sábado, octubre 21, 2006

Arlington bonaerensis, o “el día de la lealtad…”

Arlington bonaerensis, o “el día de la lealtad…”

Por Pablo López Herrera (*)

Las fuerzas de choque en acción

Hubiera podido divagar acerca del 17 de octubre partiendo de algunas similitudes entre los prolijos céspedes de San Vicente y Arlington, como lugares de descanso de Perón y Kennedy, y desarrollar un paralelo shackespeariano entre los dos, con tanto claro-oscuro de ambos personajes.

Los acontecimientos de público conocimiento me obligan a cambiar el rumbo de mis reflexiones, para concentrarme en el creciente uso de la violencia privada al servicio del poder. Más allá de la africanización cada vez mas clara de la política argentina, conviene retroceder unos días para una mejor perspectiva.

Al presidente no le gustaba el traslado de los restos en la forma en que se dio, pero tampoco quería quedarse afuera de un acto popular de por sí mediático.

Conviene recordar que en el acto del 25 de mayo de este año se veían en un palco lateral, adustas caras sindicales con ansias de primeros planos, mientras el presidente con sus madres y abuelas se exhibían en el palco principal. La operación política del traslado de los restos del “General” tenía entonces características reivindicatorias y emotivas para los muchachos.

Pero toda acción de los protagonistas de este 17 de octubre debía considerarse como un juego de billar a ocho bandas...

Kirchner y Moyano en una relación particular. El presidente necesita el poder de camionero para mantener los sueldos en un nivel que no le haga disparar la espiral inflacionaria. Pero que en su interior ha de soñar con un “¡Vete...! ¡No me sigas, ni me llames, ni me beses ni me llores, ni me quieras más!”.

Kirchner y Solá en una superposición de responsabilidades por la tranquilidad pública y de intereses en la próxima elección bonaerense. Y en un segundo plano Aníbal Fernández en las gateras, y con responsabilidades como ministro del interior... ¿cómo se explica que Solá no se haya ocupado pro activamente en la seguridad de un acto de la magnitud que tuvo en su propio territorio?.

Kirchner y Lavagna. Aunque éste último no tuvo nada que ver con el acto, como está rodeado de seguidores de Duhalde y avanza como alternativa, muchos lo ven manipulado en las sombras por el ex bañero presidente. Dicho sea de paso, Duhalde aprovechó la parte del acto que se desarrolló en la CGT para hacer acto de presencia.

Los sindicalistas, por su parte, buscan desde hace tiempo que el brazo sindical pase a la primera línea, y que la reivindicación por la redistribución del ingreso sea una bandera sindical y no del gobierno. El 17 de octubre era desde hace años tema de conversación como símbolo peronista en los corrillos sindicales y una jornada exitosa hubiera significado mucho para los muchachos.

Kirchner hizo una jugada acorde a sus intereses: “Muchachos, la guardia para los restos y para la columna, lo demás es todo de ustedes. Si todo está bajo control, me tomo el helicóptero y salgo en la foto. Si hay líos, me borro y quedan ustedes como resabios del aluvión zoológico, como el compañero Duhalde. Y Solá es grandecito...”

Poco importa si el desorden fue previsto de antemano, o fue el vino -y algo más- lo que enardeció los ánimos mientras avanzaba el día.

“Nadie fue”...

Terminado el jaleo, el excelente libro de Juan Bautista “Tata” Yofre podría haber agregado un capítulo entero con todo lo que pasó a continuación. Todos se abalanzaron a defender sus intereses de caciques en un país que tiene forma de república y democracia, y fondo de luchas tribales y a despegarse de presuntas autorías.

Apurado, Daer afirmó: "Creo que hay que hacer un debate interno y, como resultado de ese debate, tiene que emerger una figura que realmente represente al conjunto del movimiento obrero argentino.”

Kirchner, quizás afectado por el “ni yanquis ni marxistas, peronistas” intento explicar: “Que las cosas que suceden, no suceden de casualidad. Hay que apuntar contra Kirchner para frenar el cambio. Pero no importa que nos sigan atacando o descalificando". El boletín oficial Pravda 12 corroboró el efecto del cantito afirmando que: “eso no se lo cantaron a Moyano, se lo cantaron a Kirchner”.

Señaló el “presidente-peronista-para-la-victoria-siempre”, que había que buscar a “grupos que actúan en las sombras” y reclamó ayuda ... “Yo los necesito a ustedes porque solo no puedo, y está visto con lo que pasó ayer que solo no puedo”. Un guiño para una “democracia directa” que da para todo.

Menos creíble después de los sucesos del Hospital Francés, afirmó Kirchner que en la Argentina actual "no hay lugar para los violentos". Quizás debió decir “para otros violentos que los nuestros”, como su lugarteniente Luis D’Elía, subsecretario de Tierras y Hábitat y asaltante de comisaría, que afinó la puntería y dijo lo aquello que el presidente no podía: “Una vez más el matrimonio Duhalde elige el camino de la violencia para resolver lo que no puede resolver con la política, como hizo en el 2001 con los saqueos y en el 2002 con Kosteki y Santillán.”

Julio Piumato, haciendo gala de sus dotes de investigador, fue más allá: “Son los mismos sectores que bombardearon la Plaza de Mayo en 1955. Son los mismos a los que les molestaba que Perón estuviera vivo y ahora no quieren que Kirchner sea reelecto. Había infiltrados, con la cara tapada, que se aprovisionaron de piedras en mochilas. Es un plan del que no sería ajeno la Embajada de Estados Unidos.”

Y para completar la versión oficial, otro próximo a Kirchner, el diputado Carlos Kunkel, completó: “Duhalde y su esposa han vuelto a tener protagonismo. Con esto vuelve la metodología que creíamos superada en Argentina. Evidentemente los sectores que se enfrentaron pertenecen a su orientación.”

Aníbal Fernández, atendiendo su juego, afirmó que la seguridad del acto “correspondía al gobierno provincial” y apoyando al presidente mencionó al “duhaldismo residual”... Y Solá, entre la espada y la pared alcanzó a declamar que: “va a ser necesario optar... ser la Argentina republicana o la Argentina patotera”, sin aclarar de que lado el mismo se va a poner, para caer siempre bien parado.

Moyano –viejo zorro- no se quiso quedar solo y aclaró primero: “El Presidente comparte lo que yo dije, que acá hubo una maniobra preparada para perjudicarnos a todos”... Luego afirmó su intención de no despegarse del poder: “No somos ni chupa medias ni alcahuetes ni obsecuentes. Sencillamente respaldamos al Presidente porque se están haciendo las cosas bien” (“che papusa, oí” ...). Y “papusa” respondió con una declaración de un ministro a un matutino: "yo no escuché a nadie acá hablar mal de Moyano en ningún momento en las últimas 48 horas".

La pitonisa Carrió hizo una buena síntesis: “Hay que terminar con esta parodia de los setenta kirchneristas, y con las plazas de enfrentamientos, que nos condujeron a un hecho tan grave como la desaparición de López. Kirchner genera una violencia incontrolada. Hay una crisis de poder y un poder cebado, protagonizado por un presidente que ha tomado el modelo político de división venezolano, y que produce fuerzas de choque.”

La frutilla de la torta en estos días de impunidad signados por una violencia creciente, la puso un juez que –pasando por encima del derecho de admisión- otorgó lugar en la platea a un dirigente de la barra brava de Boca “con custodia policial”, condenado el año pasado por "coacción agravada por el uso de armas", según Tribunal en lo Criminal N° 6. Eso si, el fallo fue apelado, y condena apelada parece que no es condena... Así estamos, y así vamos.

(*)
www.pablolopezherrera.blogspot.com


No hay comentarios: