jueves, junio 07, 2012
¡Bienvenidos al paganismo!
Artes. Sobre la exposición "Maestros del desorden"
¡Bienvenidos al paganismo!
por Chantal Delsol , miembro del Instituto
La exposición "Maestros del desorden", en el Museo del Quai Branly, es más que una puesta en escena del arte primitivo: una premonición. El artista juega allí un papel profético. Anuncia un mundo que el mismo ayuda a preparar: un mundo pagano.
El arte contemporáneo, como ellos mismos dicen que sus protagonistas y sus partidarios, no es hermoso, pero no apunta a lo bello, sino a la idea. No busca sorprender, sino educar y persuadir. Trae un doble mensaje, que actua en dos tiempos. En primer lugar, se trata de subvertir el mundo antiguo, mediante la inversión de los valores (la bosta es arte, el desorden es armonía, etc.). Luego se trata de sustituir el viejo mundo por otro, que se basa necesariamente en lo que conocemos de otros orígenes. Así pues, tenemos una glorificación de un mundo pagano -y entiendo por esto- un mundo habitado por dioses inmanentes con los cuales el hombre entra en el contacto a través de la magia y de la brujería.
La exposición muestra la magia: todo muy interesante y sugestivo. Mostrar una multitud de figuras, estatuillas, objetos de todos los continentes relacionados con los rituales de la magia tradicional, en un bello entorno y con un gran know-how, es un gran regalo para los amantes de la cultura. Pero el punto principal está en otra parte: la exposición no pretende presentar una parte importante de la cultura para darla a conocer. En cambio, lo que hace es mostrar una visión con la que quiere convencer a los visitantes. Se trata menos de mostrar figurillas mágicas como objetos de la cultura y la curiosidad, que decir: "Nuestro mundo está desencantado. Dios ha muerto, Marx ha muerto. He aquí las nuevas religiones".
El artista contemporáneo es como un chamán: transgrede. Primero: "¡afuera los límites!", "¡afuera cualquier clasificación!", como está de moda ser; dicho de otra forma, afuera los tabúes, digamos... antiburgueses. A medida que el chamán, se hace salvaje y transgrede - se convierte en una delicia hablar de este chamán que se come sus propias heces, o exhibir las fotos de Mad Dog de Kulik, donde es arrastrado un hombre desnudo con una cadena atada a su cuello, en cualquier posición, como un animal de feria. El artista es un "hombre-límite", hechiza, fascina, todo le está permitido. Con el arte contemporáneo, el criterio ya no es ya lo bello, que no interesa mas; sino el artista, un semidiós, que decreta discrecionalmente lo que es arte y lo que no es. En el nuevo mundo pagano, el artista es un medium, un intermediario entre los hombres y los dioses.
Detrás de los chamanes hay una visión del mundo, expresada en un principio por el cartel: "Los amos del desorden". Debemos tener presente que en todas las culturas, la historia del mundo se entiende como una lucha interminable entre el orden y el caos: el caos primitivo da paso a un orden que está constantemente amenazado. Esta es la razoón por la que el tiempo es circular y los desastres siempre están en espera de suceder (véase el Kali Yuga hindú o el calendario maya). El Judeo-cristianismo introdujo por primera vez el tiempo lineal y balizado que despertó por otra parte en Occidente la idea de progreso. Es eso lo que la exposición pretende cuestionar. Dicho claramente: se terminó el tiempo balizado, delimitado, la época cristiana. Volvamos al tiempo circular: a la interminable batalla entre el orden y el caos, ya que no hay dios para establecer un buen orden, pero sí que hay chamanes para controlar el caos con el arte de la magia.
Y aquí estamos, admirando amuletos, bacanales y "fiestas de los locos" (1), ritos de exorcismo, "bolsas de adivinación", "cosas-dioses" - es decir, ídolos. El turismo chamánico, los bebedores de ayahuasca para romper con su cultura y descubrir el mundo verdadero en el medio de la verdadera biodiversidad de la Amazonía (¡que estereotipos!) ... Metamorfosis animal o transgénero de algunos chamanes. Aquí vuelve todo un panteón: espíritus auxiliares, "fantasmas responsables", viajes más allá de lo real, vuelos celestes exploratorios, parentescos con los espíritus. Se nos presenta todo tipo de brujos, videntes, hombres santos y hechiceros de todos los continentes.
Lo que llama más la atención, es el carácter presumido y supremamente arrogante de todos estos discursos explicativos, tanto en la exposición como en el catálogo que la acompaña. Clichés como "sumerjase en un mundo desfasado y numérico" pronunciados en un tono pomposo. Que un artista sea absurdo y un poco perturbado, que de más normal - después de todo, tontos hay en todas partes paralelamente a los sacerdotes que, sin ellos, morirían de seriedad y aburrimiento. Pero acá el artista es ridículo porque se toma en serio al extremo. En otras palabras, es un payaso que se toma a si mismo por un sacerdote. El artista es simpático cuando des-sacraliza al mundo circundante, sin ninguna otra pretensión. Pero cuando profana todo, tomandose a si mismo como la nueva sacralidad, entonces el ridículo llega a su apogeo.
Estamos dispuestos a interesarnos con el mayor respeto en las entrevistas con los chamanes y en los collares de amuletos; pero si se nos dice que estos son, en el panteón contemporáneo, los nuevos dioses introducidos por artistas discursos inspirados, entonces de lo que tenemos ganas es de morirnos de risa.
(1) fiestas medioevales que mezclaban lo profano y lo sagrado
(traducción Pablo Lopez Herrera)
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