jueves, octubre 26, 2006

Liderazgo político

Una visión inspirada en principios y valores


Introducción


El presente trabajo, tiene que ver con el tema del liderazgo, como un tipo de conducta general, y en su relación con los valores, con la formación de líderes, con el mismo ejercicio del liderazgo y con el liderazgo en el cambio.

Pero también más específicamente con el liderazgo político, y con algunos elementos que en mi opinión deberían ser guía para quién pretenda asumir su vocación política en base a los principios de la Iglesia.

Mi aproximación al tema del liderazgo, surgió a partir de mi interés en la conducta de dos exploradores de la Antártida a comienzos del siglo XX: Scott y Shackleton, que organizaron y dirigieron expediciones en las que me se puso de manifiesto –particularmente en su comparación con el viaje de Amudsen- la necesidad de analizar al liderazgo como una disciplina con características propias.

Por el interés y la disponibilidad de material de estudio, me concentré en la expedición de Shackleton de 1914 realizada en un contexto de cambio permanente, analizando aquellas características de la personalidad y de la conducta de Shackleton por cuyo ejercicio se lo considera hoy un modelo de “líder”. Con mis conclusiones preliminares, analicé también textos del propio Napoleón con observaciones sobre las características de los jefes militares que él admiraba, y un análisis de La Bruyère sobre las características del buen soberano. De esa manera elaboré “siete vectores del liderazgo” que me parecen interesantes como contribución para la formación de líderes, o más bien de “redes de liderazgo”. Y como la diferencia entre liderazgo reside en gran parte por los valores que los inspiran, tomé unas reflexiones del propio Napoleón sobre si mismo y del Mariscal Foch sobre Napoleón, que ayudan a poner un foco de luz en tal crucial problema.

El contexto en el que evolucionamos en este principio de siglo, nos muestran que se requerirá de verdaderos líderes para superar desafíos como los cinco siguientes que se nos plantean, y que expongo a título de ejemplo, y sin la pretensión de ser exhaustivo ni completo en el análisis:

1. Existe incertidumbre respecto del futuro, especialmente en numerosos jóvenes, afortunadamente no en todos.
2. El ambiente social favorece a veces la indiferencia, la hermeticidad y la atomización
3. Para muchos, el dinero y el “éxito” constituyen en si mismos falsos indicadores de realización individual y social.
4. La emoción reemplaza en oportunidades a la inteligencia en las conductas individuales y sociales, donde no debería hacerlo.
5. Los marcos sociales de referencia no están totalmente integrados, lo que produce a veces la sensación de falta de sentido o de proyectos compartidos.

Ser católico implica vivir las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia. A los elementos generales de un liderazgo compatible con la ley natural, deben agregarse las exigencias de la Fe.

En ese sentido, agrego unas consideraciones generales sobre el católico y la política, apoyado en palabras del Cardenal Bergoglio, algunas consideraciones sobre las que son –en mi opinión- algunas de las exigencias de la hora, y una propuesta de 10 principios para la acción política del católico.


La esencia del liderazgo

Comencemos por dar algunas imágenes sobre lo que consideramos liderazgo. La esencia del liderazgo, en mi opinión consiste en el arte de la alineación con objetivos de conducta (individual o colectiva) y en el esfuerzo y la perseverancia para seguir luchando por esos objetivos. Se muestra cuando alguien da un paso al frente para hacerse cargo de un proyecto personal o social.

La esencia del liderazgo consiste en la impresión de sentido y de impulso. Normalmente se traduce en un esfuerzo colectivo que lleva a un conjunto humano en una o varias direcciones.

Para saber de quienes estamos hablando, entiendo que los líderes, “no son únicamente quienes ocupan cargos directivos”, como lo afirma Chris Lowney.


El liderazgo no es para “elegidos”
sino para todo aquel que se “hace cargo”
de una tarea o de una misión,
por mas pequeña que sea.


En este sentido y en síntesis, diría que liderar es dar un paso al frente. Y todos podemos –y quizás debemos- dar en nuestras vidas ese paso al frente que divide el antes del después. De ahí que el interés en estos temas sea general y no solamente para “elegidos”.

Antes de presentar “los siete vectores del liderazgo y su dinámica”, veamos como se producen los resultados, las “cuatro” causas que los provocan, cual es el marco de referencia del líder y como se produce el encadenamiento de los liderazgos y la actividad humana “colectiva”. De esta forma el sentido de los “siete vectores” podrá ser analizado por cada uno con mayor sentido práctico, y así mi aporte será mas útil para los asistentes.


Sobre los cambios en general y las causas que los provocan

Si vamos mas atrás en el tiempo, Aristóteles, preceptor de Alejandro Magno, consideraba que las cosas estaban en potencia cuando “podían” ser y en “acto” cuando ya eran realidad. Y para que algo pasara del “no ser”al “ser”, eran necesarias las causas.

Hoy nos resulta obvio que los cambios tienen relación directa con las causas que los producen. Para Aristóteles las causas que hacen que algo que pueda pasar del “no ser” al “ser” son de cuatro tipos:

1. La causa formal aporta la forma, la esencia. Es la idea, la visión, el concepto, la visualización: Ej. Los planos de la casa.

2. La causa material es aquello de lo que esta hecho algo. Son los materiales, las herramientas, los instrumentos: Ej. El terreno donde se va a construir la casa.

3. La causa eficiente es lo que produce la cosa. El proceso. Ej. El arquitecto, los albañiles, la energía, el trabajo que levanta la casa.

4. La causa final es aquello para lo que se hace algo. La meta. El resultado. Para que se vaya a usar. Ej. La casa terminada.

Esto que parece teórico es absolutamente relevante: la idea no es la casa; los materiales solos no son la casa; el trabajo y la energía solos no hacen la casa; y la finalidad no es la casa.
Para que determinada casa exista debe existir la idea que da la forma, lo material con lo que se construye, los procesos y el trabajo que transforman la idea y los materiales en algo determinado, y la finalidad o el objetivo que se comparará con el plano o la idea original.

El que hace proyectos, el acumulador, el que trabaja y el que tiene objetivos claros, producen diferentes cambios según lo hagan con el mismo sentido o con sentido diferente. Parece evidente, pero la realidad muestra que es mas difícil de lo que parece. El rol de los liderazgos es precisamente lograr el sentido.


El marco de referencia del líder

Vistas las causas que producen los resultados, pongámonos en la piel de quien quiere dar un paso adelante y asumir su propio liderazgo.

¿Cuál es el marco de referencia en el que tendrá que moverse como “líder”?

Henry Mintzberg en “El trabajo del directivo” (*) propone tres conjuntos cuya interacción constituyen lo que llamo “el marco de referencia del líder”, que son sus “áreas de trabajo” o su “teatro de operaciones propio”.

El trabajo sobre estas tres áreas muestra o define la envergadura de un líder.

1. Hay una “área o entorno superior”, constituida por las ideas, la planificación, la misión y objetivos que se plantea quien asume un rol de liderazgo.

2. Hay, en segundo término, un “área personal” que constituye la esfera íntima que salvo raras ocasiones no abre a terceros en su totalidad.

3. Y hay, finalmente una “área del grupo de trabajo” que es donde se produce el contacto con los demás.

El verdadero líder, mantiene un ojo abierto en permanencia sobre estas tres áreas y sobre la interacción de las mismas, y un diálogo interior consigo mismo.

En su concepción de la gestión de los negocios Larry Bossidy y Ram Charam (**) mencionan tres áreas que entran en la esfera de acción del directivo: el planeamiento, las personas y los procesos.

(*) El trabajo del directivo – Harvard Business Review - Henry Mintzberg (Catedrático Universidad McGill Montreal e INSEAD de Fontainebleau)

(**)“El arte de la ejecución en los negocios”, Larry Bossidy (Pte. Honeywell Int. – ex GE) & Ram Charam (Consultor, catedrático de Harvard y Kellog)



Grandes ideas + vida interior intensa +
relación con el grupo de trabajo buena calificada e intensa
= liderazgo significativo y positivo



Carencia de ideas + vida interior escasa +
relación con el grupo de trabajo mala, y superficial
= liderazgo escaso y nefasto



El encadenamiento de los liderazgos y la actividad humana

Hablé al principio de “redes de liderazgo”.

En efecto, los liderazgos personales se van encadenando, y es así que los grandes cambios se producen por un encadenamiento de liderazgos.

Los resultados de toda actividad humana son una “función” de las ideas o de la falta de ellas, de los hombres que las tienen o que carecen de ellas y de la acción de unos y la omisión de otros.


La interacción de personas y grupos que tengan similares o diferentes ideas y que actúen o dejen de actuar produce diferentes resultados.

Todo lo que se va produciendo desde el origen del hombre, tiene que ver con este sencillo razonamiento. De ahí que cuando se pretende lograr determinada realidad individual o social, lo que se vaya haciendo sea ir encadenando acciones o actividades de liderazgos individuales alineados en torno a un objetivo común.

Así los efectos de los liderazgos “cruzados” o de la falta de liderazgos son los que producen el mundo real en el que vivimos.


Los siete vectores del liderazgo

Una vez que hemos visto como se producen los resultados, las “cuatro” causas que los provocan, cual es el marco de referencia del líder y como se produce el encadenamiento de los liderazgos y la actividad humana “colectiva”, podremos exponer los “siete vectores del liderazgo”, que podrán ser analizados por cada uno con mayor sentido práctico, y así mi aporte será mas útil para los asistentes. Los llamo vectores y no atributos, aunque lo sean, por dos razones. Por un lado, no constituyen improntas permanentes de la personalidad o de la conducta. Por el otro, no deben observarse como “objetos de contemplación” estáticos, sino como causas de cambio o de transformación del contexto. Y en ese sentido, son absolutamente dinámicos y generadores de sentido.

A ellos llegué realizando un análisis y agrupación de una centena de características que relevé de la conducta de Shackleton, más las observaciones del propio Napoleón sobre las características de los jefes militares que él admiraba, y el análisis de La Bruyère sobre las características que pare él debía poseer “el buen soberano”.

¿Cuáles son estos siete vectores?

•Profesionales: idoneidad, experiencia, conocimientos
•Conceptuales: criterio, sentido común, timing, alineamiento, discernimiento, capacidad de prever, de oír
•Emocionales: carácter, temperamento, fe en si mismo, impulso a la acción
•De relación: sociabilidad, comunicación
•De mando: capacidad de conducción, motivación, animación del grupo
•Logísticos: capacidad de manejar los aspectos materiales de los proyectos, calidad de ejecución
•Éticos: capacidad de discernir el bien y el mal e intentar practicar el primero antes que el segundo


La integración dinámica de los vectores

¿Cómo se integran los vectores que anidan en cada “líder”?

Los “vectores de liderazgo” se integran y convierten en dinámicos y en causas de cambios en el “entorno” mediante la “energía” (las pilas...) que pone el que quiere asumir ese rol. Si se observan las características del tipo de pensamiento y las formas de actuar de una persona, se pueden determinar las características que asumirá un liderazgo determinado.

En el cuadro que sigue, se pueden ver algunas de estas características -a mi modo de ver esenciales- que ayudan a prever los resultados en el “entorno” de la acción de los líderes.

Alineación y esfuerzo

Integración positiva

Si el pensamiento está orientado a ...

Futuro
Objetivos sociedad
Confianza
Normas
Integración
Escucha

Si su energía está orientada a ...

Acción
Entusiasmo
Insistencia
Unidad
Rapidez
Orden

Integración negativa

Si el pensamiento está orientado a ...

Pasado
Propios
Desconfianza
Anomia
Egocentrismo
Autismo

Si la energía está orientada a ...

Pasividad
Apatía
Abandono
Destrucción
Lentitud
Desorden



Al pasar por el “tamiz” propuesto el liderazgo que queramos analizar, caemos de lleno en el terreno de los valores.



Liderazgo y valores: Napoleón y Foch

Efectivamente, el liderazgo no es indiferente a los valores ni al contexto social en el que se desarrolla.

Y para quedarnos en el terreno de las realidades, veamos un par de razonamientos efectuados por Napoleón sobre los que el consideraba los Grandes Capitanes –los líderes que admiraba y constituían para el su ejemplo- y sobre la construcción de su poder. Es lo que llamaría liderazgo con “alineación funcional”

“Los Grandes Capitanes se ajustaron a las reglas y a los principios naturales del arte, hicieron una relación inteligente entre fines y medios, fueron exactos en las combinaciones, y se esforzaron para superar los obstáculos”.

“Mi poder esta basado en mi gloria, y mi gloria en las victorias que he logrado. Mi poder caería si yo no le diera como sustento mas gloria y nuevas victorias. La conquista me hace lo que soy; solo la conquista me puede mantener”.

Y veamos ahora lo que pensaba el Mariscal Foch sobre Napoleón, cuyas observaciones nos brindan una muestra de “liderazgo con valores” en la misma profesión o actividad que Napoleón.

Decía Foch que “Napoleón se olvido de que un hombre no puede ser Dios, que por encima del individuo está la nación, y sobre los hombres, la ley moral: se olvidó de que la guerra no es el fin mas alto, porque la paz está por encima”.

Huelgan los comentarios.


¿Cómo se forma a un líder?

Dice Aristóteles en su Ética Eudemia: “Si se reúne a la vez la virtud del arte de la zapatería y la virtud del buen zapatero, la obra que resulte será un buen zapato”

Si se me permite reemplazar términos en esa “ecuación” para aplicar el razonamiento a nuestro tema, nos queda que: “Si se reúne a la vez la virtud del arte del liderazgo y la virtud del buen líder, la obra que resulte será un buen liderazgo”.

Hemos hablado ya del “arte del liderazgo”. Hablemos un poco acerca de cómo se va forjando un líder.

Para Hunter, en “La Paradoja”, hay un proceso interior que lleva al liderazgo, que tiene que ver con las ideas, los actos, el carácter y el destino. Para este autor, “las ideas se convierten en actos, los actos en nuestro carácter, y nuestro carácter en nuestro destino.”

Resulta muy interesante como fundamenta la “legitimidad ética” del líder Hunter. Para el, el líder es “alguien que, con la voluntad, asume un comportamiento que consiste en la identificación y satisfacción, de las legitimas necesidades de una empresa o proyecto a cuyo servicio esta el líder. Esta actividad, libremente elegida, asumida con responsabilidad, y realizada de modo consistente y habitual funda la autoridad que da derecho al liderazgo.”

El estilo de liderazgo que adapte cada uno, tendrá que ver con lo que haga para satisfacer esas necesidades en el contexto del propio proyecto, y del equilibrio y balance entre las necesidades que pretenda satisfacer y sus objetivos personales.

Según el modo de ver de Hunter, el líder no es el “que hace todo”. Mas bien “el liderazgo se asemeja a la acción del jardinero que se dedica a construir y a cultivar un jardín donde las plantas crecerán, obedeciendo a causas ajenas al propio jardinero”.

Cuando se ve a un líder indiscutido y se dice “líder se nace y no se hace” en realidad se omite que hubo un proceso de formación del carácter, de un modo similar al que se decía antes que la repetición de los buenos actos generaba el “hábito”de la virtud. La repetición de actos de “liderazgo” produce el “hábito” del liderazgo, y forja el carácter de líder.

La combinación de talento y carácter hace los grandes líderes, siendo el carácter el factor diferencial: “Los hombres de carácter son infinitamente más raros que los de talento. El talento puede no ser más que un don de la naturaleza. El carácter es el resultado de mil victorias logradas por el hombre sobre si mismo”. (François de Salignac de la Mothe-Jénelan – Metagnosis)

Y como «las victorias del hombre sobre si mismo» pertenecen a su intimidad, no son generalmente vistas por los demás. Y al no ser vistas , se considera que el liderazgo es un «don» que es atribuído a algunos en forma arbitraria y misteriosa. Lo que resulta tambien -a veces- un pretexto para evitar las propias responsabilidades en asumir liderazgos que la sociedad necesita.

El liderazgo sería en este sentido un tipo de conducta integrada a la formación y a la educación de la persona. Y en este sentido, entiendo que se puede y se debe «formar y educar» en «liderazgo», como se hace con las diferentes disciplinas que contribuyen a la formación, educación y capacitación de la persona.



Una visión poética del liderazgo

Tres ideas más poéticas o intelectuales que considero tienen que ver con la esencia del liderazgo:

1. "Conozco a los que buscan el mar al paso lento de sus caravanas, y que necesitan el mar. Y cuando llegan se maravillan. Y sus corazones son lavados de la esclavitud de las cosas pequeñas. Entonces cargan provisiones de inmensidad y traen a su casa la felicidad plena que han encontrado. Y la casa se cambia porque existe en algún lugar la salida del sol en la llanura, y el mar. Porque todo se abre a algo más amplio que uno mismo. Todo se hace camino y ventana sobre algo distinto de uno mismo." (Antoine de Saint-Exupéry, Ciudadela)

2. “Hay distintos modos de obtener los mismos fines, y en un entorno natural que es el mismo para todos, unos viven del robo y otros de la pesca”. (Aristóteles, Política)

3. “Ciertamente, ningún hombre viviente podría haber sido de un modo efectivo el líder de nuestra expedición. No había otro como el. El fue el Corazón, el Cerebro, el Maestro y el Guía. (*)” (Edward Evans, Segundo de a bordo en el Terra Nova, Expedición Británica a la Antártica de 1910, citado en “Al Sud con Scott”)


(*)

Corazón = Energía
Cerebro = Ideas, forma
Maestro = Transmisión
Guía = Rumbo


Los católicos y la política

En momentos en que es particularmente necesaria la acción política de los católicos, me parece conveniente retomar algunas ideas recientemente transmitidas por nuestro cardenal particularmente movilizadoras, y luego de agregar algunas consideraciones generales sobre las exigencias de la hora, proponer diez principios - tomados de aspectos constitutivos y fundantes de nuestro país y de la experiencia humana - que propongo como un marco de referencia insoslayable para que la mencionada acción política sea efectiva y constructiva.

Algunos lineamientos expresados por nuestro Cardenal

"Estamos en una instancia crucial de nuestra Patria. Crucial y fundante: por eso mismo llena de esperanza. La esperanza esta tan lejos del facilismo como de la pusilanimidad. Exige lo mejor de nosotros mismos en la tarea de reconstruir lo común, lo que nos hace un pueblo. Estas reflexiones han pretendido solamente despertar un deseo: el de poner manos a la obra, animados e iluminados por nuestra propia historia. El de no dejar caer el sueño de una Patria de hermanos que guió a tantos hombres y mujeres en esta tierra. ¿Que dirán de nosotros las generaciones venideras? ¿Estaremos a la altura de los desafíos que se nos presentan? ¿Porque no?, Es la respuesta. Sin grandilocuencias, sin mesianismos, sin certezas imposibles, se trata de bucear valientemente en nuestros ideales, en aquellos que nos guiaron en nuestra historia, y de empezar ahora mismo a poner en marcha otras posibilidades, otros valores, otras conductas. "

(Cardenal Jorge Mario Bergoglio a las comunidades educativas el 10 de abril de 2002 - revista Criterio - Junio 2002)

"... ninguna altura espiritual, ningún proyecto de grandes esperanzas puede hacerse real si no se construye y se sostiene desde abajo: desde el abajamiento de los propios intereses, desde el abajamiento al trabajo paciente y cotidiano que aniquila toda soberbia ... lo mejor es dejar que el Zaqueo que hay dentro de cada uno de nosotros se deje mirar por el Señor y acepte la invitación a bajar ... este llamado del Evangelio es memoria y camino de esperanza ... ahora o nunca, busquemos la refundación de nuestro vinculo social, como tantas veces lo reclamamos con toda la sociedad y, como este publicano arrepentido y feliz, demos rienda suelta a nuestra grandeza: la grandeza de dar y de darnos ... hay que dar lugar al tiempo y a la constancia organizativa creadora, apelar menos al reclamo, estéril, a las ilusiones y promesas, y dedicarnos a la acción firme y perseverante "

(de la Homilía pronunciada por el cardenal Jorge Mario Bergoglio en el Te Deum del 25 de mayo de 2002 - revista Criterio - Junio 2002 )

Las exigencias de la hora

La situación por la que atraviesa nuestro país es particularmente difícil y compleja. El deterioro moral, político, económico y social es tan grave y profundo que aun poniendo en aplicación un plan que tuviera consenso y sustento político, sus efectos no serian inmediatos. Las buenas y sensatas ideas están dispersas o les falta sustento político, y existe un serio y fundado cuestionamiento sobre los principales dirigentes. Y no se ve claramente a través de las encuestas que se proyecte claramente ningún dirigente con idoneidad técnica y moral para las próximas elecciones. El gobierno actual no ha generado todavía un proyecto coherente que haya podido concitar adhesiones en calidad y cantidad como para despertar la esperanza de poder avanzar ordenadamente y en paz hacia un futuro de unión de los argentinos. Ante tal situación, cabe esperar en los próximos meses por lo menos el mismo desorden y confusión que los que reinan actualmente. No todos los católicos pensamos igual en todo, ni participamos en las mismas agrupaciones políticas.

Por esta razón me parece indispensable proponer dos aspectos esenciales que cualquier gobierno tendrá que acometer, mas allá de los discursos y mas allá de todas las reformas y acciones necesarias para mejorar la situación de nuestro país: la moneda -como instrumento necesario- y la lucha contra la exclusión y la pobreza como fin de la acción.

No hay país que tenga o que pretenda un mínimo de estabilidad que no tenga moneda. Un país de mas de treinta millones de personas sin moneda no puede hacer un presupuesto y sin presupuesto no puede haber justicia, libertad y el mínimo orden económico. Desde Aristóteles, una moneda es unidad de cuenta para poder medir el valor de los bienes, instrumento de transacción universalmente aceptado y reserva de valor en si misma. Por lo tanto resulta prioritario para nuestro país disponer de una moneda que permita cumplir esas tres funciones. La moneda no sirve solo para las grandes empresas o los bancos. Principalmente los pobres y quienes administran el dinero para la asistencia social necesitan que mantenga su valor, que sea aceptado, que pueda circular sin descuentos y que pueda medir los bienes a adquirir. Por eso debe ser un objetivo prioritario de cualquier gobierno el que dispongamos de una moneda en su triple y aristotélica acepción. Disponer de una moneda falsa ha sido, es y será una fuente de inestabilidad, de corrupción, y de transferencia de ingresos en nuestro país.

Para luchar contra la exclusión y contra la pobreza el Estado debe fomentar la producción de riqueza y favorecer la distribución -tanto la voluntaria como es la que se hace por solidaridad, como la que se realiza utilizando el dinero del estado- de un modo eficiente y honesto. Si se pone el acento solo en la generación de riqueza, no esta escrito que la solidaridad supla todas las necesidades, y si se pone el acento solo en la distribución, se espanta a la inversión nacional y externa. Esto incluye a la pequeña y mediana empresa y al comercio, principales generadores de empleo. De acuerdo a los datos que se conocen, la distribución en nuestro país es cara y corrupta. Agregado esto a la evasión crónica impositiva de muchas grandes, medianas y pequeñas empresas, se genera la falta de fondos, la inequidad impositiva y la imposibilidad para el Estado de cumplir su rol.

Estos dos grandes temas - no únicos ni excluyentes - pero si de una importancia vital hacen muy difícil e ingrato el ejercicio de un poder que quiera ser justo, equitativo y solidario. Además de requerir personas experimentadas, capacitadas, idóneas, honestas y responsables, tendremos que tener una visión de futuro y "dar lugar al tiempo y a la constancia organizativa creadora, apelar menos al reclamo, estéril, a las ilusiones y promesas, y dedicarnos a la acción firme y perseverante " como nos dijera nuestro Cardenal.

Por lo tanto, y ante la existencia de múltiples iniciativas e incentivos que manifiestan la diversidad de enfoques y la complejidad y riqueza del ser humano, resulta indispensable - sea cual fuere el partido, la agrupación o el movimiento en que se milite - disponer de algunos principios que constituyen aspectos permanentes de nuestra identidad, y que conviene nos sirvan de guía para transitar el camino ancho pero que igual tiene los limites que nos dan la forma como país.

10 principios para la acción política del católico

1 - La acción política del católico debe estar orientada por la preeminencia de principios éticos y morales compatibles con la Fe. En el lugar en donde esté, debe haber compatibilidad con la Fe tanto en las ideas, como en la acción de los partidos o movimientos y en el interior de las personas que los lideran. Solo con las ideas adecuadas, con asociaciones políticas fuertes y eficaces y con personas honestas que trabajen por el bien común, se podrá solucionar los males que aquejan a nuestro país.

2 - Una elemental vida civilizada surgirá de una sociedad sin corrupción. La corrupción se da tanto en el campo de las ideas, como en las acciones de grupos humanos y de individuos.

3 - Los objetivos señalados en el preámbulo de la Constitución legada por nuestros padres fundadores tienen plena vigencia y su espíritu sigue sintetizando los fines del poder. Estos constituyen el marco de referencia y la guía de la actividad política: constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad.

4 - El sistema político representativo, republicano y federal forma parte de nuestra organización política:

- Respecto de la representación y la representatividad, es necesario mejorar los sistemas de representación para que puedan acceder los ciudadanos honestos e idóneos y para que se consolide un genuino sistema democrático en el que el pueblo gobierna a través de sus representantes, elegidos en elecciones libres.

- También debemos fortalecer los principios republicanos nuestro país como una comunidad de ciudadanos libres. Esto incluye y requiere la división de poderes; un sistema jurídico que garantice la realización de la justicia y la preservación de los derechos; y fuerzas armadas y de seguridad que le permitan mantener la paz y la seguridad y organizar la defensa en torno a los objetivos manifestados en la Constitución.

- Respecto del sistema federal entendemos necesario reforzar el rol de las provincias, de las regiones, descentralizando funciones y presupuesto, y poniendo énfasis en un Gobierno Nacional que consolide a la Nación Argentina como una unidad de destino en la que las Provincias se integran en un todo, La Nación, que integra al país y que tiene un fin superior al de sus componentes. Por otra parte, es la única manera de ocupar un lugar el mundo como Nación y no como un conglomerado.

5 - La actividad política y administrativa del estado debe ser eficiente y su costo el menor posible. Para ello es esencial que este disminuya y se aumente la efectividad del aparato estatal, en todas las estructuras ejecutivas, legislativas y judiciales, nacionales, provinciales y municipales, mediante el análisis de su justificación, el mejoramiento de la eficiencia y la lucha contra la corrupción.

6 - Hoy son prioritarios en forma coincidente y simultanea el desarrollo económico y la lucha contra la pobreza y la exclusión. La mejor manera de combatir a la pobreza es favorecer la creación y la distribución de la riqueza en un marco que favorezca la libertad de comercio como medio para incentivar una sana competencia. El Estado debe posibilitar que esta creación y distribución sea efectiva. En este sentido debe incentivarse la creación de la riqueza a partir de la actividad privada en todos los niveles de la actividad económica y no solo en el de los grandes grupos económicos. Las pequeñas y medianas empresas y el comercio son los mayores generadores de trabajo. Todos los ciudadanos que pueden producir riqueza aun desde el lugar mas insignificante, deben estar incentivados a ello para poder así ser dueños de su destino temporal. La necesaria asistencia estatal, y la solidaridad social deben cubrir solamente lo que los ciudadanos no pueden hacer por si mismos.

7 - La lucha contra la pobreza y contra la exclusión no debe estar basada exclusivamente en el asistencialismo sino en la generación de un clima y de un marco de referencia que estimule el trabajo productivo y eficiente. De este modo, la asistencia a los pobres se debe ir concentrando en aquellos que por razones de imposible control o modificación, no pueden abastecer sus necesidades. Pero con igual o superior intensidad, debe trabajarse en aumentar la cantidad de población económicamente prospera e independiente, y en consecuencia libre y responsable. La inclusión debe hacerse para que los excluidos pasen a estar incluidos, y la acción política debe tener por fin el disminuir la asistencia masiva y permanente para que quede circunscripta a aquellos que no pueden incluirse en las actividades productivas por falencias insalvables.

8 - La educación tanto en sus contenidos como en las formas modernas de su ejecución, deben permitir el doble aspecto de preparación para el trabajo humano y para la búsqueda de la perfección intelectual y moral. Para esto debe buscarse un sano equilibrio y complementación de la educación privada y la estatal. La salud debe reestructurarse mediante la adecuada complementación de hospitales públicos, obras sociales, sindicales y empresas de medicina prepaga. La política de salud debe considerar a la persona humana desde el momento de la concepción. Como católicos, debemos luchar por la realización de políticas compatibles con la doctrina que profesamos.

9 - En lo internacional el país debe luchar por su independencia y fortaleza política y económica, pero no dejar de estar integrados al mundo para poder estar 'conectados' en orden a la libertad de circulación de personas y bienes, en nuestras comunicaciones, y también estar actualizados tecnológicamente y poder aprovechar las oportunidades que brinda el comercio. En cuanto a la llamada globalización, y como dijera el arzobispo Diarmuid Martin durante su intervención en la 90ª Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Ginebra del 3 al 20 de junio de 2002, se deben «identificar qué elementos conducen a una integración socialmente favorable en el proceso de globalización y cuáles promueven la marginación», «La transformación satisfactoria del proceso de globalización requiere políticas que impulsen una inclusión y una integración mayor y menos fragmentación».

10 - La paz interior en un marco de justicia y de perdón es un bien que es necesario mantener para la reconstrucción nacional. Sobre el amor se construye y sobre el odio se divide. "No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón: esto es lo que quiero recordar a cuantos tienen en sus manos el destino de las comunidades humanas, para que se dejen guiar siempre en sus graves y difíciles decisiones por la luz del verdadero bien del hombre, en la perspectiva del bien común." (del mensaje de Su Santidad Juan Pablo II para la Celebración de la Jornada Mundial de la Paz el 8 de diciembre de 2001)


Se puede contactar al autor en la siguiente dirección de Internet:
pablolopezherrera@yahoo.com.ar

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