nueva situación se produjo. La gente comenzó a perder algo de su miedo y a ganar confianza en que si no estaban vinculados a la actividad política, estaban seguros de la policía secreta. Pero al mismo tiempo su mentalidad había sido cambiada. Un amigo en Rusia me la describía así: “Si usted toma una manada de animales y mata a uno de cada diez delante de todos los demás, usted no tiene que continuar con la matanza para conseguirlos ir en la dirección deseada. Todo lo que usted tiene que hacer es restallar el látigo”.

El moderno sistema soviético del post estalinismo había sido formado. De este punto en adelante, lo que engendró la obediencia fue la memoria del terror transmitida de padre a hijo. El régimen también, sin embargo, dependía de un sistema de represión que se podría aplicar a los que no se sometieran pasivamente. Este sistema consistió en tres partes: la represión en el lugar de trabajo, el encarcelamiento en campos de trabajo forzado políticos, y el confinamiento en los hospitales psiquiátricos.

La parte más importante fue aparentemente la más inocua: la represión de los “colectivos.” En la Unión Soviética, no había empresa privada. Todos medios de la producción eran controlados por el estado. Cualquiera fuese su trabajo, usted trabajaba para el gobierno. En cada “colectivo” había una organización del partido. Por ejemplo, usted no podía formar una asociación de pescadores, o de coleccionistas de sellos, sin ser controlado por el gobierno y tener su propia organización del partido.

El partido fue centralizado y fue dominado en cada nivel por personas comprometidas exclusivamente en llevar a cabo los dictados del Comité Central, que era dominado por el Politburó. Existía una oportunidad pequeña para las actividades y el pensamiento de la oposición. El sistema comenzó a trabajar sobre los instintos humanos básicos: el deseo de no pensar, de hacer lo que se le dice a uno, de a volver a la dependencia de la niñez, de identificarse con el poder, de canalizarse agresivamente hacia un mundo exterior que cabe suponerse hostil, para sentirse que uno mismo es parte de un movimiento, de la vanguardia de la parte culta de la humanidad contra el que la parte ignorante y retrógrada de la humanidad complotaba constantemente.

Con este trasfondo, si alguien mostraba el signo más leve de resistencia, era relativamente fácil que esa persona fuera neutralizada. La KGB sería informada por la organización del partido, y ellos determinarían qué pasos tomar. El pensador libre podría ser degradado o podría ser despedido y dejado sin ninguna otra elección que no fuera sobrevivir mediante trabajos manuales. Si este tipo de represión no funcionaba, el próximo paso era sentenciar al disidente a un tiempo en un campo de trabajos forzados o ponerlo en un hospital psiquiátrico.

En 1965, Yuli Daniel y Andrei Sinyavsky, que habían publicado libros en el exterior, fueron puestos en prisión por agitación anti-soviética. El espectáculo medieval de encarcelar a personas por lo que ellos habían escrito, llamaron sin embargo, la atención mundial. Los primeros intelectuales rusos encontraron el valor para protestar. Muchos de ellos fueron detenidos, y otros intelectuales firmaron peticiones en su defensa. Éste fue el primer movimiento de protesta en décadas del libremente, y fue seguido por protestas sobre la invasión de Checoslovaquia y luego por las actividades conectadas con la firma de los acuerdos de Helsinki en 1975, por los que la Unión Soviética prometió respetar los derechos humanos a cambio de la aprobación occidental al statu-quo territorial en Europa. Por supuesto que el régimen no tenía la más leve intención de honrar este compromiso, pero el mismo hecho les brindó a los disidentes una manera de desafiar el régimen. Formaron grupos independientes para controlar el cumplimiento, lo que puso al gobierno en una posición embarazosa. No se podía detener a estas personas por controlar su conformidad, así que por un par de años acosaron a los disidentes o les permitieron emigrar, antes de empezar los arrestos de masa en 1980.

Los disidentes eran internados en campos de trabajos forzados especiales. Comparando con la era de Stalin, no había muchos presos políticos, quizás un par de cientos, y en casi todos casos ellos eran encarcelados por escribir y circular información veraz. Este material de los disidentes fue publicado por ellos y así llegó a ser conocido como “samizdat”, y producido con centenares de máquinas de escribir en el papel de cáscaras de cebolla con numerosas copias con papel carbónico. El contenido era a menudo información sobre presos políticos, peticiones, protestas, literatura prohibida, todo lo que era censurado. La máquina de samizdat era ineficaz para los estándares de hoy. Pero una vez que empezó a funcionar, produjo una cantidad asombrosa de material.

El régimen combatió a los disidentes, buscando conseguir hacerlos admitir el error en sus medios empleados en los campos de trabajos forzados, donde las personas eran torturadas psicológicamente y físicamente, y también llevarlos a la confesión pública, sobre todo en la televisión, que ellos eran leales ciudadanos soviéticos que habían sido engañados. Muy pocos sucumbieron a la presión, pero sucedió.

Otra categoría de los disidentes decidió no desafiar al régimen, como lo hacían los disidentes democráticos, pero demostrar implícitamente con sus acciones que el régimen era un ejemplo de dictadura totalitaria, intentando cruzar la frontera de Finlandia o alternativamente tomando las promesas del régimen seriamente y exigiéndole sus derechos. Para tales personas, primero había evaluaciones psiquiátricas, después hospitales psiquiátricos y luego drogas para la modificación del comportamiento, el equivalente del sitio 101 del 1984 de George Orwell’s, el lugar donde lo sujetaban a lo que uno más temía.

De esta manera, el sistema de la represión funcionó hasta el acceso al poder de Gorbachev y el principio de la perestroika. El control total sobre la información y la tentativa de imponer la ideología fueron abandonados. Los presos fueron liberados. Éstos fueron cambios revolucionarios, y, como resultado de ellos, la Unión Soviética se derrumbó. Pero los hábitos formados en la mente por la represión continúan existiendo y amenazan las perspectivas de la libertad en la Rusia post soviética.

Rusia está plagada hoy de una carencia de respecto por la ley y la vida humana y una falta de comprensión de la democracia. Éste es el obstáculo principal para crear un futuro mejor. Donde un individuo no siente ninguna protección y donde puede en todo momento convertirse en una víctima, busca inevitable la protección en un sistema autoritario.

¿ Se aprenderán las lecciones?

(*)traducido al español por Pablo López Herrera del boletín de noticias del fondo de FPRI de Marvin Wachman para la educación internacional - Junio de 2007 - Vol. 12. No. 17 -
www.fpri.org.

David Satter es Senior Fellow del Hudson Institute, Investigador de la Hoover Institution y autor de “La Edad del Delirio: El Descenso y la Caída de la Unión Soviética” ( Yale 2001) y “La Oscuridad al amanecer: La Subida del Estado Criminal ruso” (Yale, 2004). Este ensayo está basado en su presentación: “Vivir sin libertad: una historia para maestros” patrocinada por el fondo del FPRI y Marvin Wachman para la Educación Internacional, 5 y 6 de mayo de 2007

martes, mayo 22, 2007

Entender la revolución


La revolución es el opio de los intelectuales.
Jean-François Somcynski

¿Qué es una revolución?

A medida que avanza la historia del hombre y llegados a una altura del conocimiento y de la experimentación de múltiples formas de organización social, desde el clan y la tribu hasta la democracia y el comunismo, debería el hombre estar en condiciones de extraer conclusiones para elegir una dirección determinada y poner los medios para avanzar resueltamente. Como mínimo, deberíamos claramente saber hacia donde no ir y por que razones.

Las sociedades, en el mar de la historia, del mismo modo en que los barcos aceptan las leyes físicas y las hacen jugar a su favor en su diseño, sistema de propulsión , y forma de acomodar la carga, deberían estar en condiciones de conocer y aceptar las leyes impresas en la naturaleza humana y hacerlas jugar a su favor. Sin embargo, no solamente esto no es así sino que las ignoran o se llega a negar su misma existencia.

A nadie se le ocurriría pensar en navegar con el palo mayor y el velamen sumergido, y la quilla al viento. Menos se le ocurriría afirmar que es la mejor y mas eficiente manera de navegar. De hecho, los cascos y la forma de las cubiertas se diseñan de tal modo que al producirse una vuelta de campana, el propio barco tienda a recuperar la vertical y ponerse derecho. Y logrará hacerlo o no. Pero lo que a nadie se le ocurrirá es intentar continuar la navegación invertido.

Una revolución, es la sociedad dando una vuelta de campana. Y los mismos hombres que no se animarían a plantear la hipótesis de una supuesta normalidad en navegar con un barco o un avión invertidos, han sido capaces de diseñar, proponer y llevar a cabo formas de organización social "revolucionarias", contrarias a la naturaleza humana.

Y lo siguen haciendo, luego de transcurrido el siglo que mayor cantidad de víctimas y destrucción ha producido, siguiendo la fantasía utópica de vivir la revolución.

De allí la importancia del conocimiento de las revoluciones en la historia, para analizar las diferentes formas en las que el hombre ha pretendido dar vuelta a la organización social y los resultados y catástrofes acaecidos cuando ha tenido "éxito" al hacerlo. Resulta prácticamente útil e instructivo, en estos tiempos de convulsiones de una profundidad y amplitud como nunca se dieran, echar una mirada a la historia para poder analizar con la mayor perspectiva posible las transformaciones que se siguen produciendo en nuestro propio país y en el mundo.

La revolución en la historia

Me sirvió prácticamente para estas reflexiones un libro de Martín Malia (**)publicado recientemente. El autor, fue profesor en la Universidad de Berkeley, California, desde 1958 hasta 1991. Luego de escribir varios libros sobre su especialidad: Rusia, dejó antes de morir en noviembre de 2004 una obra que fue editada en 2006 por Terence Emmons , profesora emérita de la Universidad de Stanford, con el nombre de "Locomotoras de la historia – las revoluciones y la realización del mundo moderno" (***).

Sostiene Malia con razón que las revoluciones tienen sus raíces en la historia europea y que tienen características comunes. Que son momentos mas o menos largos que forman parte de procesos nacionales e internacionales. Y que estos procesos se han ido radicalizando desde el siglo XV hasta el XX, con énfasis es Francia en 1789 y en Rusia en 1917. Sostiene que lo que hizo única a la revolución de octubre fue que la ideología determinó la estructura política (hegemonía del partido), la estructura política determinó el orden económico, y no hubo "sociedad civil" independiente, quedando todo subordinado a los objetivos y al control del partido, y estando a su vez el todo justificado por la construcción y la defensa del socialismo. Este modelo posibilitó el "congelamiento" de la historia y la eliminación de la libertad desde 1917 hasta 1989-91.

Malia sostiene que el caso ruso "es también la culminación lógica aunque extrema de la larga tradición revolucionaria de la civilización europea como un todo". Y hace siete consideraciones:

1. La revolución es un fenómeno europeo en su origen.
2. La revolución debe ser estudiada más bien históricamente que estructuralmente o "transculturalmente".
3. La revolución occidental es en primer instancia una transformación política e ideológica –no social- que comienza en Europa con la redefinición de la esfera de lo espiritual; esto es, con la herejía. En este sentido, Malia menciona y estudia los casos de la Bohemia hussita 1415-1436, la Alemania luterana 1517-1555, la Francia hugonote 1559-1598 y la revuelta holandesa 1566-1609.
4. Los conflictos sociales son causa necesaria pero no suficiente de una revolución mayor. Para que esta suceda, debe existir el marco de un "estado unitario" que focalice todas las formas de protesta política, social, o de otras clases en un único conjunto de instituciones. Esta focalización en la transformación de las estructuras del estado, y el concomitante desafío a la legitimidad estatal existente, es lo que da a una revolución general su carácter de explosivo y su naturaleza político-ideológica.
5. Una "gran revolución" europea, es una revuelta generalizada contra el Viejo Régimen, particularmente contra el de las dos espadas: secular o temporal y espiritual; y contra el de los tres órdenes: de los que rezan, de los que luchan y de los que trabajan.
6. Cada revolución aprende de la experiencia de su predecesora, y sube una escala el "modelo" hacia un nivel más extremo de radicalización.
7. La tradición revolucionaria occidental se fue desplazando en los contenidos desde la primacía de las libertades políticas hacia la eliminación de las desigualdades sociales; en las formas desde una relativa moderación hasta el extremismo; y geográficamente desde los países del Atlántico occidental hacia el este en dirección a Prusia, Austria y Rusia, para luego de su corporización en Rusia expandirse en el siglo XX al resto del "tercer mundo" haciendo del siglo el lugar histórico de la revolución en la historia del mundo.

El método utilizado por Malia compara casos desde la misma cultura y contiguos en el tiempo, generalizando de algún modo la visión del impulso democrático hacia delante y hacia atrás en la historia, ampliando de algún modo la visión de Tocqueville, y aplicando la sensibilidad de Weber a los problemas tratados por aquel respecto del rol social de la Cristiandad.

Esto "significa ligar el contenido doctrinal de la doctrina de la Cristiandad y su estructura institucional a los procesos políticos y sociales de la "escalada" democrática. Para ello es necesario ir de nuevo al punto de partida de Tocqueville en el año 1000, y relacionar la teología y la eclesiologia con el feudalismo y los sucesos tempranos del Antiguo Régimen, esfuerzo que por supuesto no intentó el mismo Weber". En esta perspectiva, el radicalismo europeo se fue moviendo desde la sedición religiosa contra la Iglesia en épocas en que aún no existían los estados, para ir escalando desde la sedición religiosa a la política y luego a la revolución abierta. Luego de las revoluciones políticas de los siglos XVII y XVIII se pasó al milenarismo científico de la revolución social del siglo XX.

Sostiene Malia que después de haber sido un problema de la "historia política" en el siglo XIX y un problema de la "historia social" en el siglo XX, "se ha vuelto claro ahora que la revolución debe ser considerada en primera instancia un problema de la "historia de las ideas" ... porque la historiografía revela que los contenidos políticos y sociales de los diferentes casos estudiados han sido fundamentalmente moldeados por ideas".

En efecto. Entre las conclusiones a las que arriba Malia, una es que "una gran revolución no es esencialmente un fenómeno socioeconómico, sino uno del tipo político constitucional y cultural-ideológico. En otras palabras, ese tipo de revolución no delimita la transición de un modo de producción a otro - como por ejemplo de uno feudal a otro burgués - o de una ola de desarrollo económico a otra ola - como por ejemplo de una mercantil a otra capitalista o de una tradicional a otra moderna - aunque ese tipo de transformaciones están de algún modo involucradas en una revolución. Sin embargo, una gran revolución es esencialmente la crisis general de la totalidad de un sistema nacional".

Las revoluciones "apropiadamente descriptas como guerras internas", "reordenan las coordenadas de la legitimidad en la res publica, sellan el final de antiguos regímenes e inauguran nuevos órdenes, y marcan el pivote de una era a otra". Como las guerras, las revoluciones "precipitan la competencia política en violencia abierta, legitimando de esta manera métodos que normalmente son la antítesis de la existencia civilizada. Y los momentos revolucionarios fundadores ... fueron todos actos violentos presagio de una coerción continua".

Malia repasa, analiza y critica diversos estudios acerca de la revolución, deteniéndose en los análisis de Crane Buton, Charles Tilly, Banington Moore, Theda Skopol y Georges Lefebvre, y resaltando los aportes de los análisis de Tocqueville y Weber. De este último rescata particularmente que "la cultura, y en particular la religión, es la primera base de la unicidad europea". Su análisis ayuda a relacionar personajes, acontecimientos, procesos históricos, y sobre todo la importancia, la fuerza y el impacto de la lucha de las ideas.

El muro cayó, la revolución continúa

Lejos de ser la revolución un objeto de estudio o análisis meramente académico, sobre todo a partir de la "caída" del imperio soviético, la expansión geográfica hacia China, Corea, Vietnam, Camboya, Cuba, Nicaragua, etc. nos muestran que está lejos de haberse extinguido del curso de la historia. El entusiasmo de Chávez en Venezuela (****) y de Morales en Bolivia, aplicados en destruir la sociedad democrática para reemplazarla por un "socialismo del siglo XXI" así lo muestran.

El avance más importante y más difícil de revertir quizás sea el de la revolución cultural, consistente en el abandono paulatino de los fundamentos de la sociedad occidental, y su reemplazo por un sistema de valores invertidos en los que el velamen queda sumergido, la quilla al viento, y la humanidad encerrada en el casco.

Esto se percibe claramente si se pasa del análisis de Martín Malia a la visión desarrollada desde la cárcel por Gramsci, no mencionado en el libro de Malia sobre la revolución.

Gramsci de algún modo "actualiza" el marxismo leninismo clásico desarrollando sus teorías sobre la "hegemonía cultural", que lleva al dominio del hombre no solo mediante la fuerza, sino a través del consentimiento. Así como para Lenin la revolución cultural y la reforma intelectual y moral de las masas sucede luego de conquistado el poder, para Gramsci sucede antes, y se transforman primero las conciencias para luego tomar el poder. De este modo, la fuerza pasa no solo a través de los partidos y movimientos revolucionarios, sino también a través de las organizaciones populares, "que representan como las "trincheras" y las fortificaciones permanentes de la guerra de posiciones". (Cuadernos, III)

Más allá de convertir al gramscismo en tema específico de análisis, queda claro que para los cultores de la revolución el principal problema pasa a ser la revolución en las creencias, y la demolición de un orden creado a lo largo de los siglos sobre la sólida base judeo cristiana que se fundió con lo mejor de la herencia intelectual griega e institucional romana para formar lo que fue el mundo occidental.

Desconstruyendo la religión, las instituciones, el orden jurídico, las costumbres, la familia, se habrá dominado el corazón del hombre. Y dominado el corazón del hombre, la revolución habrá ganado la guerra.

Luego de Gramsci, el proceso revolucionario continúa en lo que se denomina la "radicalización de la democracia" a través de la generación y capitalización de los conflictos llevados a cabo mediante reivindicaciones diversas, movimientos populares de masas, asambleas y diversos organismos, y a través de la constitución de redes globalizadas que internacionalizan los conflictos y logran el poder desde adentro y desde afuera de los propios países. Cuando los contornos de la república se desdibujan, cuando la democracia se vacía de contenido, cuando se vacían las instituciones, se está en presencia de victorias de la revolución. Cuando a una demanda antinatural como la solicitud el cambio de sexo de una mujer nacida con todos los atributos de mujer, la sociedad responde con una operación de cirugía "estética" legalmente efectuada, se puede proceder a cambiar su sexo "legal" en el registro civil, se puede efectuar su "casamiento" con otra mujer, y se le permite que adopte un hijo como "padre", ("cada demanda genera un derecho y el estado tiene la obligación de satisfacerla", especialmente si proviene de la "comunidad" gay-lesbica-travesti-transexual-bisexual-intersexual ), también se está en presencia de victorias de la revolución.

La violencia, y aún la violencia extrema a veces solo es necesaria en el momento de la toma completa del poder, pero es mucho mas fácil ir demoliendo al adversario en una lucha en la que ni el mismo sabe contra quién está luchando ni quienes son sus verdaderos aliados y sus verdaderos enemigos. Una lucha en la que el mismo se desarma; abandona sus "trincheras", y entrega sus "fortificaciones" en una retirada continua y desordenada.

No alcanza para enfrentar semejante desafío un mero análisis pragmático de la economía y de la política. Hay que entender el fenómeno de la revolución, que va mucho más allá de las explosiones históricas que son las que mas impresionan y llaman la atención. La memoria de mas de cien millones de víctimas que perdieron la vida en el siglo XX deberían pesar en nuestras consciencias.

En la medida en que el hombre occidental -que son de hecho cientos de millones de personas- vaya perdiendo sus principios y convicciones milenarias, no sepa porqué vive, no esté seguro acerca de la esencia del matrimonio y de la familia, no asuma la educación como responsabilidad que los padres no pueden delegar al estado, no tenga consciencia de sus responsabilidades morales y cívicas, no se plantee con seriedad el fin del uso de su propia libertad, habrá debilitado y abandonado sus "trincheras" y sus "fortificaciones". En síntesis, habrá perdido la guerra, en el marco de una paz aparente y de una violencia esterilizada.

Frente a este panorama tampoco alcanza la llamada « contrarevolución », puesto que un tipo de sociedad no se define existencialmente en contraposición a otro. De allí la necesidad de volver una y otra vez sobre aquellos aspectos constitutivos de identidad que están siendo erosionados. Los principios y valores que inspiraron nuestra Constitución de 1853 siguen siendo válidos. La verdad existe y puede ser alcanzada por la recta razón. El bién común puede ser definido. La naturaleza humana no es moldeable como la masilla y cuando no se respeta su esencia las consecuencias se dejan ver rapidamente.

Pese a todo lo expuesto, un futuro mejor es posible. Sólo requiere el desarrollo de una visión adaptada a las necesidades de la época, y estar dispuesto a pagar el precio que implica ir detrás de ella. Es un problema a resolver. Un desafío urgente que debe ser asumido, so pena de dejar avanzar aún más el fermento revolucionario, y sufrir las consecuencias, o aún evitándolas para nosotros mismos, dejarles un mundo peor a quienes nos sucedan.

(*) http://ar.f528.mail.yahoo.com/ym/Compose?To=plopezherrera@gmail.com
(**)Malia obtuvo su licenciatura en francés de Universidad Yale en 1944 y un Master y Doctorado en Filosofía en historia de la Universidad de Harvard en 1947 y 1951. Fue profesor de historia ayudante en Harvard a partir de 1954 hasta 1958 y ayudante especial para adquisiciones de libros rusos en la Biblioteca de Congreso en Washington, D.C., antes de afiliarse a la facultad de Berkeley UC en 1958. Los trabajos principales de Malia incluyen "Rusia bajo Ojos Occidentales," (1990), que la Revisión de Libros del New York Times llamó "el libro más profundo publicado en cualquier lengua hasta ahora sobre el lugar de Rusia en la historia intelectual y política europea." Sus otros trabajos incluyen "la Tragedia soviética: una Historia del Socialismo en Rusia, 1917-1991" (1994) "y Alexander Herzen y el Nacimiento de Socialismo ruso 1812-1855" (1961), considerado como una obra maestra. Carlos Semprún dirá de el: " Malia fue anticomunista, y por lo tanto antimarxista, como Dios manda, o sea, en nombre de la libertad y de la democracia".(***) History's Locomotives, Revolutions and the making of the modern world, por Martin Milia, Yale University Press, 2006
(****) "Durante el programa semanal Aló Presidente, el pasado domingo 22 de abril, el Presidente Hugo Chávez invitó a los venezolanos a estudiar los escritos del revolucionario ruso León Trotsky, y especialmente lo expresado por éste en el folleto El Programa de Transición, programa de acción elaborado por Trotsky y aprobado en el Congreso Fundacional de la Cuarta Internacional en 1938 en Chile, el cual es una de las bases fundamentales de la corriente trotskista." : "Bueno, aquí están dadas las condiciones, yo creo que ese pensamiento o esa reflexión de Trotsky es útil para el momento que estamos viviendo, aquí las condiciones están dadas, en Venezuela y en América Latina. No me voy a meter con Europa en este momento, ni con Asia. Ahí hay otras realidades, otros tiempos, otras dinámicas, pero en América Latina están dadas las condiciones, y en Venezuela pero por supuesto, para hacer una verdadera revolución."

viernes, mayo 04, 2007

Esperando el tsunami, o el temor de la ingobernabilidad


No los une el amor ni los unirá el espanto.


Desde mucho tiempo atrás hay quienes repiten en nuestro país que lo mejor es enemigo de lo bueno, y que la política es el arte de lo posible. Esas meras y repetidas auto justificaciones de opciones por males menores, alimentadas muchas veces por un pragmatismo barato, van transformando de a poco a esos males menores en un gran mal mayor.

Los resultados de la utilización de esos criterios saltan a la vista día tras día y hora tras hora, mientras nos deslizamos por la pendiente que nos lleva a un nuevo abismo que nos empeñamos en disimular o negar.

Repitiendo hasta el hartazgo frases tipo “la Argentina siempre fue así” o “los países no se suicidan” o “cada x años acá hay una crisis y hay que actuar teniendo en cuenta ese destino ineluctable”, seguimos viviendo nuestras vidas esquivando la responsabilidad de hacer algo mejor que lo que está a la vista. Por sus obras los conoceréis ... y nos conocerán.

Mientras tanto, la idea de la búsqueda de la verdad, del conocimiento y del bien común como guías del pensamiento y de la acción política parecen ir quedado en el olvido.

La sociedad humana se desliza siempre por un eje que tiene dos extremos: en uno esta la organización y el orden y en el otro la anarquía y el caos. La cohesión de los grupos hacia uno u otro extremo se realiza a partir de los criterios de conducta individual y social que adapten los dirigentes político-sociales.

En una sociedad totalitaria, la cohesión está dada por la fuerza bruta. En una sociedad de hombres libres y civilizados, la cohesión la da recta razón, la virtud y la fuerza de la ley y de las instituciones. En una sociedad de cobardes, la cohesión la da el temor y el pragmatismo. Pero es esta última una cohesión débil, sin dirección precisa y egoísta. “¡No tengáis miedo!” (suenan todavía para nosotros las palabras de Juan Pablo II) ...

Quién conozca aún someramente la historia argentina, o simplemente haya vivido lo suficiente y contemplado la realidad sin anteojeras, coincidirá en que la coherencia social hace mucho que no está guiada por la recta razón. Ni siquiera quienes están del mismo bando se animan a plantear rectamente entre sí los criterios básicos de una asociación política.

Menos aún está guiada la coherencia social por la virtud, palabra que carece de significado para la mayoría de la dirigencia, tanto en el orden político como probablemente también para muchos en el orden personal. Si fuéramos de otra forma, otra sería la realidad. Y de lo que se trata es de ser, no de parecer.

Sea que cada uno de nosotros, como persona, empresa o sector de la actividad humana dependamos del estado o de nuestro propio accionar privado, todos tememos perder nuestros logros, nuestro patrimonio, nuestros privilegios o nuestra ubicación social, haya sido éstos logrados a costa de un trabajo honesto o deshonesto.

¿Y qué puede salir de éstas, nuestras filas, de una derecha que ni se anima ni a pensarse y mucho menos a definirse a definirse como tal, cada vez mas mezcla de Museta y de Mimí?. Solo se ven pensamientos de arrabal y mezquinas luchas por posicionamientos atrás de ideas que en muchos casos se saben incompatibles desde el vamos por personajes de conductas personales muy diferentes, No nos une el amor ni nos unirá el espanto. Y “al arrullo funeral de un bandoneón” nos estamos muriendo ... ¡Ay Argentina, como dueles! ...

La dirigencia real, que no sale en los diarios todos los días, está cohesionada meramente por el prudente temor a la ingobernabilidad. Y aunque no lo digamos, todos estamos esperando el próximo tsunami, preparándonos individualmente para estar lo mas lejos posible de la onda de choque o para que esta nos provoque el menor daño posible.

Nos debatimos entre una mediocridad asfixiante y una telaraña totalitaria que nos asfixia de a poco. Y “mientras nos matamos difiriendo la vida para otro momento, el verdadero deber, en las sombras, espera a la voluntad” (**).

(*) Miembro del Consejo Consultivo de Atlas 1853 - plopezherrera@gmail.com
(**) Sully Prudhomme (1839-1907)

miércoles, marzo 21, 2007

Política de precios, razones de un fracaso


Y si hay algo que muestra que “el rey está desnudo” es su fracaso con la política de precios. Aunque la pulmonía caerá sobre el sufrido país y no sobre el mismo ... Si no fuera descortés dirigirse al presidente en términos familiares, uno se sentiría tentado de decirle algo como “¡niño, deja ya de jugar con la pelota!”.

Tiene éxito Kirchner en hacerle pensar a la población que manejan la economía Moreno y Miceli cuando en realidad es el mismo presidente-ministro quién está a cargo. Cuando se observa en estos días el al secretario intentando que la merluza no supere los $ 10, mientras simultáneamente está en las pescaderías a $ 15, se constata la inutilidad de las llamadas a la madrugada del secretario, de las vejaciones a empresarios y funcionarios de empresas privadas y de las “visitas” impositivas. En los corrillos del medio empresario, ya es una capitis diminutio no haber tenido algún tipo de contacto con el secretario, y no poder lucirse entre colegas con algún detalle escatológico de las entrevistas mantenidas.

Con fines demagógicos y electoralistas, el presidente-ministro forzó mediante presiones indebidas convenios de precios. No funcionó. Aumentó la presión impidiendo o dificultando las exportaciones de los productos del agro. No funcionó. Aumentó retenciones y creó nuevos, arbitrarios e incomprensibles subsidios. No funcionó. Intervino en el mercado de Liniers, primero atacando los consignatarios y luego intentando que todo se vendiera por allí a precios arbitrarios. No funcionó. ¿Quién se acuerda ya de los intendentes convocados para controlar los precios locales? Tampoco funcionó.


Un sistema de precios distorsionados es injusto, e introduce distorsiones. El congelamiento de tarifas de servicios públicos no puede ser eterno. Esto hace inseguro al país y nada atractivo para las necesarias inversiones. Y como mínimo aumenta la rentabilidad requerida dado que es necesario acortar los plazos de recupero del capital en previsión de eventuales crisis, se produzcan estas o no. El propio responsable del gremio Luz y Fuerza acaba de reunirse con el presidente, previniéndole de la falta de inversiones en el sector energético necesaria para abastecer a la demanda, mientras le informaba que van por el 20 “y pico” por ciento de aumento de sueldos.

El “modelo argentino”

Resulta poco relevante intentar poner un nombre a ese conjunto de medidas que se insiste en llamar desde el gobierno, el “modelo argentino”. El correcto funcionamiento de cualquier sistema económico se basa en la confianza y en la posibilidad de prever lo previsible. Hasta ahora, los operadores económicos han confiado en el favorable “viento de cola” que viene de afuera, y prevén que se podrá por un tiempo mantener un tipo de cambio que les garantice una especie de convertibilidad de hecho en el orden de 3 a 1. Pero ninguna de ambas condiciones hacen al gobierno confiable y previsible a largo plazo, ni configuran un “modelo” digno de ese nombre.

Si el gobierno fuera estructuralmente solvente, acumularía las reservas que necesita sin necesidad de emitir deuda. Juan Carlos de Pablo explicaba en un artículo reciente (**) que “el superávit fiscal es de caja, está montado en un extraordinario aumento del gasto público y financiado con impuestos distorsivos”. Si el gobierno no cobrara impuestos distorsivos -en el zoológico fiscal- fácilmente entraría en déficit, con las consecuencias que en cadena derivarían de ese hecho.

El gobierno no es confiable

Para todos los operadores de la cadena agroalimentaria y exportadora el gobierno es no confiable, salvo para los que forman parte de los sectores libres de presión gubernamental que son acusados de quedarse con las diferencias entre los menores precios que reciben los productores y los precios al consumidor que no cesan de aumentar.

Si se clasificara a los agentes económicos en “prudentes”, “muy solventes y con capacidad de aguante”, “aprovechadores” , “pescadores especializados en aguas turbias”, “sufrientes damnificados”, “cobardes” y “traidores” se explicaría fácilmente la división de empresas, grupos económicos, y entidades gremiales empresarias frente a “Big Brother”.

La división empresaria, en la que todos terminan desconfiando de todos, es el caldo de cultivo ideal para que cada uno intente protegerse de acuerdo a su imaginación con aumentos preventivos, sobreprecios ocultos, operaciones en negro, cuotas extraordinarias, facturación de operaciones inexistentes o sobrevaluadas, etc. etc. Siempre fue así y siempre lo será, con Kirchner o sin Kirchner.

Los que pierden son la transparencia y los consumidores. A la larga, todos. Y lo que todos pueden prever y confiar, es que a cada nuevo episodio, el gobierno de Kirchner intentará redoblar la apuesta y apretar cada vez más en vez de relajar la presión.

INDEC, la frutilla del postre ...

A toda esta manipulación ineficaz, ineficiente y patoteril sobre los agentes económicos para controlar los precios, se le agrega la arbitraria y maleva intervención en el INDEC, que entre otros efectos elimina un parámetro de referencia esencial para medir la rentabilidad de cualquier inversión o emprendimiento. Un factor adicional que agrega desconfianza e incertidumbre, con el agravante que el propio gobierno pierde la valiosa referencia de los índices bien construidos. Es como si un navegante en el medio del mar, arrojara la única brújula de que dispone por la borda: suicida.

Todos los agentes económicos no pueden operar fluidamente con la permanente necesidad de especialistas que descifren la deformación de los índices para tomar decisiones de precios. Las grandes empresas los tienen, pero cuando los análisis se compliquen las decisiones de ajustes de precio comenzarán a incluir el “por las dudas” para cubrirse, con lo que se introducirán cada vez más deformaciones en un sistema cada vez mas proclive a salirse de control.

El INDEC medirá en adelante los precios acordados o congelados. Otro pequeño “premio” para el gobierno al reducir el ajuste de capital del 40 % de la deuda publica que ajusta por CER. De hecho, otro mini-default parcial de estos bonos: solapado, arbitrario, abusivo y no negociado. Hay quienes le restan importancia porque el impacto en las cuentas de este año no es enormemente significativo. Y para los “traders” no es dramático mientras el rendimiento de los bonos sea real en dólares y superior a otras alternativas de inversión, pero llorarán amargamente lo que hoy callan si las variables se mueven en un sentido desfavorable. Para inversores de fondos de inversión y eventuales jubilados con fondos de AFJP: pérdida seca, mientras se habla también sobre la posibilidad de fondear en parte el “Banco del Sur” con dinero de las AFJP ... La seguridad jurídica en todo esto, bien gracias.

Elevación de los salarios, mas nafta al fuego

La mezcla de menor inversión con alegres aumentos de salarios, que de hecho convalidarán entre un 15 y un 20 % de aumento del costo de vida, ejercerán a su vez presión adicional sobre los precios. Anticipándose, el presidente agrega otra deformación más: el aumento electoralista a favor del “pollo” Filmus de salarios a los docentes del 24 % mientras Moreno aprieta a los colegios privados para que no suban las cuotas. Resultado: aumento del gasto y explosión de huelgas y movilizaciones en medio país. Y atrás vienen las paritarias negociadas sin pisos ni techos, especialmente con los camioneros. Luego los metalúrgicos, los bancarios, etc. etc.

Nadie desea suicidarse, y los sindicalistas menos que nadie. Y así como la base de los políticos la constituyen los votantes, la de los sindicalistas está formada por los afiliados.
Y así como Kirchner cuenta 200/300.000 productores agropecuarios versus millones de votantes asalariados y privilegia a estos últimos, lo mismo debe hacer Moyano y sus “compañeros-dirigentes” para que sea “con los dirigentes a la cabeza” y no “con la cabeza de los dirigentes”.

Otras intervenciones arbitrarias y deformantes

El congelamiento de precios de combustibles ha expulsado del sistema económico a cientos de estaciones de servicio. Súmese la prohibición transitoria de exportaciones de trigo y harina para forzar el congelamiento del pan, con la correlativa disminución de retenciones que afectará por otro lado las necesidades de caja del propio gobierno y la atención de mercados duramente ganados, habiendo forzado además a los agricultores a malvender una parte sustancial de la cosecha de trigo, lo que habría transferido la rentabilidad de los productores a los exportadores ...

Aprietes a los ganaderos y consignatarios. Luego precios máximos en Liniers, y el mercado desplazándose a las ferias del interior y a ventas directas, saltando las barreras... y el peceto, la tapa de asado y el matambre subieron más del 20 %. Lo que no consiguió vencer ni Perón, no lo hizo Kirchner con Moreno. Conclusión: peleas entre productores, exportadores, distribuidores, y el mismo problema de precios sin resolver.

Se equivoca el gobierno si cree que con su intervención a las cadenas de Coto financiando pérdidas con dinero de bancos oficiales logrará introducirse en el sistema de comercialización para mejor conocerlo y controlarlo. Y además corre el riesgo que el Coto de Kirchner se transforma en lo que fue el Yoma de Menem con el Banco Nación. El mercado ganará la pulseada y luego se contarán las bajas: pérdidas de los bancos oficiales y el mismo problema de precios ...

Soluciones por favor ...

La solución sin embargo, no es fácil, ni gratis. Si el gobierno dejara flotar el peso para bajar la cotización del dólar y subiera las tasas, se encontraría de lleno con un problema de ingresos. En efecto: disminuirían las retenciones por derechos de exportación y la recaudación impositiva del sector por pérdida de rentabilidad.

Por supuesto que la normalización del INDEC sería indispensable. Y debería incluir la reconstrucción transparente de los índices de enero y febrero. El problema es que probablemente el gobierno no quiera recuperar su brújula.

La deformación de los hechos y la desinformación activa a la que estamos sometidos, plantea serias dudas ante lo que se presenta como un “triunfo” de Miceli, una funcionaria que defiende en estos días sin reírse la “inflación oficial” en el BID: "la inflación medida por el índice de precios al consumidor fue de 9,8 por ciento y los precios mayoristas aumentaron 7,1 por ciento, ambos inferiores a los de 2005". ¡Que fácil parece todo en los discursos! Solamente con el exorbitante aumento de recaudación del IVA del último año se explica la falsedad de la “inflación oficial”.

Para la funcionaria es fácil describir con gozo el manejo de la inflación por el gobierno, mediante “cuatro instrumentos: manejo prudente de la demanda agregada; amortiguación de los shocks de precios externos mediante políticas de comercio exterior; coordinación de expectativas de productores consumidores y trabajadores mediante acuerdos de precios y políticas de ingresos; y apoyo a la inversión privada.”

La Licenciada Miceli tiene razón al destacar “la contundente previsibilidad de la economía argentina”. Es contundentemente previsible que la tendencia al alza de los precios no se va a alterar, si como afirma en discursó xenófobo, no van “a ceder a las presiones de los países centrales” y van a seguir haciendo lo mismo. No alcanzarán los Morenos para perseguir almaceneros, fruteros, quinteros, carniceros, agricultores, transportistas, distribuidores, supermercadistas, etc. etc.

Hay quien afirma que el superávit fiscal evita al estado pedir plata a los bancos. La permanente emisión de Nobac y Lebac es endeudamiento y si bien permite aumentar las reservas, se lo hace comprando dólares a un tipo de cambio artificialmente alto. Puede hacerse por la necesidad de los grandes agentes económicos de invertir su liquidez en moneda local. ¿Quién ha calculado el costo total incurrido en el sobreprecio desde que comenzaron a hacerlo?.

La historia muestra que nada dura para siempre. En un contexto más difícil, no es imaginable que -llegado el caso- salga el banco central a vender dólares masiva y alegremente para que empresas y bancos pasen de una posición en pesos a otra de dólares. Lo previsible es que el gobierno dará prioridad a la defensa de su margen de maniobras, como ha pasado siempre.

Conclusiones

De un remolino se puede escapar cuando se está en sus bordes externos. La espiral inflacionaria funciona como un remolino. Cuando se deriva hacia el centro del mismo, la fuerza es irresistible y la salvación depende del aire que se disponga en los pulmones para aguantar la forzosa inmersión. Deberían recordar los políticos populistas que son las capas más desfavorecidas de la población quienes tienen menos “aire” en los pulmones. De esto se trata en las recurrentes crisis argentinas.

En definitiva, la falta de libertad por la que no luchamos terminará siendo más cara para todos : estado, empresas y particulares. Si el gobierno no reacciona gobernándose por la razón, luego será tarde. Pero cuando estemos ocupados intentando salir de nuevas crisis, Kirchner, Moreno y Miceli estarán lejos ...

La situación no parece dramática en el corto plazo. Pero las deformaciones que se introducen estructuralmente en la economía como subsidios, aumentos de salarios no ligados a la productividad, obra pública, jubilaciones anticipadas, y las múltiples deformaciones en el sistema de precios, muestran un presidente aparentemente fuerte, pero en realidad débil, que cede a la presión de sus propios “socios”. Esto, en un país en el que cada uno se quiere “salvar” sin importarle del conjunto, se paga con inflación.

El mercado no es una “mano negra” que responde a obscuros intereses: es simplemente el lugar en el que la demanda real es la que convalida el nivel de precios, con mayor autoridad que cualquier gobierno. Nadie puede vender a un precio excesivo si no hay quién lo pague. Y para que los precios bajen hace falta mayor oferta. Esta depende de la inversión faltante, que no existirá mientras no haya confianza y previsibilidad.

Con el fracaso de su política de precios, el rey Kirchner esta mostrando su desnudez. Que no se sorprenda si en algún barquinazo provocado por alguna causa no previsible, se le va de las manos el volante. Muchos temen que llegue ese momento, en que las realidades conducentes lo obligarían a tomar el aceite de ricino. Algunos esperan una nueva crisis con caja abundante para hacer nuevos negocios. Casi todos callan y aguantan pensando que no hacer olas es el mal menor.

Un país así, quizás merezca los gobernantes que tiene. Tal vez fuese mejor gritar “¡el presidente está desnudo...!”, y hacerlo ver la realidad de una vez por todas.

(*) Miembro del Consejo Consultivo de Atlas 1853 –
pablolopezherrera@yahoo.com.ar - www.pablolopezherrera.blogspot.com

(**) Revista Fortuna 27-1-2007, Pág. 24