domingo, septiembre 06, 2009

Otra vez sopa: el problema argentino

Otra vez sopa: el problema argentino
(y venezolano, y boliviano, y ecuatoriano…)


Por Pablo López Herrera


“El señor Marx no cree en Dios, sino que cree profundamente en sí mismo. Su corazón no está lleno de amor, sino de rencor. Tiene muy poca benevolencia hacia los hombres y se convierte en furioso y rencoroso cuando alguien se atreve a cuestionar la omnisciencia de la divinidad a la que adora, es decir, el propio señor Marx.” (Bakunin, 1872)


Si es más fácil someter un pueblo hambriento, mejor que sea así a dejar que haya un pueblo libre y próspero. Reemplácese Marx por cualquiera de los gobernantes de los países mencionados, y se podrá constatar que del “absolutismo monárquico” del Antiguo Régimen estamos llegando en estas latitudes a un “absolutismo democrático” que consiste en utilizar el sistema democrático para lograr el poder absoluto y someter a la sociedad, en el punto de riqueza o pobreza en que esta se encuentre. (1)

Así, están hoy severamente dañadas no solo la república y la democracia, sino hasta la propia convivencia (ahora se la llama gobernabilidad) y puestas al servicio de un poder que tiende a ser cada vez más absoluto, más arbitrario, más corrupto y más impune.

Todo ello incluye la destrucción de la persona. O mejor dicho, la exige como requisito previo: mientras un pueblo quiera mantener su dignidad, luchará por su libertad, e impedirá a estos socios forzosos que son los gobiernos totalitarios apoderarse de a poco de todo aquello que es lo propio (la propiedad es lo propio), incluyendo la esencia misma de las personas, destruyéndoles su autoestima y su voluntad para convertirlas en marionetas en manos del poder.

De allí la importancia y urgencia para la Argentina de los Kirchner de “la profundización del modelo”, que no es otra cosa que el apoderamiento del poder en el sentido orwelliano y la cuidadosa preparación de un campo minado para quien herede las ruinas que dejarán al partir. De donde lo importante no son los Kirchner sino todo aquello que el pueblo argentino los está dejando hacer impunemente. Como sucede tambien con Chavez, Morales y Correa en los países incluídos en el título.

La pareja reinante, luchará por permanecer tanto como pueda. Tiene “compañeros de ruta” que continuarán su proyecto al término de sus mandatos legítimos, o cuando se produzca el natural agotamiento del gobierno actual como le pasó a Alfonsín.

Lo que resulta curioso es que parezca legítimo destruir la república e ilegítimo defenderse de una tiranía democrática, más sorprendentemente parecida al nacionalsocialismo que al comunismo clásico, puesto que alimenta e incentiva a un “empresariado nacional” más proclive a la creación de la riqueza que los jerarcas del socialismo soviético. Es más fácil cobrar retenciones, impuestos y gabelas sobre el trabajo de los demás que organizar una economía de esclavos que produzcan las ganancias necesarias para que el “sistema” funcione. Todo está en que el agua les llegue al cuello, pero que puedan respirar.

¿Cuál es la solución?

La única forma de reinstalar una democracia republicana no provendrá de los ideologismos parcializados, ni de la lucha de clases, sino de la “sociedad civil organizada”, que constituye la mayoría numérica, y que no ha terminado de asumir un rol activo en la puesta en funcionamiento de proyectos que incluyan -pero que trasciendan- los liderazgos personales.

La “sociedad civil organizada” deberá abarcar la totalidad de los sectores perjudicados por esta máquina de poder al estilo “gran hermano”, a todos los que están afectados en su sana dignidad por la descomposición social, sino quiere convertirse en el brazo político de una de las partes y caer rápidamente así en la descalificación.

A solo título de ejemplo debería convocarse a los productores, empresarios y emprendedores de todas las clases sociales que están impedidos de crear riquezas tanto por la carga impositiva, como por la inseguridad jurídica y el continuo cambio de las reglas del juego; a los trabajadores que padecen un aparato sindical corrupto, prebendario o totalitario; a los padres y madres de familia que experimentan el deterioro de la educación de sus hijos y la demolición de la vida social mediante drogas y vicios, y la intromisión del estado por encima de la patria potestad; a los que pretenden que tengamos fuerzas armadas respetadas y respetables, fuera de las manipulaciones de una “inteligentzia”(¡de las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado!); a los educadores que ven dificultada su sagrada misión de formación y preparación de los jóvenes, “encuadrados” por grupos ideologizados. Y también deberían participar los miembros de la administración pública que quieran que esta sea eficiente y libre de corrupción, nepotismo o favoritismos por la intromisión de los políticos.

Si se pretendiera crear condiciones para obtener resultados exitosos, estos y otros grupos sociales deberían trabajar juntos de modo organizado y con una visión de largo plazo, y hacer visible y sensible a la opinión pública y al gobierno nacional, así como a los provinciales y municipales su existencia, su presencia y sus objetivos. Deberán generar procesos y hacer surgir nuevos líderes que mantengan una presencia pública activa toda vez que se conculquen derechos y se procure continuar la destrucción voluntaria y activa del sistema social republicano o se avasalle la dignidad de la persona.

Los tiempos que corren son difíciles y lo serán aún más. La lucha será dura. Cuesta más sacrificios y esfuerzos construir que destruir. Pero habrá que sacar fuerzas de flaquezas y tener esperanzas, porque solo vale la pena vivir si es al servicio de causas que justifiquen la existencia. Más que optimismo, deberíamos tener entusiasmo, pensando que “quizás lo peor haya quedado atrás, y no lo sepamos”.

(1) El tema es el poder. Como bien lo señalaba Orwell: “El Partido busca el poder enteramente para su propio bien. No estamos interesados en el bien de los demás; estamos interesados exclusivamente en el poder. Ni en la riqueza o en el lujo, o en una vida larga o en la felicidad: sólo en el poder, el puro poder. (...) Sabemos que nadie toma el poder con la intención de renunciar a él. El poder no es un medio, es un fin. Uno no establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer la dictadura. El objeto de la persecución es la persecución. El objeto de la tortura es la tortura. El objeto del poder es el poder. ¿Ahora empiezas a entenderme?” (Orwell “1984”)

martes, junio 09, 2009

Il mio Dante de Roberto Benigni



“En el combate contra la mentira, el arte ha ganado
y ganará siempre, abiertamente, irrefutablemente, en el mundo enero”
(Alexander Solzhenitsin, discurso de Estocolmo, 1974)



Belleza, conocimiento e impulso vital

¿Es posible interpretar Il mio Dante de Roberto Benigni
[1] en cuanto al alcance profundo de sus intenciones, y a la Divina Comedia teológicamente e inclusive literariamente sin una formación adecuada? No lo sé. Pero experimento la necesidad de hacer algunos comentarios acerca de la profunda impresión que me causó la lectura de esta obra del actor cómico italiano, un “provocador” intelectual y político, dedicado a la difusión de una de las obras literarias más sublimes de la cristiandad.

El actor-autor no se queda en la lectura erudita de los textos, sino que nos expresa una vez más a los hombres que nuestro destino eterno final puede ser el cielo o el infierno, que en definitiva es lo que nos muestra el Dante en la Divina Comedia, en una época que parece haberse olvidado de la “vida eterna”. La seriedad y dedicación con que el cómico trata el tema constituye una enorme contribución a quienes nos acercamos a La Divina Comedia guiados por su reciente libro, y nos brinda sobradas razones para agradecer su aporte al acercamiento de nuestra época al conocimiento y a la verdad a través del arte y la belleza.

El hombre tiene la capacidad y la necesidad de conocer la verdad. Sin embargo ¿existe un solo camino para hacerlo? ¿es el único camino el de la inteligencia y de la voluntad?


La belleza puede desempeñar un papel para acceder al conocimiento. A través del atractivo literario de sus obras, Alexander Solzhenitsin transmitió su conocimiento de verdades históricas a las que nunca hubieran llegado tantos millones de otra forma que leyendo sus ensayos. El Dante, a través de la narración poética nos pone en contacto consciente con otras verdades…
[2]

¿Cuál es la relevancia del tema en estos momentos de la humanidad? Si dirigimos nuestra mirada a nuestro alrededor, y buscamos referencias y puntos de apoyo para entusiasmar a otros en la gran tarea de impulsar a la sociedad a la búsqueda de los caminos de la sensatez y el sentido común, no nos resultaría difícil encontrarlos, aunque el “deber moral del sentido común” no parece encontrarse hoy entre las prioridades más inmediatas del hombre. Cuando buscamos personas de carne y hueso para poner manos a la obra, nos encontramos con que muchos de aquellos con quienes compartimos ideales y creencias carecen del “impulso vital” necesario para transformar la realidad.

Ciertamente, la pérdida del coraje civil y el temor a tener que “pagar el precio de la propia identidad” constituye una buena parte del problema de los “bienpensantes”, pero no es la única razón para preferir el lugar de espectador al de protagonista. ¿De qué otro modo sería posible entonces despertar en los “hombres de buena voluntad” la imaginación y el impulso necesarios para la acción?
[3] ¿Es casual que Roberto Benigni nos haya mostrado en “La vita è bella” que la belleza del amor de un padre por su hijo es capaz de transformar la vida, inclusive en un campo de concentración?

Si el Dante hubiera querido escribir su Divina Comedia sin acudir a la poesía, ciertamente le hubiera resultado más fácil y rápido. Redactar un texto en prosa en el cual volcar sus sueños, ideas e inspiraciones de un modo racional, le hubiera costado menos trabajo que utilizar el recurso poético de un modo ciertamente bello, y para muchos excelso.

Para Roberto Benigni, el actor cómico toscano de “La vita è bella”, la lectura, interpretación y comentarios sobre la Divina Comedia le permitieron llegar a partir de1991 a decenas de millones de espectadores que presenciaron sus espectáculos en Siena, Pisa, Roma, Padua, Bologna, Los Ángeles, Chicago, Florencia, y a través de emisoras de televisión como la Rai Uno, con una participación especial en 2002 en el Festival de Sanremo donde presentó el último canto del Paraíso.

Nos cuenta Valentina Pattaliva, que sus “méritos dantescos” lo hicieron acreedor a diversos títulos “honoris causae” en las universidades de Bologna, Florencia, Lovaina, Malta, y en el Ateneo Hebraico Torno University de Roma. Y pese a la elevada calidad de sus actuaciones, su erudición y los conocimientos específicos del Dante, Benigni afirma simplemente que “solo quiere transmitir lo que le gusta, lo que le produce alegría”.

Y no es que Benigni se haya convertido en un “nuevo apóstol de las gentes”. De la lectura de su libro “Il mio Dante” surgen incluso, aquí y allí, afirmaciones abiertas a varias interpretaciones, que podrían ser comprendidas de diversos modos, con algunos de las cuales quizás el propio Dante podría no estar de acuerdo. En algunos momentos, incluso Roberto Benigni escribe como actúa de costumbre en el escenario, al límite del desenfado.

Pero es la fuerza encerrada en la belleza de los textos del Dante lo me parece que le proporciona el “placer y la alegría” que muchas veces parecen ausentes de las vidas de los “bien pensantes”, cuya carencia les impide lograr el impulso vital necesario para impulsar las grandes obras. Ya es casi un lugar común afirmar que los males del mundo se deben tanto a los que hacen el mal que no deben, como a los “buenos” que no hacen el bien que deben. En este punto es que puede ser de ayuda la fuerza de la belleza de una obra de arte, como una narración poética, o una película.

En estos días, estamos con los espectáculos y el libro de Benigni en presencia de un caso patente y potente contemporáneo de “movilización popular” alrededor de lo excelsamente bello... y verdadero.

Benigni relaciona el placer y la belleza con lo divino.

El toscano se pregunta refiriéndose a la Divina Comedia: “¿Que habremos hecho de extraordinario para merecer un don tan bello? Es como si Dios hubiera dicho: miren, han sido tan aplicados y buenos que los quiero premiar; les voy a dar alguien que les escriba la Divina Comedia”.
[4]

También afirma que “Dante ha dicho casi todo, y ni Shakespeare esta a su nivel: Shakespeare ha abarcado a todos los hombres, pero no ha rozado lo divino. Y Dante no escribió la Divina Comedia solo porque Dios existe, sino también para que Dios exista”. La belleza actuaría en este sentido como causa eficiente (no la única) de la conversión de los corazones y de las vidas.

Para su época y para hoy…

Señala Benigni que el Dante arranca su obra desde un punto que nos trae reminiscencias a sus lectores por dos razones: 1) el mismo estaba al escribir la Divina Comedia en “el medio del camino de la vida” y 2) se encontraba también “en una selva oscura”. Dicho de otra forma, “a los treinta y cinco años me encontraba perdido en el medio del bosque” ... Como sucede hoy, en circunstancias en que los hombres parecemos “perdidos en un bosque en el medio de la historia” ... esperando las fuerzas que nos ayuden a inflar las velas para avanzar hacia un destino mejor, impulsados por un viento favorable.

¿Podría ayudarnos la belleza a inflar nuestras velas?

Responde Benigni: “Un traductor americano de la Commedia ha afirmado que Dante vivía un período de depresión, y que escribió esta obra para volver a la vida (...) Es importante subrayar que la belleza de la poesía está en el hecho de hacernos partícipes de sentimientos nuevos, y también de acciones que están dentro nuestro y que ignoramos. Y le corresponde al poeta sacarlas afuera” (...) Afirma también que “el mundo se divide en dos: los que dividen al mundo y los que no lo dividen. Y esto sucede tanto en la literatura como en la vida. Están aquellos que dicen que todo está mal y sin posibilidad de rescate - y estos no me gustan para nada – y están los otros que dicen que todo está mal, pero que se arriesgan lo mismo para hacer visible la belleza en el medio de tanta obscuridad. Son mis preferidos, y Dante está entre estos porque a pesar del malestar que lo angustiaba amaba la vida (por consiguiente, morir va a ser lo último que yo haga).”
[5]

Para sus contemporáneos, y para nosotros que setecientos años más tarde todavía seguimos “perdidos por la selva oscura” ... el éxito en estos días de las interpretaciones del Dante por Benigni podría deberse a dos razones, además de los méritos de interpretación. Primero, Dante se introdujo a sí mismo y a personajes de la época en que vivía en el argumento de la poesía. El Dante hizo a Virgilio contemporáneo suyo. Al respecto Benigni cita a Benedetto Croce: “la historia es siempre historia de la actualidad, se habla siempre del presente”. En segundo término, también introdujo personajes, momentos y sentimientos únicos, “esculpidos para la eternidad”. " .... “¡Esto es la belleza! El arte empieza cuando la eficacia es sacrificada a la belleza o a la verdad”

La Divina Comedia, afirma Benigni, “es un planeta desconocido en el que encontramos cosas que nos conciernen. Y es necesario que vayamos a nuestro pasado, como lo hace el Dante, que entra en su propia vida para ver más claro el presente. Ayudados por una luz que nos ayude a encontrar la llave de la vida, de nuestra propia existencia, en nuestro propio pasado oscuro, adonde no llega la propia luz de nuestro presente. Si uno se queda abajo del farol porque allí está la luz, no encontrará la llave”, que normalmente se encuentra perdida en la oscuridad. Es necesario buscar con humildad en nuestras propias zonas umbrías y de ignorancia. “Mirad como estáis hechos, y encontrareis todas las llaves del mundo”...

Y además están el deseo y el amor…

“La Ilíada dice que toda la historia es una batalla, la Odisea que toda la vida es un viaje, el libro de Job que toda la vida es un enigma, y la Divina Comedia que toda la vida es deseo, y también amor”

Y finalmente el Paraíso…

¿Cómo puede un hombre viviendo en la tierra describir el Paraíso? La belleza se capta y se comprende “en un solo momento, como cuando Dante describe el Paraíso como una rosa, pero no se arriesga a decir que cosa es de modo preciso, porque fuera de la rosa no hay nada. Fuera de la rosa, queda... ¡la rosa!” Por cierto que el Paraíso no es “ontologicamente” una rosa, pero quizás la perfección de la rosa nos lleve a la perfección del autor de la rosa...

A la verdad por la belleza…

Y así podemos pasar (la poesía nos hace pasar por el camino de la “analogía existencial”) de la belleza de la rosa a la belleza de la perfección... y a una aproximación a la percepción de la perfección misma, por un camino distinto al camino de la demostración: lo hacemos por el camino de la “mostración” de algo muy bello... la rosa. Y es en este sentido que podríamos interpretar la afirmación de Benigni: “lo habíamos creído por siglos, pero no era así. Entonces no es lo verdadero lo que hace lo bello, sino lo bello lo que hace lo verdadero”
[6] Después de todo cada ser existente refleja a través de su propio ser imperfecto la perfección de su Creador.

Benigni nos recuerda también lo recomendable del correcto uso del libre arbitrio y la inteligencia: “Los pecadores del canto XXVI son los consejeros fraudulentos, los que no vienen con el rostro descubierto. A los que el Señor ha arrojado al fondo del infierno, como consecuencia de que usan mal el libre arbitrio y la inteligencia, que son los dones más grandes que Dios haya hecho a los hombres”. Desgraciadamente, no disponemos aquí de las fuentes para conocer íntegramente su pensamiento a este respecto.


En su libro, afirma Benigni que "la obra maestra dantesca es uno de los relatos más cristalinos y simples que se han escrito jamás; hay que acercarse a él con la inocencia de un niño, y sólo después esforzarse por entender las alegorías y las metáforas, cuando se hace la segunda lectura, la tercera, la cuarta...".


Benigni, el Dante, Juan Pablo II y Benedicto XVI


Juan Pablo II, que fue actor en su juventud, recibió a Benigni para ver juntos “La vita è bella”, y el relato de la Audiencia papal en el que el autor narra la experiencia, fue transmitido en una entrevista televisiva.

Dirigiéndose en otra oportunidad a los artistas, este mismo Papa también se va a referir “a esa función “activadora”[7] de la belleza” del modo siguiente: “Escribe un conocido poeta polaco, Cyprian Norwid: «La belleza sirve para entusiasmar en el trabajo, el trabajo para resurgir». El tema de la belleza es propio de una reflexión sobre el arte. Ya se ha visto cuando he recordado la mirada complacida de Dios ante la creación. Al notar que lo que había creado era bueno, Dios vio también que era bello. La relación entre bueno y bello suscita sugestivas reflexiones. La belleza es en un cierto sentido la expresión visible del bien, así como el bien es la condición metafísica de la belleza. Lo habían comprendido acertadamente los griegos que, uniendo los dos conceptos, acuñaron una palabra que comprende a ambos: «kalokagathia», es decir «belleza-bondad». A este respecto escribe Platón: «La potencia del Bien se ha refugiado en la naturaleza de lo Bello».” [8]


Toda la impronta del Dante se encuentra asimismo en la primera encíclica de Benedicto XVI, “particularmente en el último canto de Paraíso, el cual finaliza en la Luz interminable que es Dios mismo, la Luz que es al mismo tiempo el Amor que mueve al Sol y a las otras estrellas”.

Cuando anuncia Deus caritas est, Benedicto XVI nos señala “que “el viaje cósmico en que Dante en su Divina Comedia quiere llevar al lector acaba ante la luz perenne que es Dios mismo, ante esa luz que es al mismo tiempo ‘el amor que mueve al sol y a las otras estrellas’”. “El Dios que aparece en el círculo central de luz del que habla Dante tiene un rostro humano y yo agregaría, un corazón humano” explicó el Santo Padre; y continuó que en esa visión, “Dante nos muestra la continuidad entre la fe cristiana en Dios y la búsqueda que lleva a cabo la razón”(…) “La excursión cósmica, en la que Dante en su «Divina Comedia» quiere involucrar al lector termina ante la Luz perenne que es el mismo Dios, ante esa Luz que al mismo tiempo es el amor que «mueve el sol y las estrellas» (Paraíso XXXIII, v. 145). Luz y amor son una sola cosa. Son la potencia primordial creadora que mueve el universo. Si estas palabras del poeta dejan traslucir el pensamiento de Aristóteles, que veía en el «eros» la potencia que mueve el mundo, la mirada de Dante, sin embargo, percibe algo totalmente nuevo e inimaginable para el filósofo griego. La Luz eterna no sólo se presenta con los tres círculos de los que habla con esos densos versos que conocemos: «¡Oh luz eterna que sola en ti existes, sola te entiendes, y por ti entendida y entendiente, te amas y recreas!» (Paraíso, XXXIII, versículos 124-126). En realidad, la percepción de un rostro humano --el rostro de Jesucristo-- que Dante ve en el círculo central de la luz es más conmovedora aún que esta revelación de Dios como círculo trinitario de conocimiento y de amor. Dios, Luz infinita, cuyo misterio inconmensurable había sido intuido por el filósofo griego, este Dios tiene un rostro humano y --podemos añadir-- un corazón humano. En esta visión de Dante se muestra, por una parte, la continuidad entre la fe cristiana en Dios y la búsqueda promovida por la razón y por el mundo de las religiones; al mismo tiempo, sin embargo, en ella se aprecia también la novedad que supera toda búsqueda humana, la novedad que sólo el mismo Dios podía revelarnos: la novedad de un amor que ha llevado a Dios a asumir un rostro humano, es más, a asumir la carne y la sangre, todo el ser humano. El «eros» de Dios no es sólo una fuerza cósmica primordial, es amor que ha creado al hombre y que se inclina ante él, como se inclinó el buen Samaritano ante el hombre herido, víctima de los ladrones, que yacía a la orilla de la carretera que descendía de Jerusalén a Jericó. La palabra «amor» hoy está tan deslucida, tan ajada y es tan abusada, que casi da miedo pronunciarla con los propios labios. Y, sin embargo, es una palabra primordial, expresión de la realidad primordial; no podemos simplemente abandonarla, tenemos que retomarla, purificarla y volverle a dar su esplendor originario para que pueda iluminar nuestra vida y llevarla por la senda recta. Esta conciencia me ha llevado a escoger el amor como tema de mi primera encíclica. Quería tratar de expresar a nuestro tiempo y a nuestra existencia algo de lo que Dante recapituló audazmente en su visión. Habla de su «vista» que «se enriquecía» al mirarla, cambiándole interiormente (Cf. Paraíso, XXXIII, versículos 112-114). Se trata precisamente de esto: de que la fe se convierta en una visión-comprensión que nos transforma. Quería subrayar la centralidad de la fe en Dios, en ese Dios que ha asumido un rostro humano y un corazón humano. La fe no es una teoría que uno puede asumir o arrinconar. Es algo muy concreto: es el criterio que decide nuestro estilo de vida. En una época en la que la hostilidad y la avidez se han convertido en superpotencias, en una época en la que asistimos al abuso de la religión hasta llegar a la apoteosis del odio, la racionalidad neutra por sí sola no es capaz de protegernos. Tenemos necesidad del Dios vivo que nos ha amado hasta la muerte.”
[9]

En diciembre de 2006 el Papa dedicó la oración del Angelus a la Virgen Inmaculada, “y para explicar porqué fue elegida como Madre de Cristo citó también un párrafo de la "Divina Comedia". Benedicto XVI afirmó que María fue elegida "por su humildad" y para explicarlo comentó que Dante Alighieri, en el último Canto del Paraíso (de la Divina Comedia), decía: "Virgen Madre, hija de tu Hijo, humilde y alta criatura".”

El camino espiritual de Benigni

En febrero de 2006, Benigni es invitado por Mons. Vincenzo Paglia a la ciudad de Terni para hablar del amor a los jóvenes, los que llenaron un teatro. Allí “definió” a Jesús como «inventor del amor desinteresado» (…) «vosotros me diréis que el amor ya existía. ¡Es verdad! También las ondas de radio y la electricidad existen desde siempre, pero si no había alguien que las descubriera, no lo hubiéramos sabido» (…) «Él ha declarado verdaderamente qué es el amor. Siendo el hombre que no podía pecar -explicó- cargó con los pecados de todos; el hombre que no podía morir murió por amor de todos».




Añadió que «El amor es para los demás, pues nuestra felicidad depende de su felicidad, y esto es lo que nos ha enseñado Jesús». “El director y actor no pudo esconder su humor ni siquiera al hablar de Jesús. «Nosotros hacemos los chistes sobre las suegras. Él enseñó el amor incluso a las suegras», manifestó citando el pasaje del Evangelio de san Marcos en el que Jesús cura a la suegra de Pedro. Y agregó: « ¡Así podía hacerles la comida!». En el evento, Benigni recitó pasajes del Cantar de los Cantares y dirigió su último pensamiento a María, citando unos versos de Dante Alighieri, en los que dice: «Virgen Madre, hija de tu hijo, humilde y alta más que otra criatura, término fijo del consejo eterno».” [10]


El 27 de septiembre de 2006 Clarín publica una entrevista en que Benigni agrega definiciones que nos ayudan a entenderlo un poco más. Se le preguntará al actor: “¿Cuándo hace estas películas, siente que su deber como artista es tratar de que cambie algo en el mundo?” Y este responde: “Sólo Jesucristo puede hacer eso. ¿Quién soy yo para eso? Lo que tenemos que hacer es comportarnos bien y eso significa tratar —y con eso sí podemos cambiar la sociedad— de ser personas amables, simples. Este es el mensaje más elevado. Y enamorados. Un artista como Dante o como Shakespeare acaso no puedan cambiar la sociedad o el mundo, pero muestran la belleza. Y están ahí para consolarnos. Eso es importante. Y los poetas pueden ayudarnos a transformar la rabia o la desesperación en acción.”


En una entrevista publicada por Il Giornale de Milán, Benigni se referirá al impacto que le provoca el Evangelio. “¿Cómo no quedar fascinado por la figura de Jesucristo? Se lee el Evangelio y se pregunta uno ‘¿quién es este?’ Yo lo leo por gusto, leo también otros libros de la Biblia, como el libro de la Sabiduría, pero es con el Evangelio con el que quedo hecho polvo, basta una línea de las parábolas. Tiene una fuerza espectacular, casi te pones de pie en la silla... Tiene dentro una violencia interior que te da alas. Una fuerza que te desbarata toda la vida. Porque te dice que siempre puedes recomenzar otra vez. Te pone en condiciones de que cada uno pueda hacer la revolución de sí mismo. Antes de que llegase Jesucristo, la relación con Dios consistía en el dolor y él ha tomado todo sobre sí. Para mí es desconcertante.” [11] Y añade que “toda nuestra civilización es cristiana sin saberlo”.[12]


Y en 2008 también participó Roberto Benigni con su lectura del drama de Caín y Abel en el maratón bíblico organizado en Roma (lectura ininterrumpida de la Biblia por 1249 personas elegidas sobre 180.000 peticiones recibidas) aceptando la invitación vaticana.


La relación de Benigni con la religión y con la Iglesia cambió mucho los últimos años, y pasó por momentos extremadamente tormentosos, pero esa es otra historia.


Lo que nos interesa destacar aquí, es como se unen los diversos caminos para encontrar el Camino, de la mano de la fe, la razón y la belleza, para todo lo cual Roberto Benigni está realizando un aporte extraordinario, que lleva por todo el mundo. Así, este año ha presentado TuttoDante en Zúrich, Lugano, París, Bruselas, Londres, Baviera, Ginebra, Colonia, Francfort, Atenas, Basilea, San Francisco, New York, Montreal, Boston, Toronto, Quebec, Chicago terminando su gira estos días en Buenos Aires.[13]


[1] Il mio Dante – Roberto Benigni – Giulio Einaudi editori s.p.a. – Torino - 2008
[2]El Catecismo de la Iglesia Católica en su primera parte, la profesión de la fe, primera sección, capítulo primero: el hombre es “capaz” de Dios, figuran las vías de acceso al conocimiento de Dios. Una de ellas es el hombre: “Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios (33)”
[3] Además de los medios espirituales (que pone la Iglesia) a nuestra disposición
[4] Se refiere aquí Benigni a la Florencia de la época del Dante, que irradiaba cultura pero que sobre todo ejercía la caridad con los necesitados en alto grado. "Florencia era la Wall Street del siglo XIII, y el florín era una moneda fortísima" (…) "Pese a su apego al dinero, los florentinos tenían un gran amor por los pobres. No hacían beneficencia, que es una palabra moderna; sino caridad, que es una palabra inventada por Jesucristo". También agregará respecto de la Biblia que “es el único caso en que el autor del libro es también el autor de los lectores”
[5] En otra oportunidad afirmará “que el mundo se divide en dos: los cínicos y los que dicen que el mundo es terrible porque los hombres no ven su belleza. Estos últimos son los grandes pensadores.”
[6] Blaise Pascal nos mostrará también otro camino del conocimiento de la verdad al decirnos que "conocemos la verdad no solo por la razón, sino por el corazón"
[7] En el sentido de hacer pasar algo de la potencia al acto
[8] Carta a los artistas del 4 de abril de 1999
[9] Zenit 23-01-2006 - http://www.zenit.org/article-18053?l=spanish
[10] http://www.churchforum.org/benigni-jovenes-amor.htm
[11] http://www.laiglesiaenlaprensa.com/2008/02/benigni-y-el-ev.html
[12] http://moralyluces.wordpress.com/2008/02/22/benigni-y-el-evangelio/
[13] http://www.tuttodante.it/

jueves, marzo 05, 2009



Solzhenitsyn
Pensamiento, vida y obra





Introducción


“Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.” (Libro de Isaías 55,10-11)

Aún no ha transcurrido un año desde la muerte de Solzhenitsyn. Uno de los gigantes del siglo pasado en la eterna lucha por un mundo de hombres libres. Uno de los raros hombres que pudo hacer de buena fe un giro intelectual de 360 ° y quedar apuntando otra vez hacia el norte. Un hombre que mostró en la práctica la importancia, el poder y el efecto de la lucha de ideas bien llevada. Un maestro en el arte de superar obstáculos aparentemente infranqueables. Una especie de guía de alta montaña, de cadenas de cimas aún inexploradas hasta que él mismo las recorrió palmo a palmo -voluntaria e involuntariamente- para mostrarnos un camino posible hacia nuevos y diferentes horizontes, hacia tierras ignotas, a una humanidad cansada de repetir experiencias y de vagar sin éxito por caminos de un supuesto crecimiento indefinido y de interminables desarrollos científicos, económicos y tecnológicos, harta de explorar la glorificación de la materia y el cuerpo, hedonista, dedicada masivamente a consumir individualmente luego lo que ha instituido como consumo obligatorio, como lo hace con los deportes de masas, luego de haber implantado la masificación del deporte, y como se distrae realizando turismo de masas luego de haber instalado la masificación del turismo en el mundo.

¿A quién no le hubiera gustado disponer de una “cámara oculta” para poder acceder desde adentro a los cambios producidos por la revolución rusa? ¿A quién no le hubiera gustado pasar horas y horas escuchando los relatos sobre el reemplazo de una cultura y de un sistema político como el zarista a uno radicalmente diferente como el soviético?

Las obras de Alexandr Solzhenitsyn constituyen esa “cámara oculta” que nos abre una ventana sobre ese nuevo mundo inédito de la revolución radical que se desarrolló en Europa oriental a lo largo de casi todo un siglo, mientras en Occidente, en un marco de mayor libertad individual y libre pensamiento, con la principal excepción de la Alemania nazi, se libraba la primera guerra mundial con su secuela de post guerra, la crisis del 30, la guerra civil española, la segunda guerra mundial (en asociación ya con la URSS estalinista), el milagro de la reconstrucción, la segunda post guerra, el ciclo de mayor desarrollo económico de la historia, la formación del mercado común europeo, la crisis del petróleo, la guerra fría, etc. etc.

En ese mundo diferente se llevó a cabo una guerra de clases con el confesado propósito de hacer desaparecer del mapa a una de ellas quedando las “vanguardias” de la que sobrevivió a cargo de la más feroz dictadura, sin poder sus habitantes durante largas décadas circular, emigrar o plantear un sistema alternativo.

Solzhenitsyn nos narra en sus escritos los detalles de esas transformaciones, y nos transmite en primera persona sus experiencias, habiendo tomado la decisión de escribir su detallado testimonio de la época. Pero además de escribir, Alexander Solzhenitsyn fue uno de los principales líderes mundiales en la lucha contra esa revolución marxista llevada a cabo en Rusia y exportada luego al mundo y todavía no vencida totalmente, aún en los albores del siglo XXI. Porque Solzhenitsyn se decide además de escribir, a enfrentar al sistema con toda su mente, con todo su corazón y con toda la fuerza de una inteligencia privilegiada y un coraje sin par.

Así, Solzhenitsyn fue un gran escritor, un gran hombre político y el constructor de una visión del mundo no tan conocida todavía, construida primero a partir de una formación cristiana, luego de convicciones ortodoxamente marxistas, y finalmente con su propio pensamiento, “otra vez en la casa del Padre”, a partir de una experiencia humana única.

Para dimensionar al escritor, habría que pensar en una combinación de Balzac, Tolstoi, Shakespeare y Aristóteles, con muchos de los atributos de cada uno de ellos.[1] Para el político, baste decir que con Juan Pablo II, Walesa y Reagan constituyeron el núcleo del frente que erosionó al marxismo soviético y que, sumados al deterioro del propio sistema a partir de sus propios fracasos y su contradicción con la naturaleza humana, contribuyeron a la caída de la Cortina de Hierro.

Pero a todo eso, Solzhenitsyn agregó un análisis general del mundo y del hombre del Siglo XX, partiendo desde una óptica rusa, que se encuentra entre las páginas que constituyen su legado, y que puede ser apreciado desde lejos –como es posible apreciar la catedral de Chartres desde el campo- y desde cerca a la distancia que permite la lectura detallada de sus escritos.

Un traductor suyo, define a sus libros como catedrales. Yo prefiero contemplar toda su obra como una sola catedral medioeval, como una sola construcción literaria colosal, que convoca a la peregrinación. Allí, una vez en su interior, cada peregrino podrá encontrar su propio camino a través de un completo y detallado análisis de la realidad que le irá planteando el escritor, en sus sentidos histórico, humano, social y espiritual, a condición de tener un espíritu abierto y el “ojo del corazón” (oculus cordis) disponible para bucear en las profundidades del conocimiento.

Uno de los escollos que presenta este autor, es que definitivamente no es para lectores de best sellers o apurados. La mayoría de los juicios que han circulado sobre su obra no están sustentados en su lectura, indispensable para poder acercarse al autor, lo que ha contribuido a formar creencias no fundadas, particularmente sobre sus opiniones políticas. Y muchos de los periodistas y comentaristas que sobre el han escrito, es evidente que han creído conocerlo sin leerlo con la necesaria profundidad y detenimiento, transmitiendo imágenes falsas o parciales por simple desconocimiento. [2]

Los innumerables juicios sin fundamento sobre su obra y su persona obedecieron en algunos a una clara intencionalidad política e ideológica: y en otros, a una superficialidad propia de la época o a un escaso trabajo de lectura y de análisis, dada la complejidad de los temas que trata, lo monumental y complejo de su obra, que deriva tanto de la diversidad de temas como de las formas literarias que utiliza.

Con vocación e instrumentos intelectuales de “alta montaña”, para seguirlo hay que ir ascendiendo tras su huella, sin adelantarse. Para abarcar su obra, hay que estar dispuesto a escalar la montaña hasta donde uno pueda llegar, con la confianza de ser llevado por un guía similar a los serpas que pasan los ocho mil metros con una carga que a todo ser normal le resultaría imposible llevar en la simple llanura, y ayudarlo de paso al explorador menos experto.

Con esa disposición, es de una inestimable utilidad la orientación de Solzhenitsyn para pensar tanto nuestra época como la que se nos acerca a pasos acelerados. Con su doble testimonio de vida y de escritor nos enseña, quizás sin haberlo creído el mismo, que quizás es posible todavía aprender algo de la experiencia ajena…

Orientado a la acción desde muy joven, se forma para una brillante carrera intelectual. Orgulloso de su fuerza, de su capacidad y de los logros que va alcanzando, crece al mismo tiempo en la pobreza material y sometido a privaciones económicas, absolutamente concentrado en sus objetivos, capaz de abarcar desde lo pequeño hasta lo universal, seguro de las certezas que va adquiriendo y al mismo tiempo abierto a incorporar otras nuevas en la medida que lo convenzan.
La herencia intelectual de Solzhenitsyn es de una magnitud aún no sopesada por la intelectualidad occidental. Los millones de libros vendidos, son como semillas al viento que esperan aún caer en tierra fértil para germinar y producir frutos en abundancia.

Educado en el amor por su patria, la convulsionada época que le toca vivir y los acontecimientos por los que tiene que atravesar (a pesar suyo) lo precipitan a un protagonismo histórico que va forjando su vocación de pensador, de escritor y de intelectual-político; un verdadero “think tank” ambulante…

La profundidad de los dramas de su país, la revolución, la guerra, la pérdida de la libertad, la convivencia forzosa con lo mejor y lo peor del ser humano, su pesimismo realista respecto del hombre del siglo XX y finalmente el cáncer, son hechos que le van demostrando la imposibilidad de encontrar soluciones de fondo que no incluyan la trascendencia de la persona, la conciencia de la providencia de Dios respecto de cada ser creado, y el “acompañamiento” personal del Creador a cada hombre durante su vida.

Todo este camino se resume en seis estrofas de una poesía suya escrita en el momento de su conversión:

¿Cuándo esparcí la buena simiente al viento
como si fuera paja
y rechacé aquellos templos
en que fui acunado por Tus jubilosos himnos?

Mi deslumbrante sabiduría cosechada en los libros
resultó más de lo que este arrogante cerebro podía soportar.
El mundo se extendía ante mí con sus secretos
y el destino era simple cera en mis manos.

Cada nueva oleada de sangre batiendo en mi interior
me tentaba con su deslumbrante clamor
mientras la fe de mi corazón se derrumbaba en silencio
como un edificio abandonado, destinado a la ruina.

Pero eligiendo mi camino entre la vida y la extinción
ahora cayendo, ahora levantándome,
contemplo con nuevos ojos la vida que una vez seguí
y contemplándola, me estremezco de agradecimiento.

No fue mi intelecto, ni mi deseo,
lo que determinó cada vuelta del camino
Sino la firme y constante luz de un designio Superior
que solo con el tiempo pude captar.

Y ahora, mientras bebo con nueva moderación
de las vivificadoras aguas, veo
que mi fe ha sido restaurada, ¡Oh Señor de la Creación!
Renuncié a ti, pero tú permaneciste a mi lado.



Seis vidas en una

La vida de Solzhenitsyn puede ser dividida en seis etapas, claramente separadas entre sí por acontecimientos ajenos a su voluntad, que le plantearon cada una de ellas un nuevo escenario. Además cada uno de los periodos fue de una riqueza extraordinaria, tanto en cuanto a las experiencias que le toco vivir, como a la envergadura de los compromisos que fue asumiendo a cada momento.

El primer período transcurre en los primeros veintidós años de vida del escritor, y abarca desde su nacimiento en 1918 hasta 1940. Solzhenitsyn nace cuando la revolución de 1917 se ha producido, y pasa su infancia y primera juventud en el marco de la guerra civil de afianzamiento del comunismo. En este período Solzhenitsyn es marcado por el fuerte y coherente contexto familiar, del que recibe el gusto por la literatura transformado rápidamente en vocación. También es receptor de la tradición de las prácticas religiosas que formaban parte de la herencia de su hogar. Esta es reemplazada en su temprana juventud por el marxismo leninismo. Crece y se educa en las primeras camadas de “hijos de la revolución” como estudiante y militante comunista. Cuando está terminando sus estudios universitarios, se desencadena la guerra, con lo que termina este ciclo abruptamente.

La segunda etapa abarca el período de la guerra, que transcurre entre 1940 y 1945, en los que Solzhenitsyn pasa de los veintidós a los veintisiete años. Comienza como soldado y luego es formado como oficial, teniendo la oportunidad de incorporar los conocimientos de estrategia y táctica con inmediata aplicación práctica, así como el manejo de hombres en el máximo contexto de incertidumbre y riesgo posible: la guerra pura y dura. La experiencia de la guerra marca profundamente al escritor y ha quedado volcada en forma muy profunda y detallada en sus obras.

La tercera etapa transcurre desde 1945 hasta 1956 y en ella pasa Solzhenitsyn desde los veintisiete hasta los treinta y ocho años. A nadie se le ocurriría que un militar condecorado en la lucha por su patria podría ser encarcelado por una opinión personal vertida en una carta privada a un amigo. A nadie, salvo a un comunista… Por este “delito” de opinión Solzhenitsyn es “juzgado” y condenado rápidamente al final de la guerra. Es arrojado así imprevistamente a convivir por largos y duros años con las “victimas” del sistema, en nuevas circunstancias radicalmente diferentes a las vividas con anterioridad. El shock que recibe es de tal magnitud que a la vocación que ya tenía de ser un escritor de la historia de la revolución, se le agrega una nueva “misión”: la de transmitir a sus compatriotas y al mundo el conocimiento y la experiencia del Gulag, de un modo completo y documentado. Por este período de su vida es quizás por el que Solzhenitsyn es más conocido. Pasa los primeros ocho años en el Gulag, y en el exilio interior los tres siguientes, que luego de los campos de concentración le permitieron “recuperarse” y prepararse para la intensa lucha que le esperaba, mientras culmina también su tratamiento del cáncer…

Desde 1956 hasta 1974 transcurren desde los treinta y ocho años hasta los cincuenta y seis del escritor. En esta cuarta etapa, Solzhenitsyn desarrolla una febril actividad, centrada en la capital rusa. Pone en práctica su estrategia, lanzando una habilísima campaña donde entran en juego sus ideas, sus escritos y su persona contra el totalitarismo soviético. Plantea la batalla desde atrás de las líneas enemigas, difundiendo sus obras de una manera dosificada, lo que le permite alcanzar dentro del sistema gran notoriedad como escritor. Sus certeros y mortíferos ataques no fueron detectados de entrada por el conjunto del sistema, que luego no lo pudo detener, o controlarlo siquiera, sin provocar un escándalo internacional. Optaron por expulsarlo de la Unión Soviética como mal menor para el régimen. En esta etapa, Solzhenitsyn se hace conocer en plenitud y en profundidad en el mundo entero, de un modo gradual e irreversible.

Los veinte años que van de 1974 a 1994, son los únicos de su vida que pasa Solzhenitsyn fuera de Rusia, y en ellos transcurre su vida desde los cincuenta y seis hasta los setenta y seis, la “quinta etapa” de un largo recorrido… En este quinto período de su existencia, se difunden sus obras y se consagra como escritor de calibre universal, mientras en su refugio de Vermont prosigue escribiendo y escribiendo, con algunas interrupciones para dar conferencias, entrevistas y viajes. También es la época de mayor felicidad familiar en la que educa a sus tres hijos. A diferencia de Tolstoi que –ya célebre- era un icono viviente[3], Solzhenitsyn opta por la discreción y el encierro voluntario, para poder continuar su obra, que era el fin de su vida. En este período consigue nueva documentación para sus obras y le es dado conocer los aspectos más positivos y negativos de Occidente de primera mano. Entre otras experiencias, se va desilusionando por la superficialidad y búsqueda de impacto de los periodistas de los grandes medios, ávidos de efectismo, y de notoriedad por sobre la búsqueda de la verdad. Como “dirigente social” trabaja con esperanzas para la reconstrucción de Rusia brindando sus aportes sobre el final de la Unión Soviética.

La sexta y última etapa arranca en 1994 y a los setenta y seis, edad a la que cualquier persona corriente ya está largamente “retirada”. Solzhenitsyn vuelve a su Rusia natal, para pasar los últimos años de su vida trabajando en la culminación de su obra literaria e intentando hacer sus aportes “in situ” para la reconstrucción de Rusia. Pasarán catorce años hasta su muerte en el 2008, luego de transcurridos intensos 89 años. Este período lo tendrá ocupado en hacer sus últimos aportes en programas de televisión, conferencias, entrevistas y en terminar sus “Obras completas” (30 tomos), mientras que escribe con material que había recopilado para La rueda roja –sin utilizar- dos tomos sobre 200 años en la historia de los judíos en Rusia.


Infancia y juventud 1918-1940

Edad: de 0 a 22 años


Solzhenitsyn[4] nace el 11 de diciembre de 1918 en Kislovosk, Cáucaso ruso. Educado por su madre, vivió en Rostov -en el sur de Rusia- desde los seis años hasta comienzos de la segunda guerra. Creció durante la primera etapa de la revolución, mientras eran destruidos los vestigios de la vieja sociedad rusa, llegando a recibir la influencia de una cultura milenaria que desaparecía rápidamente, arrasada por las hordas bolcheviques.

En su primera infancia tuvo a su alrededor a su madre, su abuela, una tía y un abuelo. Era huérfano de padre. Taissia, la madre, que hablaba ingles y francés, abandona su fe influida por el ateísmo y el anticlericalismo, pero la recupera con los horrores de la revolución. Solzhenitsyn crece con íconos en su cuarto y con su abuela haciéndolo rezar. En 1920, ya tienen que vender los muebles para comprar comida. En 1922 requisan los bienes de la Iglesia y comienza la persecución con arrestos, juicios y ejecuciones. Primero son los miembros del clero y luego los simples creyentes. Su primera profesora del colegio es una mujer devota. Durante las vacaciones visitaba a sus tíos. Su tía Irina “era una auténtica mística”, y su abuela Evdokia también, de modo que llevan naturalmente consigo a Solzhenitsyn a los oficios religiosos, le enseñan la relación entre la Iglesia y la historia de Rusia y le inculcan en definitiva “el sentido de la tradición, la familia y las raíces”.[5]

En casa de su tía lee a los clásicos rusos y a Schiller, Dickens, Jack London. A los diez años lee la Guerra y la paz de Tolstoï, que pasa a convertirse en su paradigma de escritor. Simultáneamente recibe de su familia una informal formación política antibolchevique, la creencia en Dios y la influencia de una educación religiosa.

Pero una vez que ingresa en el sistema formal de educación soviético, y sometido al bombardeo ideológico correspondiente, se convierte en un auténtico marxista, e ingresa a los once años al Komsomol, la sección de jóvenes del partido comunista. En 1931 muere su abuela y su madre organiza una misa en la catedral de Rostov. Solzhenitsyn es reprendido por asistir. En 1932 muere su abuelo. En el colegio es un alumno brillante. Forma una agrupación para representar teatro y escribe unos ensayos con sus amigos. En los veranos hace excursiones en bicicleta y escribe “Notas ciclistas” . Acompañado por sus compañeros, viaja a Ucrania y realiza una larga expedición en bote por el Volga.

En 1936, a los diez y nueve años, concibe la idea de escribir una historia de la revolución, con la dimensión y alcance de la Guerra y la paz, libro que sería La rueda roja y que terminará a los setenta y dos años, con la única diferencia que en el momento de su concepción inicial, la obra estaba pensada desde la ortodoxia marxista. El estudio de la revolución lo lleva a investigar la primera guerra mundial, que derivará luego en Agosto de 1914.

Por las sobresalientes notas obtenidas en la escuela, Solzhenitsyn entra a la facultad sin dar examen de ingreso. Entre 1938 y 1941 estudia matemáticas y física siendo sus notas sobresalientes. Conoce en el primer año de la facultad a Natalya Alekseevna Reshtovskaya
–que tocaba muy bien el piano – y en 1938 le propone matrimonio. En 1939 se anota en el Instituto de Filosofía, Literatura e Historia de Moscú para estudiar literatura por correspondencia. Se casa en abril de 1940 ante el registro civil, desconociendo su familia el matrimonio por no haberse realizado este ante la Iglesia.

En su último año de universidad consigue una beca muy significativa y excepcional para la época debido a su elevado nivel de estudios y su gran compromiso con el Komsomol. Dirige también el periódico de los estudiantes al que da un nuevo impulso.

En 1941 escribe Poesías, Comentarios sobre arte y Materialismo dialéctico y un relato Misión en el exterior. Termina también sus estudios de matemáticas y física.

En cuanto a su visión del mundo se puede decir que la privilegiada mente de Solzhenitsyn fue a lo largo de su vida como un inmenso archivo y procesador de ideas, imágenes, impresiones y experiencias con las que conformo una cosmovisión que fue evolucionando a lo largo de la vida siguiendo el recorrido de una espiral ascendente.

En los primeros años recibió y absorbió los conocimientos y vivencias de su casa y de la escuela, en la que paulatinamente aumentaba la influencia del materialismo dialéctico, que comenzó a estudiar en profundidad llegado el momento, hasta que decidió que era un comunista, forzándose a relegar al olvido las enseñanzas recibidas en su hogar.

Sin embargo, amante como era de la literatura, prefirió estudiar física y matemáticas para convertirse en profesor de estas y no de literatura, entre otras razones prácticas porque estimaba tener “ideas demasiado complejas propias”. Dejó así el mundo de la literatura para un objetivo menos riesgoso: servirle de “consuelo para el espíritu”.

La evolución de sus pensamientos, mostró su apertura permanente al conocimiento y la búsqueda de la verdad, en un camino en el que iría conformando un mundo ordenado de certezas, que poco a poco tomarían forma, certezas que iría haciendo paulatinamente públicas, a través de diversas formas de comunicación que se adaptaron a las circunstancias políticas de cada momento.

En este sentido es necesario tener siempre en cuenta que Solzhenitsyn vivió durante los primeros cincuenta años de su vida sin poder manifestar su pensamiento libremente en su país sin arriesgar la cárcel o eventualmente la vida, y que la primera trasgresión realizada en forma privada por carta y a un amigo, le costó ocho años de campos de concentración y luego el exilio interior. Resulta impiadoso no tener esto en consideración al caer en la crítica fácil desde lugares en donde se desconoce este riesgo, que Solzhenitsyn corrió durante cincuenta años.

El profundo quiebre de esta etapa de su vida, lo produce el reclutamiento para ir a la guerra. Sus vivencias de la contienda lo marcan de un modo indeleble. Considera su experiencia de soldado en el frente como uno de los momentos centrales de su vida.


La guerra y el arresto 1940-1945

Edad 22 a 27

El 22 de junio de 1941 Hitler declara la guerra y avanza en un extenso frente sobre Rusia. Solzhenitsyn se presenta como voluntario pero no lo aceptan. Lo nombran maestro de escuela en Morozovsk, donde convive con un ingeniero que habiendo sufrido arrestos por los bolcheviques, colaborará con los alemanes al ocupar estos su pueblo. En octubre Solzhenitsyn es llamado a filas. Es soldado raso por medio año, luego pasa a una escuela de oficiales y en octubre de 1942 es designado como teniente. En 1943 es movilizado. Participa en la batalla de Koursk. En su lucha en el frente se interesa particularmente por la razón que hacía que los rusos fueran capaces de colaborar con el enemigo y de luchar con ferocidad y desesperación en contra de sus propios compatriotas. Recibe una condecoración por su participación en batalla de Orel. En 1944 será ascendido a capitán.

Solzhenitsyn pasa durante la guerra por el territorio donde su padre había combatido durante la primera guerra, que había estudiado ya profundamente y que le inspira Agosto 1914 y Noches prusianas. En este último poema narrativo describe la orgía descontrolada del avance soviético, que dejará en el escritor un sentimiento de culpa. En efecto, en enero de 1945 se lanza el ataque final contra Alemania. Pese a la promesa de Stalin del “vale todo” a la soldadesca, que significaba el permiso para violaciones, saqueos y robos a mansalva, Solzhenitsyn incita a sus hombres a la moderación, pero la realidad de que fue testigo fue otra: primitiva, brutal e inhumana.

Los meses de batallas en primera línea, las nuevas experiencias, el alejamiento de su casa y una visión más madura de la vida enfrían en este período las relaciones con su mujer Natalya, siendo cada vez más consciente Solzhenitsyn de la diferencia de objetivos en la vida de ambos. En esta época toma conciencia de la falta de metas elevadas de su compañera. En efecto, Solzhenitsyn descubre una nueva jerarquía de valores en la que para el, a diferencia de Natalya, los bienes materiales constituían un fin instrumental y no eran el principal objeto de sus desvelos. Este descubrimiento los separa en cuanto a lo que cada uno quería hacer con su vida en adelante.

En esta etapa de la guerra que culmina con su arresto, Solzhenitsyn integra a su visión del mundo la experiencia de la gran capacidad del hombre en ejercer la ferocidad con sus semejantes. También incorpora la de ser un testigo callado y silenciosamente cómplice de la brutalidad ajena y se queda con el consiguiente sentido de culpa. Sin embargo, narrará en El primer círculo la evolución de sus conclusiones: “… extrañamente, cuando más me hundía en ese mundo inhumanamente despiadado, más escuchaba a aquellos pocos que, incluso entonces, hablaban a mi conciencia”.

La muerte de su madre en la absoluta pobreza en 1944, de la que se entera meses después, lo afecta profundamente.

Respecto de su búsqueda interior, es a partir del 9 de febrero de 1945, cuando que es arrestado, que se produce el segundo gran quiebre en su existencia, y comienza a “comprender la realidad soviética y el totalitarismo de un modo global”.

Supera así la visión parcial del mundo que tenía antes de esta experiencia. Le fueron útiles para la construcción de sus ideas en este periodo de su vida el juicio y la condena arbitrarios y sin apelación, y su nivelación social con el resto de los detenidos, lo que le puso de manifiesto rápidamente la deformadora nocividad que tenían en su vida precedente el orgullo y el sentimiento de superioridad que se había fabricado.

Además es despojado por la fuerza del orgullo que le provocaron en su vida hasta entonces el éxito en los estudios, y su corta vida de militar con promoción y condecoración incluida. A estas fuentes de sentimientos de superioridad, las afecta la brusca e inesperada humillación que experimentó por el control absoluto de su existencia física en manos del régimen marxista.


La cárcel y el exilio interior 1945-1956

Edad 27 a 38

El 9 de febrero de 1945 es arrestado y sentenciado a 8 años de internación en el Gulag. Realiza trabajos forzados pero sus antecedentes lo llevan a ser trasladado a realizar trabajos científicos a un tipo de campo más benigno (“sharashka”).

En el mundo de los campos de concentración soviéticos, se produce la apertura de Solzhenitsyn “ al otro”, encontrando ese sentido especial en que somos iguales los hombres cuando estamos nivelados por la coerción y el oprobio sufrido en común y sin razones valederas.

Conoce la experiencia de convivir con los presos comunes, detenidos por crímenes y de trato más que difícil. Encuentra lugar, tiempo y disposición anímica como para descubrir diferentes aproximaciones a la realidad fundamentadas como las suyas, y para mantener profundos debates ideológicos y religiosos con sus compañeros de prisión como sus amigos Panin y Kopelev y con Silin, un filósofo y teólogo que le enseña el sentido del sufrimiento y del dolor.

Así, paulatinamente, se va produciendo en él un crecimiento interior sustentado en el paulatino descubrimiento de la verdadera riqueza espiritual. En ese crecimiento empieza a tener en cuenta el sentido del sufrimiento y del dolor, y a “dios”, como concepto primero, y al final como Persona Divina. El camino intelectual de Solzhenitsyn es siempre un camino de ascensión (siempre sale de los problemas “por arriba”) y de búsqueda de las riquezas espirituales.

El cáncer que le diagnostican en enero de 1952 constituye el tercer momento definitorio de la vida de Solzhenitsyn, que tiene que ver con su conversión, porque ésta se produce luego de su operación en un hospital. En realidad ya había comenzado a evolucionar en sus ideas en 1950, cuando cambia en su interior como producto de sus vivencias y reflexiones en el Gulag. Empieza a tener en cuenta a Dios. Pero es en 1952 cuando un compañero de hospital, Kornfeld, le relata su propia conversión del judaísmo al cristianismo. Este relato es tomado por Solzhenitsyn como un legado especialmente destinado a el, por ser asesinado Kornfeld en una madrugada, inmediatamente después de haberle hecho el relato de su conversión al cristianismo en una larga conversación nocturna.

Su conversión, se corresponde con un proceso similar al que describe en El archipiélago Gulag, haciendo el paralelo de la búsqueda de una “salida” posible para cada prisionero frente al infortunio, con una gama de reacciones y conductas de diferente inspiración y contenido moral, desde las más abyectas hasta las mas sublimes, frente a una realidad que era similar para todos. En definitiva cuando a Solzhenitsyn le toque dejar la prisión, lo hará con una renovada y superada base intelectual, cultural y espiritual.

En 1953 de nuevo siente dolores y le diagnostican otra vez el cáncer: “a fines de 1953 estuve cerca de la muerte. No podía comer ni dormir.” En enero de 1954 lo internan en Tashkent donde le hacen radioterapia. En su internación se inspira para escribir Pabellón de Cáncer.

Con referencia a su matrimonio civil, en esta etapa de su vida se produce -siempre desde la cárcel- el alejamiento de su mujer Natalya y el consecuente divorcio (48/49). En 1950 mejora la relación. En 1952 Natalya se va a vivir con otro hombre.

En prisión nuestro escritor escribe y luego memoriza largos textos. Los sufrimientos de los penados le inspiran Un día en la vida de Ivan Denisovitch. Escribe El Camino (Noches prusianas, Un festín de conquistadores, Prisioneros) y en 1955 trabaja en El primer círculo

El 13 de febrero de 1953 a pocos días de la muerte de Stalin, es liberado de la prisión y condenado al exilio interno a perpetuidad, siendo destinado a un villorrio llamado Kok Terek, en el sur de Kazakhstan. Allí trabajará en la escuela del lugar como profesor de matemáticas y física. Desde el exilio interior, se vuelve a poner en contacto con sus amigos Panin y Kopelev.

El 6 de marzo de 1953 muere finalmente Stalin, y lo suceden Beria, Malenkov y finalmente Kruschev. En 1956 se realiza el XX Congreso del Partido y la rehabilitación de miles de prisioneros políticos. El 6 de febrero de 1956 se produce su rehabilitación y Solzhenitsyn esta en condiciones de volver a Moscú y a hacer su entrada al mundo literario.



Escritor y ciudadano 1956-1974

Edad 38 a 56

En este período de su vida, Solzhenitsyn aprovecha la ventana de oportunidad que le abre el antistalinismo y expone sus ideas, primero a través de la literatura. Así se dará a conocer y alcanzará rápida fama utilizando en su contra en forma progresiva y mientras pudo al propio aparato del sistema soviético, a través de Novy Mir, donde publicaron primero Un día en la vida de Ivan Denisovitch, un alegato por elevación al sistema soviético a través del relato de un solo día en la vida de un “simple” prisionero de un campo de concentración, y al mismo tiempo una muestra del triunfo de la fe sobre la adversidad.

Posteriormente le publican La casa de Matriona, obra en la que retrata una modesta señora rusa que representaba “el alma de su país”,“una de esas personas honradas sin las que, como dice el dicho, ninguna ciudad puede sobrevivir, ni tampoco el mundo”. Afirma Pearce que para “el historiador disidente Pomerants, el cristianismo comenzó para millones de rusos con la lectura de La casa de Matriona”. Luego, en Por el bien de la causa, Solzhenitsyn ataca “la corrupción y la injusticia endémicas del régimen comunista”.

Una vez rehabilitado judicialmente, en junio de 1956 toma un tren desde su destierro interior y viaja a Moscú donde es recibido por sus amigos Panin y Kopelev.

En esta etapa se define la vida sentimental de Solzhenitsyn. En abril de 1956 había escrito a Natalya Alekseevna Reshetovskaya. Se encuentran en junio, y en diciembre se vuelven a casar por el registro civil.[6]

En 1957, luego de su rehabilitación se instaló como profesor en Riazan. Debido a su cáncer, Solzhenitsyn piensa que tiene poco tiempo de vida por delante. En 1958 tiene una recaída y le efectúan un nuevo tratamiento.

En el verano de 1959 visita en Rostov a su amigo de colegio Nikolai Virkevich que había sido condenado con Solzhenitsyn y que había quedado indiferente, agnóstico y apático.

En Agosto de 1968 Solzhenitsyn conocerá a Natalya Dmitrievna Svetlova (que copia a máquina El Primer Círculo) y se enamora esta vez clara y definitivamente, manteniendo a partir de allí con ella y hasta su muerte, una unidad de proyectos, de ideales y de vidas. A fines de 1973, cuando varios de sus amigos le quitan su apoyo, Alya es su compañía incondicional, su “roca” y lo será por el resto de su existencia.[7] Luego de haber hecho conocer su obra y su persona, de ganar un lugar en la vida de su país, y de haber difundido un mensaje a través de sus libros, Solzhenitsyn sentirá mas adelante otra vez con fuerza la opresión del sistema soviético y la persecución. En algún momento llegará a dispersar sus papeles –que escondía en casa de amigos- hasta llegar a caer en la desesperación y a pensar en el suicidio.

Pero mientras tanto, en el exilio Solzhenitsyn ha podido al fin trabajar en su obra literaria. En 1961, tras el XXI Congreso del Partido le entrega a Aleksandr Tvardovsky, director del diario literario Novy Mir una copia de Un día en la vida de Ivan Denisovitch, que lo hace circular, y le hace un contrato a Solzhenitsyn. Para publicar el libro, es necesaria la intervención del propio Kruschev quién aprueba su impresión en octubre de 1962. Con este trabajo, Solzhenitsyn debuta literariamente y obtiene un éxito inmediato. [8]

A fines de 1962 publica La casa de Matriona y en julio de 1963 Por el bien de la causa
En mayo de 1964 invita a Tvardoksky a leer El primer círculo, y aunque este le hace un contrato para la publicación de la obra, recibe la orden del secretario privado de Kruschev de “enterrarla”… Cuando ve las dificultades que se presentan para la publicación de sus libros, Solzhenitsyn manda algunos al samizdat (circuito clandestino) y comienza a trabajar fuera de su casa por seguridad. También se afeita la barba para evitar ser reconocido. En una ocasión, llegan a allanar la casa de un amigo y secuestran El primer círculo

En este período, entonces, habrá escrito y terminado el Primer círculo, Un día en la vida de Ivan Denisovitch (que había concebido en el campo de Ekibastuz en 1952), novela que escribe en cuarenta días y a la que Joseph Pierce le da la importancia de un Ivan el Terrible literario en la vida de Rusia por el impacto que provocará en el otoño de 1960; escribe La casa de Matriona y Llama al viento en 1963; termina El primer círculo en 1966; trabaja en Pabellón de Cáncer; y hasta Febrero de 1967 trabaja también en el El archipiélago Gulag en absolutos hermetismo y cautela. En 1965 se publica en Occidente Pabellón de cáncer y en 1968 El primer círculo. Durante 1969 su obra alcanza difusión en el mundo occidental; en 1971 se publica en Occidente Agosto de 1914. Para 1972 Solzhenitsyn ya ha sido traducido a 35 idiomas. En diciembre de 1973 se publica el Archipiélago Gulag en París y a fines de 1973 trabaja en “Desde debajo de los escombros”.

Pero paralelamente a su trabajo de escritor, Solzhenitsyn va desarrollando una vida pública con la misma energía que con la literatura aprovechando su notoriedad, que utiliza para ejercer influencia en la vida política de la Unión soviética, que aun sin la presencia de Stalin estaba lejos de haberse convertido en un oasis de paz y libertad.

Fruto de las ideas que iba difundiendo, así como generó millones de adhesiones, también consolidó un frente de enemigos que percibían el “daño” que provocaba al comunismo la literatura de Solzhenitsyn, y que no estaban dispuestos a ceder el terreno sin dar batalla por todos los medios disponibles.

En octubre de 1964 cae Kruschev y en septiembre de 1965 sube Breznev.

En 1966 asiste por primera vez en muchos años a una procesión que lo hace recordar su juventud.

En este período de su vida, tiene particular significación una entrevista que brinda en noviembre de 1966 a un corresponsal japonés con el que habla del Primer círculo y de los impedimentos para su publicación en Rusia. Define allí su concepción acerca de los deberes del escritor como la lucha por la paz, el combate “por la justicia social y el fortalecimiento de los valores espirituales de sus contemporáneos”.

El mismo mes muestra su coraje al atacar públicamente al KGB. Habla en el Instituto Lazarev y sus palabras son consideradas como suicidas por los asistentes. Saltea a partir de ese momento las barreras de la seguridad, de la “corrección política” y de la discreción, y pasa a convertirse en un icono y un símbolo en la lucha por la libertad en la Unión Soviética.

En diciembre de 1966 se debate en el Club Central de Escritores sobre El Pabellón de cáncer. En noviembre de 1967 escribe una carta a los miembros del secretariado de la Unión de escritores, manteniendo una reunión con el secretariado y 30 secretarios (narrada en The oak and the calf). En octubre recibe los ataques del editor de Pravda.

En mayo de 1967 escribe otra carta abierta al IV Congreso de escritores soviéticos (con copia a periódicos y revistas literarias) en la que manifiesta sus airadas objeciones a la censura infundada. A los pocos días recibe la adhesión pública de ochenta miembros de la Unión de escritores soviéticos.

En septiembre de 1967, en una célebre reunión en el Secretariado de la Unión de escritores soviéticos, Solzhenitsyn define la “tarea del escritor, que “consiste en seleccionar (…) asuntos universales y eternos, los secretos del corazón y de la conciencia de los seres humanos, el enfrentamiento entre la vida y la muerte, el triunfo sobre el dolor espiritual, las leyes en la historia de la humanidad que nacieron en la profundidad de los tiempos inmemoriales y que sólo dejarán de existir cuando el sol deje de brillar”.

En septiembre de 1969 se hacen públicas las diferencias de Solzhenitsyn con Novy Mir y se produce su alejamiento de los “marxistas liberales”. En noviembre se lo expulsa de la Unión de escritores de la URSS publicándose en diciembre su expulsión. Solzhenitsyn responde con una carta de protesta y en Occidente se eleva un coro de reclamos en su favor.

En esta etapa de su vida, la visión de la realidad que encierran sus obras, ofrece a los lectores una nueva manera de analizar la realidad, diferente a la impuesta durante cuarenta años, que había tenido como “guía oficial” la doctrina del partido comunista de la Unión soviética. Su visión del mundo provocó rápidamente una línea divisoria de aguas y pronto el sistema generó sus anticuerpos, por lo que Solzhenitsyn pasa a utilizar cuatro formas diferentes de difundir sus mensajes y a promover la reflexión y el cambio a través de las ideas: el samizdat en Rusia (red literaria clandestina), el envío encubierto de su obra al extranjero y su publicación en el Occidente, la utilización de la prensa internacional y los estrados a los que era requerido para hablar en ocasiones en la propia Rusia.

Con el paulatino cierre del sistema sobre si mismo y la expulsión de Solzhenitsyn de la Unión de escritores, el centro de gravedad de la difusión de sus escritos pasa a Occidente, donde sus obras son publicadas y el 8 de octubre de 1970 se le otorga el Premio Nobel de Literatura, enviando para la ocasión un discurso sobre la naturaleza y los fines del arte, y la tarea del artista, pero sin asistir a la entrega para que no se le cierre la frontera al regresar.

Para ese entonces, Solzhenitsyn había desarrollado un concepto sustentado en la esencia espiritual de la cultura individual de cada pueblo, que llamó el “alma de las naciones”, y que constituyó la piedra angular de su visión del mundo. Así, afirma que “las naciones son la riqueza de la humanidad, sus riquezas generalizadas”, y “hasta la más humilde entre ellas tiene sus colores particulares y alberga en su interior un aspecto especial de los designios de Dios”. Esta concepción de la providencia divina es destacada por Pearce, a quién Solzhenitsyn “ratificará” en 1998 que “Dios está presente tanto en la vida de cada persona como en la vida de naciones enteras”.

En 1970 Tvardovsky es destituido y muere en diciembre de 1971. En agosto de 1971 un amigo de Solzhenitsyn es golpeado mientras estaba en su casa en su ausencia. Solzhenitsyn envía cartas a las autoridades de su país pidiendo una investigación. A la publicación del Archipiélago Gulag en París, Pravda publica un artículo titulado “la senda de la traición”. Cuatro días después Solzhenitsyn hace pública una declaración en su defensa y recibe en apoyo una carta de los disidentes firmada por Andrei Sajarov y cuatro disidentes más.

En 1972 escribe una Carta de Cuaresma al patriarca de Rusia, en la que además de mostrar abiertamente su cristianismo (“revelando inevitablemente más y más de mi mismo”), solicita a las jerarquías mayor compromiso práctico en la lucha contra la persecución religiosa en la Unión Soviética, llamando a mayor espíritu de sacrificio, recordando que en triunfo del cristianismo (empezando por los primeros tiempos) había transitado como aspecto por “el camino del sacrificio” como un aspecto esencialmente constitutivo. La carta le provoca un cisma entre lectores y colaboradores. En esta época, Solzhenitsyn ya ha optado por sacrificar ostensiblemente un presente de compromiso con las autoridades soviéticas y de “diplomacia”con el mundo, a cambio de un camino de sacrificios inspirado en una visión trascendente y orientada al porvenir.

Su pronunciamiento adquiere gran difusión en Occidente y en Rusia, además de generarle nuevos ataques por su “revisionismo reaccionario y “represión religiosa”. Pierde lectores, y también “el apoyo de los más cercanos” para quienes el cristianismo era un límite que no estaban dispuestos a tolerar, ni aún en un amigo…

En agosto de 1973 se entrevista con Asociated Press y con Le Monde denunciando amenazas de muerte recibidas. Una amiga que es arrestada, confiesa la ubicación de una copia del Archipiélago Gulag y luego se suicida. Solzhenitsyn anuncia a los corresponsales la existencia del libro y su intención de publicarlo.

En 1973 el Archipiélago de Gulag es publicado en Francia.[9]

A fines de 1973 escribe una “Carta reservada a los líderes de la Unión Soviética” en copias individuales, y sin copia a la prensa o a sus amigos, resaltando los “peligros” del “progreso” tanto en la Unión Soviética como en Occidente y los límites de “una civilización ansiosa en lograr el progreso perpetuo (que) se ha atragantado y está en las últimas”. Señala también la necesidad de la paz y señala la vida de las ciudades como cada vez más antinatural Resalta el rol del cristianismo como “la única fuerza espiritual viva capaz de asumir el proceso de sanación de Rusia”.

Paralelamente a esta carta, escribe Desde debajo de los escombros, donde se pronuncia contra un “gobierno mundial” que solo llevaría al autoritarismo y realiza las preguntas esenciales sobre el significado de la felicidad y de la libertad, que solo pueden alcanzar su cumplimiento a través de la “trascendencia espiritual”.

También se pronuncia tanto contra el materialismo occidental como contra el “inmoral totalitarismo del sistema soviético”: “cuando tras exigir lo que es del César, César exige aún más insistentemente que le entreguemos lo que es de Dios, ese es un sacrificio que no nos atrevemos a hacer”.

Desarrolla también el concepto de auto limitación, favorecedora del “desarrollo interior”, “de la grandeza del alma”; y define la libertad para el cristiano: “¡La libertad es auto limitación! ¡Restricción del yo por el bien de los otros!”. Esta forma de considerar la libertad conduce al desarrollo interior, al “triunfo de la interioridad sobre lo externo”, a “una revolución moral que exigirá tanto valor como sacrificio, aunque no crueldad, un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad”.

Este claro pronunciamiento público de sus convicciones religiosas, le hace perder la colaboración hasta de quién había pasado a máquina sus manuscritos durante ocho años…

Años después contará Natalia Solzhenitsyna: “en esa época, creíamos que como mínimo Aleksandr sería arrestado y enviado a prisión o a un campo de concentración, o pensando en la máxima posibilidad, que lo matarían”.

El 12 de febrero de 1974 es arrestado, desposeído de la ciudadanía soviética, y expulsado de la URSS.[10]


Un exilio creativo y combativo 1974-1994

Edad 36 76


En marzo de 1974 Solzhenitsyn se encuentra con su familia en Suiza[11], donde pasa dos años y medio. En octubre de 1976 residien en Cavendish, Vermont en USA. Allí podrá dedicarse a la educación de sus hijos Stephan (Harvard y Urbanismo en MIT), Yermolai (Eton y chino en Harvard) e Ignat (música en Londres y luego en Filadelfia). También recibirá la visita de su fiel amigo Rostropovitch.

En 1974 trabaja en Aliados Invisibles y Noches Prusianas y termina su autobiografía (The Oak and the Calf) que se publica el año siguiente.

En diciembre de 1974 viaja a Estocolmo a recibir su Premio Nobel.

En 1975 trabaja en “Lenin en Zurich”.

En 1975 toma forma su posición sobre la democracia e incorpora el modelo político suizo a su visión política, admirando la posibilidad que permite el concepto de auto restricción a la política instrumental, que ve aplicado en ese país. Le llaman la atención cualidades de ese sistema como su funcionamiento “silencioso”, su estabilidad, la distribución del poder local, cantonal y gubernamental desde “abajo hacia arriba”, la responsabilidad ciudadana, la limitación de intereses personales a favor del conjunto, y el ejercicio del poder “como si la gente importara”.[12]

En abril de 1975 tiene una entrevista con Bernard Pívot (Apostrophe) con una audiencia de 5 millones de personas

En Junio de 1975 pronuncia un discurso en AFL CIO (USA) y es ignorado por Henry Kissinger y el presidente Ford. Henry Kissinger, en una nota al presidente Gerald Ford lo previene: “Soljenitsyne es un escritor remarcable, pero sus opiniones son embarazosas inclusive para sus compañeros disidentes. No solamente un encuentro (entre el y el presidente) ofendería a los Soviéticos, sino que además provocaría una polémica sobre las opiniones emitidas por Soljenitsyne respecto a los Estados Unidos y sus aliados”

En julio tiene una reunión con 80 congresistas.

En febrero de 1976 visita Gran Bretaña donde es entrevistado por la BBC. En marzo también es entrevistado en España, comparando favorablemente la libertad de ese país con referencia a la URSS (“en la guerra civil triunfó una visión cristiana del mundo”). También se pronuncia allí sobre la crisis de la humanidad, “esencialmente espiritual, no política”, centrando la atención en lo que estima ser el problema central de la historia occidental: la lenta transición de un mundo espiritual a otro materialista.

En abril de 1976 es entrevistado por la BBC sobre Lenin en Zurich.

Luego de dos años de vida en occidente, Solzhenitsyn expone a la BBC su desilusión respecto de las esperanzas que podían abrigarse sobre la fortaleza moral de Europa y EEUU, y su posible aprovechamiento de la “experiencia ajena” de los países comunistas para poder superarse cada vez más y ejercer un liderazgo mundial sano y potente. Se arraiga en el escritor la convicción de que podría ser “que todos estemos destinados a vivir cada experiencia personalmente para llegar a entender”.

Opinaba que era un error de la época que el rumbo de la sociedad estuviera tan influenciado por los jóvenes “con menos experiencia de la vida”. Aunque la mayoría de sus intervenciones se refería a los países del este, iba forjando por comparación una “escala” en la que España -por ejemplo- “era una sociedad libre comparada con la Unión Soviética”, con libertad de circulación por el país y de libre salida y entrada al mismo, y en la que en la guerra civil había triunfado “la visión cristiana del mundo” (entrevista a la Televisión Española de 1976). Este tipo de comparación era tomada por sus detractores para acusarlo de nazi o fascista.

Su convicción era que la evidente crisis de la humanidad era espiritual y no política, y que la enfermedad de fondo era el materialismo y la ausencia de valores espirituales, siendo la consecuencia de dicho problema en la URSS la dictadura y en Occidente la sociedad consumista.

Quizás uno de los aspectos más interesantes de la visión de Solzhenitsyn es su opinión esperanzadora acerca de que un necesario resurgimiento de los valores debiera llevar a “nuevos horizontes”, y no una vuelta a un pasado ya extinguido. No se trataría entonces de “restauraciones” de pasados idealizados o de “contrarrevoluciones” sino de la construcción de nuevas civilizaciones…

Sin embargo no todos están de acuerdo con el. En 1976 en una entrevista para Le Point, Georges Suffert lo provoca preguntándole si lo que quiere conseguir es una nueva guerra mundial. En la URSS, la Fundación que había fundado es perseguida y sus miembros arrestados y deportados a Siberia.

En Noviembre de 1977 Bernard Levin escribe un artículo en The Times en apoyo a Noches Prusianas, analizando y ponderando el poder de los poemas de Solzhenitsine, a quien describe como un “gigante del espíritu y del arte”.
El 8 de junio de 1978 pronuncia su célebre “Discurso de Harvard” generando apoyos por periodistas como George Hill y R.J.Berney y críticas de Rosalyn Carter, del Washington Post y del New York Times. En esa ocasión, destaca la importancia de defender no solamente los derechos humanos, sino con el mismo énfasis, las “obligaciones humanas”; la necesidad de defender la sociedad de la “libertad destructiva irresponsable” de los medios de comunicación precipitados, superficiales y antidemocráticos; del pensamiento humanista racionalista y antropocéntrico; y de fomentar la auto limitación y el crecimiento moral.

En febrero de 1979 es entrevistado por la BBC transmitiendo una mezcla de pesimismo y optimismo. Se pronuncia sobre el comunismo, refiriéndose a el como “un perro muerto”, manifiesta sus esperanzas por las reservas morales de la sociedad norteamericana, y considera al nuevo Papa (Juan Pablo II) como a “un estandarte de la época”, como “¡un regalo de Dios!”. Con el paso del tiempo, ira reforzando la idea que la conversión moral precede a la política y que por lo tanto “la transformación de la sociedad debía ir precedida de una conversión del corazón”.

En marzo de 1979, el Príncipe Carlos le brinda su apoyo, manifestando que “no es posible la reconstrucción política sin una renovación espiritual”.

En octubre de 1979 se prohíben sus libros en Finlandia

En 1980 Edward Ericson publica en EEUU Solzhenitsyn: una visión moral, con prólogo de Malcom Muggeridge.

Hacia 1983 trabaja en la edición ampliada de Agosto de 1914, “La rueda roja”, considerado por su autor como el libro más importante de su vida. A este libro dedica gran parte de su tiempo en esta década.

En mayo de 1983 visita en Gran Bretaña a Margaret Thatcher y da una conferencia en el Guildhall de Londres: “La carencia de Dios, primer paso hacia el Gulag”. Plantea allí una serie de reflexiones sobre el siglo XX.

Recuerda a sus oyentes que el mal reside antes en el hombre que en el sistema político; resalta el odio a Dios como la fuerza impulsora del marxismo, y plantea la necesidad de recuperar las verdades eternas. Plantea una serie de reflexiones sobre el siglo XX. Luego de cincuenta años de estudiar la revolución rusa resume su opinión afirmando que “si me pidieran que identificara el principal rasgo del siglo XX, tampoco se me ocurriría nada más conciso y expresivo que repetir una vez más que “los hombres han olvidado a Dios”.

Pero va mas allá, agregando que “el odio a Dios es la principal fuerza impulsora” del marxismo, y que “el mal encuentra su hogar en el corazón del individuo antes de penetrar en el sistema político”. Y su incorporación del elemento espiritual en el análisis será aún más “existencial”: “… el Creador participa constantemente, día a día, en la vida de cada uno de nosotros, concediéndonos indefectiblemente la energía de la existencia: cuando su ayuda desaparece, morimos. El espíritu divino actúa con la misma fuerza en la vida del planeta entero: debemos entender esto en el momento oscuro y terrible por el que pasamos”.

En una entrevista subsiguiente con Bernard Levin, afirma que “el sufrimiento es esencial para el perfeccionamiento y desarrollo espiritual” y que “la meta del hombre no es la felicidad sino el crecimiento espiritual”. Respecto del momento histórico, sostiene que los hombres “… nos encontramos ante la tentación de lo material, de tener más que lo necesario, del lujo, de todo, y una vez más nos mostramos indignos”.

Llevando otra vez más el eje de la discusión a la persona, afirma que “el proceso histórico consiste en realidad en el hombre enfrentándose a las tentaciones y demostrando que es capaz de superarlas”. Ese camino, incluye al sufrimiento libremente aceptado como algo “… esencial para nuestro perfeccionamiento y desarrollo espiritual”. Finalmente pondera una vez más la persona de Juan Pablo II, su personalidad y el espíritu aportado a la Iglesia de su tiempo.

En diciembre de 1983 se emite en Francia (Bernard Pívot) una entrevista realizada en Vermont en octubre de ese año.

En 1987 se libera en Rusia la publicación del Pabellón de cáncer y al año siguiente el resto de lo ya editado en ese país.

En noviembre de 1988 Vadim Medvedev, miembro del Politburó responsable de ideología veta de nuevo la publicación de sus obras porque “minaban los cimientos del estado soviético”. Al año siguiente la Unión de escritores vota la readmisión de Solzhenitsyn y en octubre de 1989 el Novy Mir publica extractos del Archipiélago Gulag, difundiéndose tres millones de copias.

1990 será el año de Solzhenitsyn en Occidente con ventas de siete millones de ejemplares de sus obras.

En diciembre de 1990 el parlamento premia al Archipiélago Gulag. Conforme se acelera el desmoronamiento del sistema soviético, prepara un ensayo en el que propone la reconstrucción de Rusia en base a una visión positiva y superadora. Destaca los rasgos positivos de Occidente como “las libertades civiles, su respeto al individuo, la libertad de acción personal, su alto nivel de bienestar, (y) sus espontáneas actividades caritativas”, y muestra los negativos como la “cultura popular de masas”, las modas vulgares, los excesos y al televisión como distribuidora de “raudales de porquería por toda la tierra”.

Propone para su país “una nueva Rusia” fundada sobre valores sostenibles y tradicionales, fundamentada en un “espíritu de descentralización” claramente inspirado en el sistema suizo y en la propia Rusia medioeval, libre de la planificación central del estado, con fuertes derechos de las comunidades locales gobernadas con gran autonomía. En realidad, Solzhenitsin admiraba al gran introductor de reformas ruso Pyotr Stolypin que tuvo una fuerte posición promercados y antisocialista como primer ministro del zar entre 1906 y 1911.

Aboga por la propiedad privada, favorecedora de “ciudadanos independientes” y el desarrollo de redes de empresas pequeñas frente a la concentración descontrolada del capital. Pearce señala -en este sentido- las afinidades entre Solzhenitsyn, Shumacher, Chesterton e Hialire Belloc. A pesar de todo, a esta altura de sus experiencias, Solzhenitsyn expresa que pretende ser realista y plantea sus opiniones como intentos mejorables y opinables, pero expresa que “… si las energías espirituales de una nación se han agotado, ni las estructuras más perfectas ni el desarrollo industrial podrán salvarla: un árbol con el interior podrido no puede mantenerse en pié”.

En 1991 escribe a Isabel II para recordarle la remisión británica a la armada roja, en 1945 de miles de refugiados soviéticos. Afirmará que “esta traición en masa a personas destinadas al exterminio arrojará una sombra sobre la conciencia de Gran Bretaña por un siglo, si no más”

En noviembre de 1991 “Reconstruyendo Rusia” se publica en su patria, destinando los beneficios económicos de las ventas para las víctimas de Chernobyl. En ese trabajo Solzhenitsyn trata de sacar las conclusiones de sus observaciones en Occidente como manera de ayudar a los cambios en su país, por encima del cansancio y el agotamiento de sus compatriotas. Ese año termina La rueda Roja. En octubre, se levantan los cargos de traición en su contra.

En 1993, es invitado a Paris por Philippe de Villiers a la conmemoración del bicentenario de las guerras de la Vendée, en el que pronuncia un discurso en el que condena «el principio destructor» de toda revolución, por la ruptura violenta y radical que supone con el pasado, lo que “suscita una verdadera tempestad en la intelligentsia francesa, incapaz de imaginar que se pueda osar atacar «su» revolución. Pronuncia un homenaje a los insurrectos de 1793, comparando su combate con el de los campesinos rusos contra los bolcheviques, y afirmando que «toda revolución desencadena los instintos de la barbarie más elemental ».

A fines de 1993, con motivo de recibe un doctorado honorífico en Liechtenstein de la Academia Internacional de Filosofía, y da una conferencia sobre ética y política: “La cuestión Rusa”. Habla sobre el divorcio entre política y ética producido a partir de la Ilustración, destacando la necesidad de exigencias morales no solo a los individuos sino también “a los países, a los gobiernos, a los parlamentos y los partidos”. Plantea el problema de la naturaleza y el significado del progreso para el hombre moderno, y la necesidad de que la civilización y la cultura humana tengan un propósito, tema que retomará cinco años después en otra conferencia. En efecto, en Octubre de 1998, en Moscú, en un discurso con motivo de la inauguración de un monumento a Antón Chejov plantea la “proporción excesiva” que ocupa “entre la gente culta” de la política, y la incapacidad de la humanidad actual de responder a los problemas más profundos del hombre: “No todos se dan cuenta que hemos llegado a un auténtico caos intelectual, no todos captan la crisis que experimenta el mundo desde hace tres o cuatro siglos”.

A fines de 1993 también es recibido por SS Juan Pablo II.

Mientras tanto, se acerca el final de la Unión Soviética.

En 1982 sale Breznev del poder y sube Andropov.

En 1984 muere Andropov y asume Chernenko. Al año siguiente asume Michael Gorbachov.

En 1986 se produce la explosión de Chernobyl.

En el verano de 1988 es destituido el alcalde de Moscú, Boris Yeltsin. Gorbachov se alinea con los duros y enfrenta a los liberales de la Unión democrática. En noviembre Estonia se separa de la URSS.

En 1989 se produce la primera elección con más de un candidato… y se produce el triunfo reformista, siendo elegidos Yeltsin y Sajarov. Ese año es también el año de Tianamen en China. Se producen manifestaciones en la Plaza Roja y se pierde el control sobre Europa del Este. En ese año ofrecen a Solzhenitsyn la ciudadanía, “si la solicita”.

En 1990 Gorbachov envía tanques a Azerbaiyan. Finalmente ganan las elecciones los anticomunistas en 1990 y Yeltsin declara la independencia de Rusia de la URSS. Ese año se produce también el último congreso del partido comunista. En diciembre, el parlamento premia al Archipiélago Gulag.

En enero de 1991 se realiza una enorme manifestación en Moscú. Se producen enfrentamientos entre Gorbachov y Yeltsin hasta que en Junio gana este último las elecciones presidenciales y en agosto el primero dimite “por razones de salud”. En Junio del año siguiente, Yeltsin llamará por teléfono a Solzhenitsyn a su casa en Vermont.

En agosto de 1991 se le devuelve la ciudadanía.

En diciembre de 1993 se realizan elecciones y ganan los ultra nacionalistas, encabezados por Vladimir Zhirinovsky. Solzhenitsyn toma distancia de ellos y de las mafias en una entrevista que da al New Yorker. En febrero del año siguiente, asesinan al editor ruso de Solzhenitsyn. Finalmente, en marzo se despiden de Cavendish.


De vuelta en Rusia 1994-2008

Edad 76 a 89

El 27 de mayo de 1994 llega a Rusia luego de su largo y animado exilio. Realiza un viaje por tren desde Vladivostok hasta Moscú, donde llega el 21 de Julio de 1994 y es recibido por unas dos mil personas. El ambiente del país había cambiado. Según afirma Michael Nicholson, “un espíritu amoral y anárquico había sustituido al dogma marxista”, había menos afición por la lectura, y los valores que proponía Solzhenitsyn eran más difíciles de aceptar por el relativismo reinante.

Se aísla en una dacha ubicada en Troitse-Lykovo, a media hora de Moscú donde continua con su actividad con el alcance que le permitía su salud ya declinante. Solzhenitsyn se recluye pero no se paraliza por ello.

En otoño de 1994 tiene un programa de televisión que el 23 de abril del año siguiente es levantado para ser reemplazado por… la Cicciolina, pero no será este su último emprendimiento en la TV rusa. En enero de 2006 se difundirá la adaptación de Primer círculo en diez noches: un programa de siete horas y media para el que Solzhenitsyn escribe el guión.

Y siguen las conferencias, entrevistas y discursos. En septiembre de 1995 afirma Solzhenitsyn en una conferencia en la Universidad de Saratov que el “espacio cultural está hecho trizas”. En noviembre de 1996 brinda una entrevista a Le Monde y ataca a los nuevos dirigentes y a la nueva oligarquía. Afirma allí que Rusia “está cerca de su lecho de muerte”. En octubre de 1998 pronuncia un discurso en un homenaje a Antón Chejov que tiene poca repercusión en Occidente, pero que cuenta con la participación del alcalde de Moscú. En la crisis de los Balcanes adopta una posición a favor de los serbios. En febrero de 2000 realiza un discurso promoviendo una reforma agraria.

En septiembre de 2000 Soljenitsyne recibe durante tres horas al nuevo presidente ruso Vladimir Putin. Se encuentran así paradójicamente el antiguo presidiario de los campos de concentración y el ex directivo del KGB.[13]

Entre 2001 y 2003 escribe dos libros sobre la historia de los judíos en Rusia: “Doscientos años juntos”. (2001-2). Two Hundred Years Together history of Jews in Russia

A fines de 2003 se realiza un documental sobre el mismo y su familia. Hablará allí sobre fe y política, sobre la necesidad de la educación religiosa, sobre la tentación del determinismo social para los jóvenes y sobre la necesidad de auto limitarse, sobre la naturaleza de la creatividad de los artistas como “aprendices de Dios”. Allí habla sobre sus diferencias con Sajarov (partidario de un gobierno mundial). Se defiende de las acusaciones de nacionalismo y fundamenta su libro “Doscientos años juntos”. Lamenta la falta de arrepentimiento de los comunistas, que pasaron en Rusia de la ideología al pragmatismo.

En noviembre de 2004 recibe la Orden de San Save de la Iglesia Ortodoxa Serbia.

En abril de 2005 realiza un tributo con motivo de la muerte de SS Juan Pablo II.

En junio de 2005 da una entrevista y se refiere a la democracia en términos similares a los expresados en la Centesimus Annus. Sigue opinando a favor de gobiernos locales al estilo de la democracia suiza y pondera el sistema de referéndum como el realizado en Francia respecto a la constitución de la Unión Europea.

En junio de 2005 se anuncia la publicación de sus obras completas en treinta tomos por la editorial Vermia, aunque predice que no habrá podido completar su trabajo, que -afirma- “continuará luego de mi muerte”.

En Junio de 2007, en ocasión de la entrega del Premio del Estado Ruso por Vladimir Putin, dirá: “En el final de mi vida, puedo esperar que el material histórico que he reunido entrará en las conciencias y en la memoria de mis compatriotas”

Pero su relación con los jerarcas no le impedirá expresar sus opiniones libremente: a Vladimir Putin, le reprochó no haber atacado los poderes de los hombres políticos corruptos. En otra oportunidad, rechazando una elevada distinción que quería discernirle Boris Eltsin, explicará no poder recibir honores de un presidente que había sumergido al pueblo en la miseria. según el escritor.

Muere en su dacha el 3 de agosto de 2008 y es enterrado en el cementerio del monasterio Donskoï en Moscú. Dijo su mujer al respecto: “quiso morir en el verano y murió en el verano. Quiso morir en casa, y murió en casa. En general, diría que Aleksandr Isayevich vivió una vida difícil, pero feliz”.

Antes de la ceremonia religiosa sus restos recibieron honores en el hall de honor de la Academia de Ciencias de Moscú. El Patriarca Nikolai Balashov dijo en la oportunidad que Solzhenitsyn “se había preparado para la muerte como lo hace un cristiano, mucho antes de que esta llegue”.

Nikita Struve, editor, traductor y amigo de Soljenitsyne describió sus últimos años: “estos tres últimos años, mientras estaba en silla de ruedas, continuaba escribiendo incansablemente. Las visitas no duraban mucho tiempo. No perdía su tiempo con palabras o amabilidades. Pero dicho esto daba la impresión de haber terminado su obra y de querer morir. El tiempo de vida le parecía excesivo. Pero siempre estaba sorprendentemente luminoso. Exhalaba luz”.


Epílogo


En aquel tiempo dijo Jesús a la multitud: "¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga". Siguió hablándoles y les dijo: "Pongan atención a lo que están oyendo: La misma medida que utilicen para tratar a los demás, ésa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará". San Marcos 4, 21-25

Solzhenitsyn pertenecía a la clase de los hombres valientes y libres, y tuvo la paz de los seres probados. El mismo describió el camino para encontrar esa paz. “Pero en sus corazones había paz. Estaban plenos de valentía; la de quienes lo han perdido todo; el valor que no es fácil adquirir, pero que perdura siempre.” “Alguien al que usted lo priva de todo, ya no está más bajo su poder. Está de nuevo enteramente libre”. (El Primer círculo)

Estaba convencido “que la línea que separa el bien del mal no pasa entre los estados ni entre las clases, ni siquiera entre los partidos políticos, sino a través de todos los corazones de los hombres”. Creía en el individuo antes que en cualquier grupo, partido o estado.
Creía que la lucha contra la mentira forma parte de las cosas a las que está obligado todo hombre: “el simple acto de coraje de un hombre común consiste en rechazar la mentira. (…) Los escritores y los artistas pueden hacer más. Pueden vencer a la mentira. En el combate contra la mentira el arte ha ganado y ganará siempre, abiertamente, irrefutablemente, en el mundo entero”. (Discurso de Estocolmo, 1974)

Se quejaba de que la sociedad occidental había “perdido su coraje civil, tomada en su conjunto y separadamente; en cada país, en cada gobierno, en cada partido político y por supuesto en las Naciones Unidas. Este ocaso del coraje se nota particularmente entre los grupos gobernantes y en la elite intelectual, causando la impresión de una pérdida del coraje por parte de toda la sociedad”.
Luego de su muerte, André Gluksmann escribirá de el en “El hombre que cambió mi vida”, que Soljenitsyne “era un hombre bueno y fiel; la amistad con que me honraba no se debilitó ni aún cuando eran públicos nuestros desacuerdos sobre la guerra en Bosnia y en Chechenia. Cuando el nombre mismo de Putin haya sido olvidado por todos, se leerá todavía El Archipiélago de Gulag con la fiebre intensa que me provocó a mí hace ya un tercio de siglo.” Subrayando su apertura de espíritu, afirmó que “contribuyó a liberar a la disidencia intelectual, en el Este, de sus últimas reticencias en cuanto a la alianza necesaria, pero jamás osada, entre los espíritus liberales o ateos y las iglesias u organizaciones confesionales”. [14]

Nikita Struve, el ya citado editor, traductor y amigo de Soljenitsyne, dirá que “lo consideraba como uno de los grandes escritores de su época. Quizás el más grande, porque combina el destino histórico, la elevación espiritual y el arte”.

Lech Walesa afirmó que “Soljenitsyne pertenecía a ese grupo de personalidades irreemplazables y necesarias para crear un mundo mejor”.

Jean d'Ormesson, de la Académia francesa dirá de Soljenitsyne que, “como Hugo, domina su tiempo desde su estatura de gigante. Hugo profetizaba el futuro. Soljenitsyne, más cercano sin duda de Dante y de un Infierno que el mismo habría recorrido en la realidad, revela un pasado y un presente sepultado bajo la mentira. … Soljenitsyne no es un hombre de letras. Es la conciencia de un mundo que se pierde”.

NOTA:

Lector y admirador del escritor ruso desde que comenzaron a difundirse sus obras, creo que la propagación de su vida y obras sería de gran utilidad para el mundo actual. En la década de 1970 realicé una visita a Claude Durand -el gran difusor de Soljenitsyne en Francia- “quejándome” sobre la mala calidad de las traducciones disponibles en español, lo que dificultaba la propagación de sus escritos.

Amablemente, me sugirió Durand que estudiara ruso y que lo tradujera yo mismo, tarea que superaba ampliamente mis posibilidades… Espero que esta pequeña reseña de la vida y la obra del escritor, sirva para contribuir a la divulgación de su ejemplo y de sus ideas. Para realizarla, me ha sido de inestimable utilidad “Solzhenitsyn – un alma en el exilio”, el libro de Joseph Pearce en la excelente edición en español de Ciudadela.


[1] Fayard y la revista Commentaire abren el baile co-editando un ensayo fechado en 2001 del “aroniano” americano Daniel J.Mahoney Alexandre Soljenitsyne. Para terminar con la ideología. El autor coloca al gran escritor ruso no en la línea literaria de los Tolstoï, Dostoïevski y Tchekhov a la cual se lo ha ligado siempre, sino a la tradición de la filosofía política clásica, a continuación de Aristóteles, Machiavelo, Montesquieu, Locke, Burke, Tocqueville y los pensadores liberales que se reclamaron de esos autores. Ve en el el último representante de los grandes pensadores sincréticos, que habría tenido éxito en hacer la síntesis entre las dos tradiciones.” Le Monde, 24 de octubre de 2008
[2] Una vez le preguntaron en un reportaje a su mujer Natalya si podía decir unas pocas palabras sobre La rueda roja, la novela cumbre en la vida de Aleksandr Solzhenitsyn, a lo que respondió: “No, no puedo. Si pudiera decir unas pocas palabras acerca de una novela que tomó veinte años en ser escrita, quiere decir que no debería haber sido escrita para nada.”
[3]A Yasnaya Poliana (Tula) donde Tolstoi había nacido en 1828, escrito muchos de sus libros y vivido durante 60 años, por muchos años la gente iba a visitarlo en busca de su conversación, sus consejos y a veces hasta para pedirle dinero.
[4] Solzhenitsin Alexandr Issáievich, o Soljenitsin Alexandr Isayevich, o Solzhenitsyn Aleksandr Isayevich
[5] Fue protegido así por “las horas pasadas en tantos oficios religiosos, y esa marca original de una frescura y de una pureza extraordinarias que no pudieron erosionar a continuación ni el peso de las ruedas de molino de la vida, ni las teorías intelectuales”
[6] Sin embargo, el avance de la carrera y sobre todo la lucha “política” de Solzhenitsyn vuelven a las diferencias y a la distancia de ideales de ambos, manifiestas e irreversibles. Habiéndose puesto de manifiesto una vez más las diferencias de proyectos con su mujer, su soledad se hace mayor. El tiempo hace el resto del trabajo y Natalya y Alexandr se distanciarán para siempre.
[7] En 1973, se casa con Natalya Dmitrievna Svetlova, una científica con quien tuvo tres hijos: Yermolai (1970), Ignat (1972) y Stepan (1973).
[8] “…hasta 1961, no solo estaba convencido de que nunca vería una simple línea mía escrita en letras de molde durante toda mi vida, sino que tampoco osaba dar a leer a mis más cercanos amigos nada que hubiera escrito, porque temía que esto se conociera”… “en 1961, después del 22 congreso del partido comunista y del discurso pronunciado por Tvardovsky, decidí emerger y ofrecer Un día en la vida de Ivan Denisovich” … “este surgir a la superficie entonces me parecía, y no sin razón, ser muy arriesgado porque podría llevar a la pérdida de mi manuscritos y a mi propia destrucción”.
[9] El tema no era nuevo. Ya en 1927, los Ediciones Tallandier habían publicado Un bagne en Russie rouge , de Raymond Duguet. Y Victor Kravchenko revelará el sistema de las deportaciones y campos de concentración, la miseria, la hambruna planificada por el poder comunista, en Yo elegí la libertad, publicado en Francia en 1947. También se conocía el libro de Dalin et Nicolaievsky El trabajo forzado en URSS
[10] A la publicación de Archipiélago de Gulag, se quejaba Leonid Breznev: “Desde el punto de vista legal, tenemos todo el soporte para encarcelarlo. Trató de minar todo lo que nosotros tenemos como sagrado: Lenin, el sistema soviético, todo lo que nos es caro… Este vándalo de Solzhenitsyn está fuera de control”
[11] Primero pasó por Alemania, donde vivió en la casa de Heinrich Böll. Luego pasó a Suiza, antes que la Universidad de Stanford lo invitara a los Estados Unidos y mudarse con su familia para facilitar su trabajo. Allí estuvo en el piso 11 de la Hoover Tower, de la Hoover Institution, antes de mudarse a Cavendish, Vermont en 1976.
[12] En una entrevista afirmará su mujer Natalya: “Habiendo estudiado la historia rusa, el apoyaba fuertemente el auto-gobierno local. Más aún, el haber vivido en Suiza y en Vermont nos probó los beneficios del auto-gobierno. Mientras participábamos de esa vida observábamos muchas cosas. Éramos contribuyentes impositivos, y teníamos derecho de voto en los mítines locales. Yo nunca dejaba de concurrir. Fue una excepcional lección de la llamada “democracia de los espacios pequeños”. Los residentes locales deciden como gastar los impuestos, si hay que arreglar el techo de la escuela, o reparar un camino o contratar nuevos maestros. Este sistema todavía no existe aquí (Rusia) pero verdaderamente lo necesitamos. Hasta que no podamos decidir como manejar nuestras vidas y nuestras localidades, no existirá una democracia real en Rusia” (Russia Today, 9 de abril de 2008)
[13] Este hecho no conformará a todos. Durante sus exequias alguien señalará que era “toda una paradoja la del antiguo espía del KGB convertido en presidente, y que había formado parte del sistema represivo soviético que denunciaba Solzhenitsin” depositando un ramo de rosas delante del cajón.
[14] “Hombre bueno y fiel”