jueves, enero 04, 2007

2007: ¿Heil Kirchner?


Resolveos a no ser esclavos y seréis libres.
Étienne de La Boétie (1530-1563)

La libertad es un bien que se pierde poco a poco. Y lo que hoy parece una exageración podría dejar de serlo si se continúan cediendo al poder los derechos y deberes que radican en la persona antes que en el estado o en nuevas formas de “democracia directa y participativa” que se manifiestan a través de “asambleas populares” como la ya institucionalizada de Gualeguaychú.

Libertad y necesidades humanas

Es posible definir con mayor precisión los espacios en que la libertad se va perdiendo a manos de la voluntad y arbitrio de un poder ejecutivo cada vez más hegemónico -rodeado de su cohorte de ideólogos y operadores- si se analizan las necesidades que el hombre tiene impresas en su naturaleza.

1) La persona tiene necesidades físicas elementales: alimentarse, beber, abrigarse de las inclemencias del tiempo en una casa o refugio, y protegerse hacia el futuro de los cambios que la afectarán en el tiempo.

Para una gran mayoría de argentinos nos es más difícil hacer frente a los gastos de alimentación y de vivienda, cuando no es el caso de tener que vivir del consumo de los ahorros constituidos en la década menemista que tanto le disgusta al presidente, a pesar del “crecimiento” económico del que la propaganda oficial se vanagloria a través de los medios en forma diaria y sistemática. Ni que hablar de la inseguridad que el garantismo oficial se empeña en cultivar.

2) Todo ser humano tiene además la necesidad profunda de relacionarse con sus semejantes a través de vínculos de afecto, amor al prójimo, construyendo y manteniendo lazos sociales sobre una base de cooperación y solidaridad.

De nuestro presidente recibimos el ejemplo que del odio y la destrucción de los lazos sociales, hacia el exterior y el interior del país.

Las políticas de estado, le otorgan a este el carácter obligatorio de otorgante de contenidos y de sentido en materia de educación, de salud y de sexualidad, áreas en las que los padres tienen prioridad natural de derechos y deberes hacia sus hijos. Se conspira así contra la familia como célula social primaria y poco a poco se “sacan de la cancha” a los padres. Esto, atenta contra la formación de sanos vínculos en el seno de la familia, en la que los padres se ven obligados a competir contra la autoridad del estado o abdicar a favor de éste.

3) En la relación con sus semejantes, el hombre tiene la necesidad de construir y mantener la estima de su propia dignidad humana, y necesita asimismo el reconocimiento material o moral por su actuación en la sociedad.

La identidad de cada uno está afectada de un modo diferente de acuerdo al lugar que se ocupa en la sociedad. Y pierde tanto su dignidad el hombre que no puede ser contratado libremente y no consigue trabajo en “blanco”, o trabajo a secas, y debido a las normas legales carece de libertad de trabajo; como la pierde el empresario que se humilla entregando su libertad de comercio -que la constitución le garantiza- solo para evitar la persecución y la revancha; como el que consigue una prebenda a cambio de su “colaboración”.

4) Por último, todo ser humano tiene necesidades de desarrollo personal y de trascendencia. La sociedad que construye el kirchnerismo, de carácter cada vez más hegemónico, es cada vez más antagónica con el desarrollo de personas libres, independientes y con valores.

La práctica de los valores se pierde cada vez más, y si bien esto no es responsabilidad única del gobierno, también aquí se nos dan todos los ejemplos negativos y muy pocos de los positivos. La conflictiva relación del presidente con las Bienaventuranzas que el cardenal Bergoglio recordara en memorable oportunidad nos muestran que no es en la trascendencia donde encuentra Kirchner su marco de referencia natural.

¿Y qué lugar quedará para el reconocimiento de los virtuosos si la sociedad que se construye conspira sistemática y orgánicamente contra la práctica de la virtud?

La servidumbre es voluntaria, inducida y alimentada (*)

Dice Von Hayek en “Camino de servidumbre” que a los líderes políticos les resulta más fácil conducir a la sociedad utilizando el mal que el bien. Los dirigentes políticos y sociales que viven al margen de la ética contribuyen con eficacia a pavimentar ese nefasto camino de decadencia, por el que los conducidos van entregando su libertad; puesto que la libertad no se quita, se entrega. Unos la pierden al entregarla como moneda de cambio, y otros por no hacer nada. Unos por el mal que hacen y otros por el bien que dejan de hacer.

La servidumbre voluntaria

Bien señala La Boétie en su clásico texto sobre la servidumbre voluntaria, que “es el pueblo quien se esclaviza y suicida cuando, pudiendo escoger entre la servidumbre y la libertad, (y) prefiere abandonar los derechos que recibió de la naturaleza para cargar con un yugo que causa su daño y le embrutece.” ... “apenas puede creerse la facilidad con que el vasallo olvida el don de la libertad, su apatía en recobrarla y la naturalidad con que se sujeta a la esclavitud, que se diría que no ha perdido su libertad sino ganado su esclavitud” ... “cuando un rey se erige en tirano, toda la hez del pueblo y aún aquellos que son incapaces de distinguir el bien del mal, se les reúnen; y no digo un puñado de ladronzuelos que poco mal o bien pueden hacer en un país, sino los ambiciosos y avaros que se amalgaman alrededor de él y le sostienen para participar del botín y constituirse ellos mismos en tiranos subalternos” ... y “este poderoso que os avasalla, este tirano que os oprime, sólo tiene dos ojos, dos manos, un cuerpo, ni más ni menos que el hombre más insignificante de vuestras ciudades; (y) si en algo os aventaja es en el poder que le habéis consentido de destruiros”

El que pensando diferente esgrime la garrocha y entra en el serrallo kirchnerista como podrían ser los casos de Scioli o Reutemann, entrega su libertad puesto que “el acercarse al tirano es apartarse de la libertad natural, y por así decirlo, abrazar voluntariamente y con ahínco la esclavitud.”

La servidumbre inducida

La tiranía y la democracia no son conceptos opuestos. Puede existir una democracia tiránica, o una que se vaya convirtiendo en tal. A los tiranos que adquieren el poder por elección popular ... les “es cosa muy común mirar luego como una propiedad lo que únicamente recibieron por gracia de los pueblos” ... y perpetuarse. Y esto no es cuestión de monarquías o dictaduras. Señala La Boétie que cuando un gobernante elegido por el pueblo prueba el poder “planea jamás renunciar a su cargo.”

El mecanismo clásico de los tiranos y las correas de transmisión que utilizan son bien descritos por La Boétie: “...buscan a quinientos o seiscientos que imiten en ellos la misma táctica que observan en su soberano. Estos seiscientos tienen bajo sus órdenes a más de seis mil ahijados, que colocados en los destinos superiores de las provincias, o en la administración de los fondos públicos se dan la mano para su codicia y crueldad; excitándoles al propio tiempo a que hagan todo el mal que puedan, a fin de que se comprometan en tales términos que no les sea posible medrar sino bajo su sombra, ni evadirse de la justicia sino recurriendo a la protección de sus favorecedores. El que pretenda desenvolver esta madeja, verá que seis mil, y aún cien mil y millones, concurren de acuerdo, formando una cadena ininterrumpida que da fuerza al tirano, el cual les arrastra en pos de sí ...”

La servidumbre alimentada

Desde tiempos inmemoriales el “pan y circo” alimentaron la servidumbre de los pueblos, puesto que “por desgracia la clase más numerosa fácilmente sospecha de los que le aman, al paso que se entrega con la mayor sencillez al que le engaña”, a cambio de “teatros, juegos, farsas, espectáculos, gladiadores, animales extraños, medallas, cuadros, etc, (que) fueron para los pueblos antiguos los incentivos de la esclavitud, el precio de su libertad, los instrumentos de la tiranía. Alucinados los pueblos, cebados en pasatiempos frívolos y hechizados por vanos placeres, se acostumbraron paulatinamente a ser esclavos con mas facilidad pero peor, como los niños que aprenden a leer por el atractivo de las estampas que contiene el libro. Los tiranos de Roma apelaron también a otro recurso, cual fue multiplicar las decurias públicas, donde se entregaban a los excesos de la gula: el romano más prevenido no hubiera dejado su taza de sopa a cambio de la libertad de la república de Platón. En las frecuentes distribuciones de trigo, de vino y hasta de dinero, contestaba el pueblo con descompasados gritos de ¡Viva el Rey! ¡Imbéciles! No se daban cuenta de que con aquella falsa generosidad no hacían más que recobrar una mínima parte de lo suyo y que el tirano no se lo hubiera podido dar si antes no se lo hubiera usurpado.”

El culto de la personalidad

Otra herramienta de esclavitud es el llamado “culto de la personalidad” que las tiranías van desarrollando alrededor de la figura del líder, sea este pintor de brocha gorda, malandrín o abogado. Por supuesto que aquí desarrollamos nuestra propia forma de “culto de la personalidad a la criolla” que se percibió claramente en estos días a través de las renuncias a las reelecciones del gobernador de Jujuy y de Solá; de las designaciones de candidatos como Scioli y Filmus en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires, a partir de un gesto del “dedo de Dios” ; y de la atribución al poder casi sobrenatural de Kirchner para encontrar al albañil Gerez...

Los discursos de los adláteres llenos de “el señor presidente lo decidió así” o “yo pertenezco al proyecto del señor presidente” o “a Gerez se lo encontró porque ahora sí se metió el señor presidente” nos muestran –más allá de una obsecuencia cada vez mas generalizada y sin vergüenza- ese común denominador de toda construcción de culto a la personalidad que van atribuyendo a la primera figura de dotes de visionario, estadista, protector, guía, etc.

La libertad, exigencia, esfuerzo y paciencia

Por cierto que lo difícil es la libertad, puesto que “los esclavos desconocen el valor guerrero; no tienen energía y su corazón pusilánime no es capaz de abrazar grandes empresas; (y) harto conocido es esto por los tiranos, quienes, prevaliéndose de la debilidad y abatimiento de sus súbditos, no perdonan ningún medio para acobardarlos y envilecerlos”

Será necesario mucho coraje cívico, salvo para quien -haciendo mal uso de su libertad- prefiera colaborar a construir su propio “camino de servidumbre”.

No se trata de golpes de estado, sino como mínimo, simplemente de no apoyar a quienes procuran la esclavitud de sus semejantes: “no les pido que coloquen las manos sobre el tirano para derribarlo, sino simplemente que ya no lo apoyen más; entonces lo verán, como un gran Coloso, cuyo pedestal ha sido apartado, caer por su propio peso y romperse en pedazos.”

Pablo Lopez Herrera es miembro del Consejo Consultivo de Atlas 1853 – plopezherrera@gmail.com

(*) las siguientes citas pertenecen al “Discurso sobre la servidumbre voluntaria” del jurista francés Étienne de La Boétie (1530–1563) redactado en ocasión de una revuelta por la presión impositiva ejercida mediante la gabela de la sal en Bordeaux


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