miércoles, octubre 18, 2006

Muerda Moreno, muerda...

Muerda Moreno, muerda...

Por Pablo López Herrera (*)

Y la libertad de comercio, bien gracias.


"Moreno es más bueno que Lassie. A veces, yo creo que hasta tendría que morder un poquito más", dijo como al pasar el presidente a un matutino el 21 de mayo de 2006.

Y el obediente "Lassie" mordió… Y "Kirchnerlandia" podrá –quizás- exhibir índices oficiales de precios que contribuirán a la reelección del oficialismo, y conseguir que los votantes valoren positivamente la extensión del "acuerdo" de precios "convenida" con las principales cadenas de supermercados hasta fines del año que viene. Además, no se le escaparán los pedales de la economía.

En los hechos, esta "mordida" será simplemente una de las tantas formas en las que contribuye la sociedad que trabaja, que produce y que comercia para mantener el yugo en su lugar. El reconocimiento de los empresarios a esta política, parece una manifestación de una nueva variedad del síndrome de Estocolmo, por el cual la víctima termina queriendo a su verdugo.

Claro es, sin embargo, que se trata de un acuerdo para la foto. Bien lo sabe quién recorre las góndolas buscando afanosa y acaso infructuosamente los precios de los índices oficiales, que en el mejor de los casos constituyen una ínfima parte de las compras.

Mientras tanto, los medios exhiben profusamente las públicas demostraciones de los dirigentes empresarios de adhesión al control de costos, que no de precios en el decir del diligente "Lassie" que además de morder habla, y exhiben menos profusamente el sistema de presentaciones de listados de proveedores y precios "a presión" que habría inaugurado el diligente Coto en su primera visita al mismo presidente luego que este lo reprendiera públicamente por hacer una estimación de la inflación en el simposio de IDEA.

El precio del gasoil es más difícil de controlar. Y aunque aquí tenga en reserva el presidente al caniche D'Elia como dócil mastín, los secretarios Moreno y Miceli van marcando la cancha: las empresas "están obligadas a suministrar y abastecer al mercado con la totalidad del combustible que el mercado demande".

Bien conoce en estos días el precio real del gasoil, quien lo necesita para las tareas rurales. Aquí los proveedores son menos. Y se trata de compensarlos con una mezcla de exención impositiva a la indispensable importación de gas oil, mientras se los castiga con retenciones del 45 % a las exportaciones de petróleo crudo y se los premia con retenciones del 5 % a la exportación de naftas. Un galimatías solo comprensible para especialistas, con el único objetivo de demostrar que "hay una economía alternativa posible" a "las recetas del FMI".

Mientras tanto, el espíritu de Newton sonríe esperando a ver como cae la manzana...


Las leyes de la economía nos enseñan desde los orígenes que no se puede fijar simultáneamente el precio y la cantidad de los bienes comercializados. Si se fija un precio bajo, los productos escasearán. Si se limita la cantidad, los precios subirán. Por más que el presidente declare que "no me van a hacer doblar las rodillas". Si ni Perón ni Alfonsín pudieron resistir a la fuerza de la gravedad, menos lo podrá hacer Kirchner. No es un problema de quien es el más duro…

Perón lo fue en su momento. El 1 de mayo de 1952 en un famoso discurso llamado "la hora de los pueblos" dijo textualmente: "aumentan los precios y se hacen los angelitos. Organizan la falta de carne y dicen que ellos no tienen la culpa. Al contrario, por ahí, en un diario, sacan un artículo diciendo que ellos, en apoyo del Gobierno, quieren que venga la carne, pero la carne no viene. Todo esto nos está demostrando que se trata de una guerra psicológica organizada y dirigida desde el exterior, con agentes en lo interno. Hay que buscar a esos agentes, que se pueden encontrar si uno está atento, y donde se los encuentre, colgarlos en un árbol." Pero, finalmente, tampoco pudo vencer la ley de la gravedad… y la carne vino a "precios de mercado" mientras hubo carne.
Otros si digo. Bajo la dictadura comunista en la Unión Soviética, había una especie de refrán en la administración pública que rezaba así: "ustedes hacen como que nos pagan, nosotros hacemos como que trabajamos". Una manera de expresar que los derechos y las obligaciones, para ser exigibles, deben ser cumplidos por todos en un marco de justicia y equilibrio. O dejan de ser exigibles. Esto está pasando en nuestro país, y constituye el camino directo a la anarquía y a la servidumbre.

(*) Miembro del Consejo Consultivo de Atlas-1853

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