jueves, enero 18, 2007

Oposicion: estrategia de poder y crisis de identidad

"Una sociedad no se constituye por acuerdo de voluntades.
Al revés: todo acuerdo de voluntades presupone
la existencia de una sociedad"
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas


La necesidad de generar un poder alternativo a la creciente hegemonía de Kirchner es urgente y evidente. El principal obstáculo de la oposición es carecer de una estrategia de poder probablemente basada en una crisis de identidad. Una estrategia de poder, a un político con vocación, le permite siempre poder tomar la iniciativa, y va mucho más allá de una simple estrategia electoral, aunque la incluya.

Lo que se advierte en el panorama político es que están todos enredados en la estrategia eleccionaria. Si no hubiera elecciones, la sociedad perdería su interés por la mayoría de las figuras de la oposición, que piensa y actúa en función de un calendario electoral del que se ignora la fecha exacta y el nombre de los adversarios y de los aliados.

Tantas indefiniciones surgen de una falta de identidad.

La oposición está mas sujeta a los errores del adversario que a los propios aciertos. Se prepara así en el mejor de los casos a repetir el error de la alianza entre el radicalismo y el Frepaso, donde era visible que nada tenían que ver Alfonsín y el Chacho Álvarez, lo que se podía percibir en la misma campaña al contemplar los dos candidatos con sus respectivas consortes. La actual oposición tiene a favor una mayor experiencia de la vida (léase “calle”) y pragmatismo.

Por una estrategia de poder

Una verdadera estrategia de poder exige ver mucho más allá de la fecha de los comicios, aunque los deba tener en cuenta e incluir. Exige mucho más que un consenso sobre algunas coincidencias generales: exige la puesta en marcha de un proyecto colectivo, realizado y motorizado por personas con espíritu cívico, que tengan una idea clara y definible del país que quieren y del país que no quieren.

Que piensen en función de los argentinos que votan y de los que no votan. Hastiados estos últimos de tanta mediocridad expresan con su abstención su rechazo al circo electoral, hartos de ser utilizados como “carne de elección”.

Que sean capaces de construir vínculos y lazos sociales que vayan mas allá de “roscas” y “trenzas” eleccionarias y de la negociación de cargos y de listas.

Que dediquen tanto tiempo y esfuerzo a reclutar, integrar y formar cuadros y dirigentes sociales, como el que dedican a rodearse de parientes, socios, amigotes, cortesanos y punteros.

El teatro de operaciones es la sociedad civil

Para salir del atolladero la misma sociedad civil debe ser el teatro de actividad de la oposición. A ella deben estar integrados a través de los dirigentes sociales que actúan insertos en la misma con autoridad moral y social propia, con objetivos, intereses y necesidades permanentes y no coyunturales y oportunistas.

Blumberg y Bergman son dos ejemplos de lo que quiero decir. Ambos tienen intereses específicos. Ambos tienen autoridad moral en sus respectivos terrenos. Ambos se ocupan de necesidades permanentes de la sociedad y del hombre: uno de la seguridad, el otro del espíritu.

Más que “candidatos eventuales” deberían ser considerados como dirigentes de la sociedad civil cuyas vidas y actividades están centradas en “agregar valor” en sus respectivos “ámbitos”. La imbecilidad de considerarlos como posibles candidatos por lo que miden en las encuestas, o por su poder de atracción y de convocatoria los lleva a un terreno que no es el suyo y donde tienen mucho mas que perder que lo que pueden aportar. Esto es notorio en el caso de Blumberg, que sabe bien lo que quiere en materia de seguridad, pero a quién se lo ve que “patina” cuando entra el terreno electoral.

Los referentes de la sociedad civil, atraen y convocan por lo que son y se han convertido. ¿Cuántos cientos de genuinos líderes de la sociedad civil podrían ser convocados para un proyecto que vaya más allá de los actos comiciales?

La sociedad necesita de la sana política y de sanos políticos. La sociedad sabe que la política es el arte de lo posible, pero sabe también que su fin es el bien común y percibe cuando lo que buscan los dirigentes políticos es el bien propio, sea este económico, de mera ambición de poder, o de egolatría. No se acerca a colaborar porque desconfía y se niega a ser utilizada y luego descartada.

Construyendo una identidad política

Una identidad política no se construye a partir de las encuestas –aunque sean útiles y necesarias- ni pensando solo en los electores. Nadie define lo que es y lo que quiere solamente en función de las elecciones.

Definir los principios generales a los que se adhiere y los criterios de acción en las principales áreas de acción ayuda mucho más a construir la propia identidad política y a acercarse a la propia base de sustentación.

Quien escribe estas líneas, a modo de ejemplo, adhiere a los siguientes principios en las quince principales áreas de las que la política se ocupa:

Sistema Político Institucional

· Respeto de las libertades individuales
· El marco de referencia para el ejercicio del poder debe ser la Constitución de 1853
· Las autoridades electas deben ser representativas
· El sistema electoral debe servir para que los ciudadanos elijan sus representantes, y no los de las oligarquías políticas
· Las provincias deben tener autonomía política en un marco de unidad nacional y recaudar sus impuestos
· Los ciudadanos pueden participar libremente en los partidos

Sistema Económico

· Debe tener como fin principal la creación de riqueza por parte de todos, y para todos: ricos y pobre
· El sistema debe ser atractivo para las inversiones externas y de los propios argentinos
· Debe haber libertad de industria y comercio para el sector privado
· El sistema impositivo debe ser equitativo
· Debe tenderse a la justicia y equilibrio en la captación de impuestos y en la distribución de los gastos (federalismo económico)
· Debe haber un valor recibido por los impuestos que se pagan, y suprimirse las fuentes de gastos prebendarios
· La política económica debe estar orientada a un desarrollo sostenido y sustentable
· El país debe defender una moneda propia estable, que sirva de medio pago y reserva de valor

Relaciones Internacionales

· La diplomacia debe defender los intereses del país con eficiencia, y debemos estar
· alineados con los países que respetan en su interior los derechos individuales y encaran la seguridad global con fines democráticos

Ética, valores pensamiento

· Debe trabajarse por una sociedad imbuida de valores republicanos, donde se valoren y privilegien las conductas virtuosas

Justicia

· El Poder Judicial debe ser independiente y garante del libre ejercicio de los derechos individuales y del cumplimiento de los contratos

Educación

· Debe partirse desde la voluntad de las familias, tratando de que surjan alumnos cada vez mejor preparados para enfrentar el mundo laboral.
· Las políticas educativas y acción del estado deben respetar el deber y la voluntad de los padres en materia de educación religiosa, sanitaria y sexual

Religión, culto

· La práctica de la religión debe realizarse de un modo libre y sin interferencias ni presiones del estado

Trabajo

· Las leyes laborales deben estar orientadas a pactos libres de condiciones de trabajo entre empleado y empleador

Desarrollo social y condición humana

· Las políticas sanitarias y sociales deben ser eficaces y estar orientadas a satisfacer las necesidades de los habitantes complementando la actividad privada solo allí donde esta última no pueda satisfacer aquellas

Defensa Nacional

· El sistema de defensa debe estar adaptado a las necesidades del país, y los integrantes de las FFAA deben ser respetados y valorados en su justa medida, y jamás ser vilipendiados como si fueran seres inferiores y deleznables por naturaleza ...

Seguridad interior

· La seguridad de los ciudadanos debe ser protegida razonable y satisfactoriamente con el mismo criterio hacia los integrantes del sistema de defensa interior que el exterior

Medio Ambiente

· La preservación debe integrarse a las conductas y exigirse hasta donde sea razonable hacerlo, teniendo en cuenta el mayor bien posible, y las necesidades de desarrollo de la economía.

Cultura

· Siempre debe existir y defenderse el espacio en la sociedad para el desarrollo y expresiones del pensamiento en un marco de libertad y respeto

Información, prensa y medios

· El gobierno y los organismos públicos deben ser transparentes en su gestión y la actividad periodística debe ser independiente y libre

Familia

· Debe respetarse y defenderse a la familia como la célula básica de la sociedad, originada y formada a partir de la unión perdurable entre un varón y una mujer

De todos estos temas, los hay que tienen que ver 1) con la idiosincrasia del argentino y su marco de referencia, 2) con los sistemas y procesos, más o menos permanentes del estado y 3) con los gobiernos vigentes. Parece conveniente separar estas tres categorías mencionadas, porque para trabajar en cada una de ellas, las personas, los procesos y los tiempos son diferentes. Y las tres áreas forman parte del “teatro de operaciones” del político de vocación.

Marco de referencia y valores de los argentinos

Al recorrer los principios expuestos en las quince áreas mencionadas, y “chequearlos” contra la realidad, verificamos que el problema en gran parte somos los argentinos: no es únicamente el gobierno que haya en cualquier momento o el sistema administrativo que tiene vida propia.

Si bien hay cultura y espacio para el libre desarrollo de las ideas y del pensamiento en un marco general de apertura, respeto y tolerancia, como también para la practica de los propios valores trascendentes como la religión, tenemos muchísimo camino por delante –como pueblo- para que podamos decir que respetamos las libertades individuales, practicamos conductas virtuosas y tenemos convicciones firmes acerca de nuestros valores republicanos.

Nuestros problemas –o “nuestros desafíos” como se los llama ahora – están primero en la persona, y luego en los sistemas y procesos arraigados, y en el gobierno actual o el que lo reemplace.

Nuestro problema fundamental no sería la falta de libertad absoluta, sino lo que hacemos con las libertades disponibles. La propia sociedad, como señala bien Ortega y Gasset, es anterior al propio derecho. La sociedad, “de suyo e ineluctablemente segrega costumbres, usos, lengua, derecho, poder público.”

La sociedad, “no se constituye por acuerdo de sociedades. Al revés: todo acuerdo de voluntades presupone la existencia de una sociedad”.

Los sistemas y procesos vigentes

En segundo termino, están los procesos existentes, que implican problemas y desafíos que están allí, independientemente del gobierno actual.

Estos procesos incluyen al mismo estado (PE, PL, PJ Y Administración Pública nacional, provincial y municipal...), al sistema federal, a los partidos políticos, al sistema electoral y de representatividad, al propio proceso económico, al sistema educativo y de salud, al sistema de defensa externa e interna, a los procesos de comunicación y prensa, y otros procesos menores.

Aquí es donde la acción política debe ser permanente y enraizarse en la sociedad civil. Esto le hace falta al país, y sería bueno que quienes piensan que pueden ser llamados a liderazgos políticos lo tuvieran en cuenta.

Los problemas del gobierno

Los políticos, toman como eje del pensamiento para posicionarse fundamentalmente la acción del gobierno vigente, que “maneja” sin un poder ni responsabilidad absolutos los diferentes procesos tan como estos se vienen desarrollando, puesto que ocupa solo una porción de tiempo el poder.

Pero prometen cosas que van mucho más allá. Por eso todos hablan de “reforma del estado” antes, durante y después de ser gobierno. Mientras gobiernan hablan de la herencia recibida como justificación y luego nos explican porque no pudieron o “no los dejaron” realizar lo que habían propuesto.

El verdadero liderazgo que hace falta

La esencia del liderazgo consiste en proporcionar un sentido y alimentar el impulso del conjunto, lo que se traduce en un esfuerzo colectivo que lleva a un conjunto humano en una dirección.

La generación de ideas propias, más una vida interior intensa y una relación con los demás constructiva, calificada e intensa da por resultado un liderazgo positivo y con significado.

Hay políticos orientados al pasado, que ponen por encima de todo los propios objetivos; egocéntricos, autistas, desconfiados; que inspiran desconfianza y generan apatía; y que se mueven mejor fuera de toda norma objetiva.

Se los reconoce porque tienen más facilidad en destruir que en construir, porque son rápidos para hacer el mal y porque al irse dejan tras de sí el desorden social y el caos.

Los hay orientados al futuro, que ponen por encima de los propios a los objetivos sociedad; integrados a su entorno y que escuchan a quienes los rodean; que brindan e inspiran confianza y generan entusiasmo; y que son capaces de respetar las normas básicas de convivencia.

Se los reconoce porque tienen más facilidad para construir que para destruir, porque son rápidos para hacer el bien y porque cuando pasan, dejan tras de sí el orden social.

Como decía Aristóteles, “hay distintos modos de obtener los mismos fines, y en un entorno natural que es el mismo para todos, unos viven del robo y otros de la pesca”. La Argentina necesita urgentemente que los pescadores tomen el poder y despidan a los ladrones.


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